Las aguas claras de la dictadura nacionalista
25/11/2013
- Opinión
Vivimos un golpe de estado continuo donde sólo existen las reglas de un dictadura cada vez más fortalecida por su institucionalidad fascista, blindaje y puertas cerradas contra su enemigo principal, el monstruo del comunismo —de acuerdo con su ideología imperial-oligárquica— de las fuerzas democráticas de todas las naturalezas posibles que se han creado como respuesta a esta dictadura maquillada con democracia representativa.
Esta dictadura con ropaje de democracia burguesa tiene su fuente de nacimiento y reproducción en el departamento de Estado Norteamericano, con su correa de transmisión de la embajada americana, la oligarquía nacional, las fuerzas armadas, los partidos tradicionales y los emergentes ubicados como comparsas creadas por los servicios de inteligencia correspondientes.
El pueblo está arrinconado por un poder fáctico mediático que hace lo imposible porque el maquillaje democrático sea asumido sin ninguna reacción violenta por parte de la masa gigantesca de la hondureñidad.
El blindaje de la dictadura está calculadamente erigido para que al menos en esta segunda década del siglo XXI no tome el poder un partido que lo adverse y proponga el socialismo democrático como referencia sistémica de su proyecto.
La frase “haré lo que tenga que hacer” es la instauración confesa de una dictadura que ya se había instalado en el poder desde la constituyente de 1980, cuando se distribuyeron los partidos oligárquicos el poder político alterno sin ninguna confrontación, debido a que siempre gobernaban ambos en los tres poderes del estado.
Las fuerzas revolucionarias y democráticas de Honduras se han encontrado con la realidad de una dictadura dispuesta a romper todos los cánones posibles de la ética y la moral.
Las fuerzas reaccionarias —por su parte— han demostrado que su norma es y seguirá siendo la continuidad del poder hasta donde el pueblo así lo requiera en la línea de tiempo histórico.
Se podrá vencer en las urnas pero no soltarán el poder porque todo está calculado al detalle para que tal suceso no permita el ascenso del poder de las fuerzas progresistas en Honduras.
Viviremos el vértice una dictadura sin límite, donde la oposición será reducida a la más mínima expresión.
El imperio, la “embajada”, la elite oligárquica fáctico mediática, las fuerzas armadas, las iglesias conservadoras, etc., están felices por lo que ha sucedido hasta el momento y lo van a consolidar con todos los mecanismos posibles.
Veremos en este año próximo de qué madera está confeccionado LIBRE, el FNRP y todas las fuerzas sociales de oposición al régimen de dictadura que hemos vivido por 33 años.
No habrá concesiones de ninguna naturaleza por parte del conjunto de fuerzas de la maldad, la perversión, la delincuencia, y la deshumanización.
Hasta el momento es lo que se ha demostrado.
- Galel Cárdenas es escritor hondureño.
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