La Mesa agraria de Nariño
01/09/2013
- Opinión
Lo que va resultando de la movilización agraria realizada en Colombia desde el 19 de agosto, como las Mesas de diálogo y negociación, la primera de las cuales funciona en el Catatumbo, es el cabal reflejo de las relaciones de fuerza en el campo de conflicto estructurado. Los sujetos y las subjetividades decantadas expresan la dimensión de la conflictividad de clases y política alcanzada.
Desde luego, el mayor desafío para los movimientos sociales y políticos visibilizados es afectar el componente estructural de la crisis, que es el modelo neoliberal, sus Tratados de Libre Comercio y la forma institucional violenta del Estado que los resguarda. En ese sentido, las correlaciones de fuerza adecuadas necesitan de la centralización y de la determinación de un programa mínimo de lucha para que, como dice Fernando Dorado, la lucha nacional soberana se amplíe con las reivindicaciones populares (1).
Como quiera que la característica del actual ciclo de revueltas campesinas y rebeliones populares, es su fragmentación regional y local, el gobierno del señor Santos ha procedido con una metodología acorde con esa realidad, que le es favorable a sus intereses políticos de dominación oligárquica Esta manejando caso por caso y sector por sector, para disminuir la potencia colectiva de las rebeliones y atenuar sus efectos desestabilizadores. Es consciente de la crisis estatal apalancada por la subjetividad agraria perfilada por diversas variables, incluido el acuerdo sobre el desarrollo rural alcanzado en la Mesa de La Habana con las Farc, que es el programa agrario del campesinado pobre en el siglo XXI.
El reto para el movimiento popular y las fuerzas de izquierda, inscritas en el horizonte de la democracia participativa es, justamente, actuar en la perspectiva de una dirección por consensos que facilite la unificación y coordinación de todos los movimientos sociales, para de esa manera dar la eficacia necesaria a la organización y movilización de la multitud diversa y abigarrada.
Por el momento, el resultado tangible de los levantamientos sociales se remite a la conformación de unas mesas de diálogo y concertación, que, a mi juicio, deben ser asumidas con mucha seriedad por los líderes que encabezan las protestas, por contraste con lo que podría sugerirse desde una visión puramente anarquista y vandálica, que es claramente funcional al orden social vigente.
En el departamento de Nariño,, con cerca de dos millones de habitantes y un 80% de pobreza, se ha conformado, por un acuerdo entre el gobierno y las comunidades indígenas, una Mesa de diálogos y acuerdos.
El pacto 2 logrado entre el Ministro del Interior Fernando Carrillo y los indígenas prevé la expedición de un Conpes (Documento del Consejo de Política Económica y Social de Planeacion Nacional) agropecuario para Nariño y la conformación de una Mesa con las dos comunidades que actuaron como voceras de los manifestantes: Los Pastos y Quillacingas.
Se pactó, igualmente, la instalación de Mesas de Trabajo desde el próximo 17 de septiembre, en las cuales se abordarán los temas de: i) tierras, ii) desarrollo agropecuario, iii) infraestructura vial y iv) educación, entre otros.
Entre los compromisos asumidos por el Gobierno se encuentran 16 medidas contra la crisis en los sectores lechero y papicultor.
Sobre dichos consensos, el Presidente Santos afirmo que el “desarrollo rural” está en la agenda de diálogos con las Farc, entre otras cosas, porque esta guerrilla “viene desde el sector rural”. Dijo que frente al campo deben darse salidas dignas para todas las partes (3)
Vi (dice Santos) que había una oportunidad, porque las políticas que teníamos desde el Gobierno, en el fondo, no diferían en gran parte de lo que las Farc y muchos otros sectores de la sociedad querían del campo colombiano (4).
El gobernador de Nariño, Raúl Delgado, afirmó que hay otros sectores agropecuarios del departamento que participaron en la protesta, entre ellos, cultivadores de caña, con quienes se iniciará una mesa de concertación en Pasto.
Los acuerdos de Nariño entre el gobierno y los indígenas indican que se suspende el bloqueo de las carreteras centrales que conducen a Ecuador y Tumaco, que venían realizando más de 15 mil personas. Aunque persiste el cierre de las vías en el área de Mercaderes, al sur del Cauca.
Conviene anotar que los Pastos y Quillacingas conforman una comunidad de casi 150 mil ciudadanos que residen en el departamento de Nariño, en los municipios de Ipiales, Cumbal y Córdoba los cuales sobreviven en condiciones terribles de pobreza y miseria.
En el departamento de Nariño se reconocen como Pastos a los indígenas pertenecientes a los Resguardos Indígenas de Mayasquer, Panan, Chiles, Cumbal, Carlosama, Aldana, Ipiales, San Juan, Potosí, Males, Yaramal, Puerrés, Funes, Iles, Imués, Calcan, Túquerres, Guaitarilla, Yascual, Guachaves, Mallama, Colimba, Muellamués, Guachucal y Sapuyes. También se encuentran comunidades Pastos en el Departamento de Putumayo y en la Provincia de Carchi (Ecuador).
Los Pastos estuvieron bajo dominio del Tahuantinsuyo (territorio del imperio Inca) (5) poco antes de la llegada de los conquistadores españoles. En la última década del Siglo XV, los Pastos se enfrentaron al Inca Huayna Capac que desde Quito decidió lanzar una campaña para conquistar el territorio Pasto.
Esperemos que la Mesa que se organiza con los indígenas y campesinos de Nariño, arroje resultados adecuados a las demandas populares.
Nota 1. En Florencia, Chaqueta, donde hay más de 13 mil campesinos protagonizando la huelga agraria, el señor Santos quiere aplastarlos con el ESMAD y el ejército. Ya han llegado hasta el aeropuerto de la ciudad varios aviones hércules para descargar centenares de policías que mediante la violencia y la presión pretenden disolver la acción colectiva popular. Solidaridad con los labriegos.
Nota 2. En las manifestaciones ocurridas el 29 de agosto en Bogotá, la policía actúo con saña y acribilló varios manifestantes a sangre fría en la Localidad de Suba, lugar en que un joven de 19 años murió de un disparo con arma oficial en la cabeza.
Nota 3. Los mineros del Sur de Bolívar, procedentes de la Serranía de San Lucas, en un grupo de casi 5 mil manifestantes se han ubicado en la vía principal de Aguachica (Cesar) y Gamarra, para exigir se resuelvan sus graves problemas, consecuencia de la implementación de la Locomotora minera que sirve a las multinacionales gringas y canadienses.
Nota 4. Hay movilizaciones campesinas en el sur del Atlántico cerca al Canal del Dique, porque los damnificados por la pasada ola invernal no reciben los subsidios prometidos, que se han embolsillado funcionarios corruptos de la Presidencia. Los labriegos viven en carpas a orillas de las carreteras.
5. Huber Ballesteros, el líder campesino arrestado recientemente a raíz de un montaje penal de la Fiscalía, fue recluido en el área de alta seguridad de la cárcel La Picota de Bogotá. Nuestra firme solidaridad con el compañero para quien pedimos libertad inmediata.
La Ceja, 2 de septiembre de 2013.
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