Se viene el abc de las mujeres
16/12/2013
- Opinión
En el año 1951 Juan Domingo Perón avanzó en su propuesta de la Alianza del ABC (Argentina, Brasil, Chile) que estaba enmarcada en una política exterior dirigida a sostener el derecho a la libre autodeterminación de los pueblos y la tentativa de generar –a través de su doctrina de la tercera posición– un bloque de poder que se enfrentara a la hegemonía estadounidense.
En el año 1951 Juan Domingo Perón avanzó en su propuesta de la Alianza del ABC (Argentina, Brasil, Chile) que estaba enmarcada en una política exterior dirigida a sostener el derecho a la libre autodeterminación de los pueblos y la tentativa de generar –a través de su doctrina de la tercera posición– un bloque de poder que se enfrentara a la hegemonía estadounidense.
El objetivo era potenciar los recursos de cada país para lograr un desarrollo industrial para dejar de ser simples proveedores de materias primas. Este esquema contrastaba con la política del Departamento de Estado. La Argentina en el período 1951-1955 gestó una política exterior dinámica y enérgica detrás de esos objetivos, enfrentando en foros económicos y políticos internacionales a Estados Unidos. Y en mayo de 1951 se crea en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto la Subdirección América del Sur.
En 1953 Argentina firma un acuerdo comercial y aduanero con Chile, presidido por el general Carlos Ibáñez del Campo, mientras Perón venía negociando con Getulio Vargas en Brasil la conformación de un bloque tripartito.
La estrategia de Estados Unidos de dividir para reinar se expresó en la resistencia de grupos económicos brasileños y sus representantes en Itamaraty, que terminaron saboteando la propuesta del ABC. Los sectores dominantes fomentaban la rivalidad entre nuestros pueblos y en cada nación generaron crisis políticas que en Argentina significaron el derrocamiento de Perón y en Brasil el suicidio de Vargas.
Hoy aparece otro contexto político favorable a los sectores populares y al desarrollo de la Patria Grande. Cristina Fernández de Kirchner, Dilma Rousseff y Michelle Bachelet están en condiciones de hacer realidad esa iniciativa impulsada en la década del '50. Para ello se fue potenciando un camino que comenzó con el voto femenino en Brasil en 1934, Argentina en 1947 y en Chile en 1949, y que tuvo su marco de construcción después del "no al ALCA" del año 2005 en Mar del Plata y la irrupción de líderes como Néstor Kirchner, Lula, Hugo Chávez Frías, Rafael Correa, Evo Morales y Pepe Mujica, que apostaron decididamente por el proceso de integración regional.
Ahora se necesita que Chile asuma un rol más decisivo en la institucionalidad que se ha ido gestando, particularmente en la Unasur.
Pero es un orgullo tener presidentas como Cristina, Dilma y ahora Michelle Bachelet. Mujeres militantes que representan a las latinoamericanas que han luchado a lo largo de toda nuestra historia. Aquellas que lo hicieron por la independencia, las que enfrentaron a las dictaduras, las que han sido solidarias en los momentos difíciles de nuestros pueblos. Seguro que le darán a este proceso –desde esa experiencia y esa práctica– una mirada que aportará a la consolidación de la integración latinoamericana.
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