A quienes, por ingenuidad, desinformación o connivencia, siguen creyendo que en Venezuela los opositores a la Revolución Bolivariana son unos angelitos y los sitúan en un pedestal casi que como "héroes", los invito a consultar la realidad, a romper con la mentira irrigada por una derecha extremista que se sumerge cada vez más en la práctica del terrorismo.

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Los invito a darse cuenta de que actos como incendiar jardines infantiles, atentar contra escuelas y liceos, quemar quince universidades, destruir los bienes públicos, envenenar acueductos, incinerar más de tres mil hectáreas de parques naturales y talar más de cinco mil árboles, secuestrar con barricadas y violencia a sus propios vecinos, amenazar y torturar a quienes los critican, tender toda clase de trampas en calles y avenidas para matar chavistas, asesinar con francotiradores a seis guardias nacionales, usar explosivos contra abastos, medios de transporte, puestos de salud y centrales eléctricas, etc. no son procedimientos de una protesta "pacífica". Todos esos actos protagonizados por la oposición venezolana y muchos más son simplemente terrorismo.