A 40 años de su asesinato

¿Domesticar al padre Carlos?

11/05/2014
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

 

Las travesuras de los dioses son infinitas: el mismo día que conmemoramos 40 años del asesinato del padre Carlos Múgica (creyente y militante por la vida en las villas de argentina), se cumple un año de que la justicia guatemalteca diera en fallo histórico el nombre de genocida a Ríos Mont.
 
La dialéctica surge con naturalidad: hay mártires porque hay personas y sistemas dispuestos a matar. En tiempos de dictadores, imperios descarados y represión abierta, es más fácil identificar a la bestia; pero en tiempos de mutaciones, disfraces, buitres camaleónicos y la desinformación de masas, resulta más difícil tener la mirada escatológica del carpintero de Galilea: aunque crecen juntos, la cizaña y el trigo serán separados.
 
 Esto resulta especialmente claro en la actualidad socio-religiosa de América Latina después del “Habemus Franciscus”: se vuelve fundamental matizar, defender las militancias históricas por la vida y cuidar la vida desde la base.
 
Y aquí, la memoria de Carlos Múgica, debe ser siempre una memoria incómoda para el poder, para los de arriba, para los que en cada momento histórico construyen el mal: el padre Múgica fue asesinado por soñar y luchar por un mundo nuevo desde los pobres, un mundo que se estructure desde los siempre desechados por el poder.
 
Pero si lo anterior es así, surgen muchas preguntas:
 
¿Puede la Iglesia Católico Jerárquica argentina reivindicar al padre Carlos, habiendo sido cómplice estructural del genocidio de la dictadura?
 
¿Puede el gobierno de turno defender el legado de un “cura villero”, al mismo tiempo que invisibiliza a millones de pobres en el país y que no cesa en su violencia etnocéntrica?
 
Lo cierto es que si pueden, porque lo han hecho: la conferencia episcopal Argentina en pleno reivindicó al cura y la presidenta de la nación inauguró una escultura y hablo del padrecito. Por esto, como los de arriba pueden robar personajes y discursos, la pregunta que desde abajo resuena, se vuelve fundamental: ¿Se puede domesticar en homilías, esculturas o plaquetas a seres humanos como el padre Carlos?
 
Que lo diga la historia y sus caminantes… ya tenemos el ejemplo del pescador de Medio Oriente.
 
Francisco Bosch
Lic. en Teologia
 
Las Palmas, El Salvador
 
 
https://www.alainet.org/es/active/73665
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS