El paso del reclamo a la recuperación

01/04/2014
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Desde el gobierno de Néstor Kirchner hubo una política paciente, pero sostenida y dinámica, para revertir los antecedentes que habían tenido los distintos gobiernos argentinos en relación con las Islas Malvinas.
 
La mayoría de ellos se restringió al periódico reclamo en las Naciones Unidas y en otros organismos internacionales, lo que no constituía más que un hecho de carácter testimonial.
 
Sin embargo, ocurrieron dos acciones que marcaron un antes y un después en los planteos que se venían realizando.
 
Uno fue la declaración de guerra de la cúpula militar en 1982, que, lejos de hacerlo por intereses patrióticos, la promovió por una especulación política, ya que veía su desprestigio internacional por la represión y el reclamo popular interno en aumento.
 
Luego, en la época menemista, se llevó adelante, en el marco del planteo de las "relaciones carnales" con los Estados Unidos, un intento de seducción –absolutamente inviable y ridículo– a los isleños, con regalo de los muñequitos Winnie the Pooh incluido.
 
Es necesario rescatar, sin embargo, la Resolución 2065 de las Naciones Unidas, aprobada durante la gestión presidencial de Arturo Illia. Dice textualmente en su punto primero:
 
"(...) Invita a los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a proseguir sin demora las negociaciones recomendadas por el Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales a fin de encontrar una solución pacífica al problema, teniendo debidamente en cuenta las disposiciones y los objetivos de la Carta de las Naciones Unidas y de la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General, así como los intereses de la población de las Islas Malvinas (Falkland Islands)."
 
De esta decisión, se desprenden elementos fundamentales, pues el pedido está dirigido a los dos gobiernos y no incluye a los isleños como tercera parte. Y, además, al hacer referencia a ellos, menciona sus intereses pero no sus deseos; con lo cual marca el escenario de la negociación sin margen a dobles lecturas como ha pretendido hacer el gobierno británico permanentemente.
 
La Resolución de referencia tiene su antecedente en la 1514, del 14 de diciembre de 1960, que se inspiró en el anhelado propósito de poner fin al colonialismo en todas partes y en todas sus formas, en una de las cuales se encuadra el caso de las Malvinas.
 
El gobierno que comenzó el 25 de mayo de 2003 debió revertir esos dos antecedentes nefastos a los que hacíamos referencia y comenzó un camino de fuerte acción diplomática, buscando la construcción de consensos en el plano internacional y aislando políticamente a Inglaterra en los foros y diversos espacios de la integración regional y mundial.
 
La Declaración de los Jefes de Estado del Mercosur (Brasilia, 2012) desconoce el referendo que iba a llevar adelante los isleños; y además se manifiesta, entre otras cuestiones, el rechazo a la exploración de recursos naturales no renovables en la plataforma continental argentina que desarrolla el Reino Unido; se complementa con resoluciones de la Unasur y la CELAC. Es importante resaltar que en este último organismo participan ex colonias inglesas y de otros países europeos.
 
A su vez, el apoyo se extendió a los organismos de comercio como la Aladi en 2008, los países africanos y árabes y muy especialmente el Grupo 77 y China, en septiembre de 2011.
 
Es decir, la comunidad internacional, de distintas formas y en repetidas oportunidades va quitando espacio político a la estrategia británica, aislándola en su posición imperial.
 
Un elemento esencial para que Argentina pase del reclamo a una posición que permita, más temprano que tarde, recuperar las Islas Malvinas.
 
 
https://www.alainet.org/es/active/72662
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