Un chapuzón de madura democracia
Entre la panacea y el descalabro
08/12/2004
- Opinión
El tiempo, que todo lo modifica, desplaza con
eficacia no sólo el significado de las palabras sino
también el de las vidas. Por ello es bueno que los
uruguayos estemos hoy inmersos en un florecimiento del
lenguaje democrático: las palabras del presidente de la
República Jorge Batlle en el aniversario del regimiento
de Blandengues son un ejemplo de ello, pues en su
discurso – lo reiteramos para los poco informados- les
recordó a los de uniforme cual es su función, de
sumisión al poder civil, en el marco institucional y,
afirmó que el gobierno que asume el 1ro de marzo, logró
el triunfo en elecciones limpias.
Claro está. Es evidente que el proceso de reciclaje
que se verifica en el ámbito militar se hace cada día
más notable, mostrando como lentamente los "nostálgicos"
del pasado de plomo, impulsores concientes de las
vejaciones, torturas y arbitrariedades, siguen
retrocediendo para arrinconarse en algunos de sus clubes
militares. Son los formados en la doctrina de la
seguridad nacional, mecanismo nefasto que instauró la
arbitrariedad a nivel del continente, al solo fin de
instaurar el modelo neoliberal que sumado a los últimos
coletazos de la guerra fría, culminó en un cataclismo
social cuyo dramatismo todavía lacera a muchas personas
que fueron víctimas directa o indirectamente.
Las nuevas generaciones de oficiales, con el paso
del tiempo, se dan cuenta que toda aquella resistencia a
los conceptos de "verdad y justicia" que mantienen los
responsables directos o intelectuales de lo ocurrido
durante el período de facto, son elementos que nada
tienen que ver con las fuerzas armadas de hoy. Han
advertido, además, que la cerrada homogénea defensa que
todavía se hace de esos conceptos desde las máximas
jerarquías de las fuerzas, no son más que reflejos de un
pasado que todos los que llevan hoy uniforme preferían
olvidar.
El concepto de justicia parecería lardado por la ley
de caducidad de la pretensión punitiva del Estado. Lo
decimos, porque más allá de ser una norma esencialmente
injusta, que sanciona a las víctimas manteniendo sus
lacerantes heridas abiertas y favorece a los victimarios
con la impunidad, la misma no ha cumplido con el
cometido que algunos de sus autores le asignaban. "No se
ha dado vuelta la hoja" ni se dará hasta tanto lo
resplandezca, por lo menos, la verdad.
Pero, el futuro es promisorio y se abre a la
esperanza. En las últimas semanas, Uruguay violentó
algunas leyes de la naturaleza e hizo algo nunca visto:
trepó de su estado de larva informe, animal
autodestructivo y monstruoso que, durante el 2002 hizo
estallar el capullo de ceda en que todavía se albergaban
ciertas ilusiones y esperanzas, a una nueva especie,
quizás todavía aletargada, de ninfa esperanzadora que
trabajará por la reconquista de la salud social perdida.
Y todo ese proceso se concretó en la más absoluta
tranquilidad, sin un solo hecho que modificara la paz de
la naturaleza, sin que nadie – como el manco genial de
Lepanto – debiera sortear esclavitudes, desprecios,
envidias y dolores. Madura la fuerza que triunfó que en
ningún momento manifestó un sentimiento triunfalista,
pero también maduras, las fuerzas perdidosas, que
aceptaron su histórica derrota luego de 174 años de una
rígida ostentación del poder, sin ningún cuestionamiento
a la decisión popular y el fallo ratificatorio de la
Corte Electoral. Ello habla bien de los partidos
políticos, los que demostraron una madura caladura
democrática indiscutible y enaltecedora.
Nos parece que la historia, en alguna medida, ha
reivindicado a sectores que se habían desdibujado en las
alternativas de la lucha política y, fundamentalmente,
en el marco de un proceso clientelístico que se
desarrolló en esa tenue frontera que se verifica entre
la legalidad y la corrupción.
Antes de escribir el Quijote, Cervantes fue esclavo
de un funcionario argelino y pasó más de cinco años en
la cárcel, acusado de complicidad en una estafa primero,
y después, en la muerte de un hombre.
Para algunos de sus contemporáneos -Góngora y Lope
de Vega, por ejemplo-, Cervantes era un poeta ripioso y
un narrador sin gracia. Ahora, tan sólo cinco siglos
después, su nombre es uno de los sinónimos de España y
también uno de los sinónimos de la literatura.
¿Por qué utilizar esta información histórica como
elemento para sustentar una reflexión que trataremos de
explicitar? Es que los países, como algunas especies
zoológicas, mudan de una edad a otra y cierto día, o
cierto año, se despiertan larvas, después ninfas que
abren sus capullos de fibra y vuelan hacia un aire donde
todo es posible.
Claro, todavía debe correr mucho agua bajo los
puentes y el camino de las fuerzas progresistas no está
desbrozado de obstáculos, algunos de enorme magnitud,
que no serán removidos si no son dinamitados. Ello
demandará modificar mentalidades de antemano negativas,
de quienes razonan y continúan sosteniendo que quienes
producen deben seguir soportando sobre sus hombros las
negatividades de una economía que tiene en su basamento
una inequitativa distribución de la riqueza.
Para algunos esos sectores todavía deben seguir
esperando, en un país en que los índices de crecimiento
siguen siendo positivos, una más equitativa.justicia
remunerativa. Pero, el tiempo se acaba. Es evidente que
la coyuntura que favorece nuestro comercio de materias
primas, en particular la carne, tiene un futuro
relativamente breve. El importante comercio que sigue
favoreciendo a algunos uruguayos, es producto del cambio
de destino de los compradores norteamericanos, que
prefieren recurrir al producto uruguayo que volver a la
carne canadiense, país cuyo rodeo está afectado por
epidemias importantes. Pero, mientras no se revierta ese
flujo positivo para el país, parece evidente que se
deben apurar las decisiones para que la riqueza que está
ingresando al país se distribuya más equitativamente.
Es evidente que hay que aprovechar este positivo
flujo de capital desarrollando políticas activas que
favorezcan al alicaído mercado interno que, de
recuperarse, se convertirá en un motor potente para el
desarrollo de la economía.
Las dificultades que existen las entendemos, por
supuesto. La vaca no puede dar más leche de la que tiene
en sus ubres, ni las abejas producir miel más allá del
volumen de las celdas que la puedan contener. Sin
embargo, tanto en la naturaleza como en la sociedad, la
evolución es una constante que en ocasiones provoca
desbordes inesperados y progresivos.
Las condiciones estás dadas para que los factores
confluyan y, con la urgencia que necesitan los que
tienen hambre, comencemos a reconstruir el país que vive
casi en una caducidad provocada por quienes aplicaron el
modelo contenido en el manual de los organismos
multinacionales de crédito, tan ineficiente como
empobrecedor.
Es una lucha contra el tiempo ya que muchos, miles y
miles, no pueden esperar "condiciones" distintas o
panaceas que, no nos engañemos, están condicionadas no a
la buena voluntad de los capitalistas del mundo, sino a
"negocios salvajes" muchas veces atados a otras
condicionantes como – por ejemplo – la de establecer la
"inmunidad" permanente de civiles y militares
norteamericanos en todos los países que firmen en
adelante tratados con EE.UU.
* Carlos Santiago es Periodista. Secretario de
redacción del diario LA REPUBLICA y del semanario
Bitácora. Montevideo, Uruguay.
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