Las frases más célebres de Norman Quijano

28/01/2014
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El candidato arenero ha tenido que rectificar sus declaraciones en más de una ocasión. Por sus exabruptos ha sido el blanco de las críticas
 
El 12 de marzo de 2012 Norman Quijano celebraba su victoria como alcalde reelecto de San Salvador. Fue un triunfo arrollador con más del 60% de los votos a su favor ante Jorge Schafick Hándal, que pretendía regresar al oficialista FMLN la silla edilicia que les había sido arrebatada en 2009. El triunfo del partido opositor, que aún arrastraba la desmoralización de la debacle ante el ahora presidente Mauricio Funes, levantaba la imagen de un Quijano que ocupaba la Alcaldía capitalina como catapulta para sus aspiraciones presidenciales. En las horas del gane advirtió que estaban resurgiendo de las cenizas. “Ningún partido había vuelto a ser la primera fuerza del país después de perder la Presidencia”. El partido fundado por el exmilitar Roberto d´Aubuisson también estaba recuperando municipalidades que los efemelenistas habían gobernado durante muchas décadas.
 
Con el ambiente a su favor, Quijano acudía a cuanto medio era invitado con su discurso todavía apegado al molde de la Guerra Fría: anticomunista y ultra liberal con la idea que el mercado es la solución a los problemas de todo el mundo y que un estado garante es sinónimo de paternalismo socialista e improductividad. Sus enemigos declarados han sido siempre Cuba, Venezuela y los países no alineados a Estados Unidos. La noche del 20 de agosto en el programa de entrevistas Debate con Nacho Castillo, Quijano iba a cometer su primera incorreción política a tono con su ideario: propuso eliminar la entrega gratuita de uniformes y útiles escolares que benefician a más de un millón de estudiantes del sistema público. “Hay que hablarle al salvadoreño con la verdad. Estamos subsidiando uniformes pero los alumnos salen mal en la PAES”. ¿Por qué suprimir uno de los programas mejor evaluados por la población? El Quijano de aquella noche de lunes pensaba que el Ministerio de Educación simplemente hacía un “derroche espantoso de los recursos del Estado”. Un día después las críticas fueron avasallantes y dio un paso atrás: sí está a favor de los programas asistenciales pero los mejorará si gana la presidencia. Desde entonces en el discurso incluyó una especie de clausula aclaratoria: continuaremos lo que se está haciendo bien.
 
Una semana después de las correcciones, Quijano viajó a España en una gira de búsqueda de apoyos para su candidatura. Dio dos entrevistas: una al periódico conservador La Razón y otra a El País. En el primero volvió a descoser su formación anticomunista y acusó al Gobierno de Funes de ser de corte revolucionario marxista que “regala todo lo que no tenemos”; que el presidente era desaprobado por 8 de cada 10 salvadoreños; y que el fallecido Hugo Chávez tenía “los tentáculos” metidos en todo El Salvador a través del FMLN. En su programa radial de los sábados, Funes aprovechó los últimos diez minutos para desmentir las declaraciones con la dureza que lo caracteriza: “perdone señor Quijano pero usted es un ignorante”. Al segundo medio de prensa español el candidato le había dicho  que los efemelenistas mentían sobre las cifras de la violencia desde la entrada en vigor de la tregua entre pandillas porque así “mienten los comunistas”.
 
Cuando asumió como candidato el edil había visto beneficios en la tregua, incluso dijo que en vez de limitarse a las pandillas debía ampliarse a toda la sociedad. “Hay que dejar eso como un logro”. A menos de una semana para las elecciones el cambio ha sido radical: su campaña ahora promete acabar con las pandillas. “Haré lo que tenga que hacer”. Ha hablado en diversos foros, además, que impulsará la militarización de la seguridad pública porque el país está en emergencia. Ésta propuesta también ha resultado contraproducente y sus adversarios políticos la han ocupado para descalificarlo. Funes reflexionó: “no existe concepción más fascista que la militarización”.
 
Quijano no solo ha cometido incorreciones como candidato. En la Guerra Civil las cinco organizaciones guerrilleras que integraron el FMLN tenían distintas visiones  político ideológicas: socialistas, socialdemócratas, comunistas, entre otras. Ya en vigor los Acuerdos de Paz, ARENA solía recurrir al pasado armado de los efemelenistas para acusarlos de pretender instigar un nuevo conflicto. Las alusiones a Fidel Castro, las expropiaciones, y el miedo rojo eran el pan de cada campaña. En 2010 Funes viajó por primera vez a Cuba después que El Salvador había suspendido relaciones con la isla durante más de 50 años. El mandatario pretendía fortalecer lazos con la nación que más ha avanzado en América Latina en índices de desarrollo humano pese al bloqueo económico que sobre ella pesa. El alcalde, en la Asamblea General del 3 de octubre, en un arranque xenofóbico dijo: “Sería muy saludable, me decía un amigo, que les lleven papel higiénico, que les lleven pasta de dientes y limones porque no conocen los desodorantes”.
 
Los elogios del candidato arenero han ido a otras personas. En junio de 2010 visitó San Salvador el expresidente del Congreso Nacional de Honduras, Roberto Micheletti quien se convirtió en el presidente de facto de su país luego que el ejército derrocó al entonces presidente constitucional, Manuel Zelaya. En la capital salvadoreña fue declarado visitante distinguido por sus “destacada labor en pro de la democracia de su país”. “Es un hombre de principios que le devolvió a Honduras su dignidad”. 
 
Lunes, 27 Enero 2014
 
 
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