La desesperación del régimen
27/04/2014
- Opinión
El paro agrario que Dignidad Agropecuaria anunciara, ante los incumplimientos del gobierno, se concretó a pesar de la pataleta que sin ton ni son ha armado el gobierno a través de todos los medios de comunicación.
Los ministros de hacienda, agricultura e interior, no han parado de decir que el gobierno ha cumplido los acuerdos y que los campesinos no tienen razón en insistir en su protesta, adicionando acusaciones que no convencen, como las de que el paro es político o que los dirigentes agrarios definitivamente se han especializado en promover disturbios y están ciegos frente a las realizaciones gubernamentales.
Han fletado “dirigentes” para la coyuntura o resucitado difuntos como la Anuc, sin que hayan valido estas trapisondas para hacer desistir a los campesinos.
Incluso un desteñido ministro de defensa se ha atrevido a difamar el movimiento de Dignidad Agropecuaria al afirmar que los grupos subversivos infiltraron el paro agrario. Decir esto, por lo que al Meta se refiere, es una especie de autismo culposo. Desesperación; incapacidad para gobernar; añadimos; carencia de decencia estiman otros; desfachatez se oyó por todos lados; como no han sido capaces o no están en disposición de resolver los problemas, acuden a los subterfugios que rondan con la calumnia.
En el mejor estilo fachista, engañan reiteradamente en la esperanza de que una mentira repetida como sonsonete se convierta en verdad para la opinión.
“Removimos el problema de las deudas” anuncian, cacareando seguidamente la millonada correspondiente, pero a renglón seguido establecen un limitante miserable que expulsa de la solución a la mayoría de labriegos afectados por las deudas; “las uvas están verdes” claman estos últimos.
Que los precios están definidos para los arroceros por el lapso de un año, pero a continuación incluyen en resoluciones inconsultas y tramposas cláusulas para que el oligopolio molinero, por la puerta de atrás, expropie de los beneficios a los productores, mientras se “embolsillan” los subsidios que el ministro generosamente les echa en sus abultadas arcas.
El elefante del contrabando les invade la sala, sin que se percaten de ello y pretenden que con el aplastamiento de las cucarachas se les crea que no vieron entrar el paquidermo. No notaron entrar 10.000 tractomulas que llegan principalmente a la capital de la república y pretenden que la captura de dos o tres los exculpa de su responsabilidad.
Los precios de los insumos y de los combustibles continúan creciendo en las barbas del gobierno, mientras en Ecuador o Venezuela se consiguen a mitad de precio y pretenden hacer creer que una medida de control de los mismos perjudicará a los agricultores; como para la sección de “Ripley: aunque usted no lo crea”, estos “sesudos” análisis ministeriales.
Villavicencio, abril 28 de 2014
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