Happy birthday TLC?

13/04/2014
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Un año más, podría pensarse que aún no es tiempo de evaluaciones, pero ni modo, hay que hacerlas porque si algo se ha hecho desde el sistema actual es prometer estrategias que en apariencia generarían resultados rápidos de crecimiento y desarrollo para el país y sus regiones. Desde la firma del TLC no ha sucedido nada de eso, las promesas rotas de unas mayores exportaciones, de la expansión del comercio, pero también de unas mejores instituciones, de las garantías y respeto a un trabajo decente y a la asociación han sido la característica de estos primeros dos años de TLC con los Estados Unidos de Norte América (EEUU), nuestro histórico aliado.
 
Empecemos por el tema laboral. Los presidentes Santos y Obama firmaron un Plan de Acción laboral, desde hace ya tres años, un año antes de la entrada en vigencia del TLC. La Escuela Nacional Sindical ha venido reportando la preocupación, incluso manifiesta más allá que acá obviamente, por el incumplimiento que el país ha venido presentando en la agenda laboral definida como prioritaria ante la firma del Tratado. En este tiempo la ENS reporta 73 asesinatos a sindicalistas y a pesar de las campañas en pro de las garantías de asociación y del trabajo decente que adelantan la Embajada de los EEUU junto a la Procuraduría, los magros resultados aún distan de lo esperado. El Presidente debió salir en esta semana a promulgar reparaciones y defensa a los sindicalistas, pero esto debe trascender la inmediatez y los titulares, debe ser una opción del país por la democratización y la defensa del trabajo decente.
 
Fue significativo el hecho de que una de las empresas más emblemáticas del país (Bavaria) volviera a contar, después de 12 años, con una negociación colectiva. El país sigue mirando al sindicalismo como una maldición y eso legitima la acción de las llamadas fuerzas oscuras. La reinvención del sindicalismo, el fortalecimiento de los mercados laborales, la apuesta por la democracia incluso al interior de las mismas organizaciones deberían ser componentes en procura de mayor equidad y productividad, tal y como sucede en otras latitudes, incluyendo el propio EEUU; incluso debería ser parte de la agenda en el postconflicto.
 
Por el lado del comercio exterior el asunto no dista de ser lo mismo, incluso peor. Las fuentes oficiales reconocen una caída de la exportaciones hacia EEUU en época del TLC, del 3.4%. Esta cifra por si sola es crítica, y lo es más aun cuando el Sistema de Información Alternativo (SIA) de Recalca (Red colombiana de acción frente al libre comercio) estima una caída del 12.75%. Es que los resultados cambian si se mira lo que pasa mes a mes, año a año o en el período mayo de 2012-febrero de 2014. Vamos a intentar ser más concretos. Si se realiza el análisis con datos anuales para evitar ruidos (estacionalidades en la información), se tiene que en el 2013 las exportaciones a EEUU con cifras del DANE cayeron el 15.5% (21.833 millones de dólares en 2012 a 18.459 en 2013) Es de anotar que el descenso también se da cuando se compara con el año 2011.
 
Ahora tampoco son tantas las bondades para el lado de los gringos, las importaciones también cayeron el 25.1%, pasando de 11.434 millones de dólares a 8.569 millones de dólares. Así que dos mitos: uno frente al incremento de las exportaciones y dos el temor de inundarnos de bienes y servicios de los EEUU,  han quedado sin ningún piso.
 
De todas formas la balanza comercial de Colombia con los EEUU sigue siendo positiva a pesar de la caída que ha venido presentando. De hecho pasó entre el 2012 y el 2013 de $10.399 millones de dólares a $9.890 millones de dólares. Pero también hay que decir que los EEUU han venido disminuyendo su importancia en las ventas de Colombia al mundo. Cuando en el año 2008 participó con la compra del 35.7%  de los bienes y servicios, en febrero de 2014 esa participación cayó al 30.5%. Esto se podría mirar de dos formas. Es bueno que restemos tanta dependencia de los EEUU para colocar nuestros productos en el exterior. Pero también es cierto que ante tanta alharaca con el TLC este poco ha contribuido a que vendamos más bienes y servicios en ese mercado.
 
Las condiciones estructurales del país también van marcando las características de nuestro comercio exterior. La primera gran apertura económica en tiempos modernos no se realizó a comienzos de la década de 1990 sino en 1967 donde se implementó toda una estrategia de promoción de exportaciones, de manejo cambiario que si posibilitó una modificación significativa de las exportaciones, donde los bienes agroindustriales y manufacturados comenzaron a tener una relevancia en la oferta exportable. Sin embargo, el país optó por la desindustrialización y las desagrarización haciendo que desde hace 30 años los bienes primarios, especialmente del sector minero sean en promedio, el 54% de las exportaciones.
 
Con el comercio hacia los EEUU el asunto es aun de mayor profundidad. En el año 2012 el 83.8% de las exportaciones colombianas a los EEUU fueron bienes minero energéticos, esta cifra en el 2013 cayó al 68.4%, aspecto que por demás explica la caída de las exportaciones a ese país. Básicamente se habla de Petróleo, es decir, el petróleo explica el 78% de las ventas minero energéticas a los EEUU, o si se prefiere, el 53.6% del total de las exportaciones.
 
Frente a los demás sectores se tiene que las exportaciones de bienes agrícolas aumentaron para el 2013 en el 2.8% pero los bienes agroindustriales disminuyeron el 12.5%. El sector manufacturero que solo participa con el 4% de las exportaciones a lo EEUU decreció en el 2013 el  0.7%.
 
Ni modo, no hay Happy birthday TLC Mr. President. El TLC no alegra, pero es que tampoco hace ningún daño. El susto ante su entrada en vigencia se ha desvanecido, es solo un acuerdo más, sobre una economía que no reacciona ante las oportunidades y mucho menos ante los posibles riesgos. No aprovechamos las posibles ventajas en mercados externos sencillamente porque no tenemos músculo, estructura productiva para hacerlo, nos desvanecemos en el comercio porque dependemos de los hidrocarburos y el vaivén de los precios internacionales. Y lo que podría ser provechoso en tanto fortalecimiento institucional y democracia, tampoco lo hacemos porque hasta en eso incumplimos, en los acuerdos nos quedamos rezagados y nuestras instituciones y en general la sociedad es incapaz de asumir relaciones de mayor transparencia, equidad y democracia.
 
Los TLC, los acuerdos regionales de comercio, tienen que ser una estrategia clara de crecimiento y desarrollo e ir a la par de políticas públicas internas que posibiliten el fortalecimiento de las estructuras productivas y sociales existentes. Los acuerdos deben ser el vehículo para la eliminación de asimetrías entre los países, en el acercamiento de sus condiciones de producción y regulación. De lo contrario son simples convenios que se firman, que incluso generan un gran malestar en la sociedad pero que no conducen a nada, o casi nada, como evidentemente está pasando con el TLC.
 
- Jaime Alberto Rendón Acevedo, Centro de Estudios en Desarrollo y Territorio, Universidad de La Salle
 
Semanario Virtual Caja de HerramientasNº 395, Corporación Viva la Ciudadanía, Semana del 11 al 17 de Abril – 2014, Bogotá D. C.. www.viva.org.co
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