La fiesta que no alegró a muchos

13/08/2013
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Por fin el titular del Ejecutivo federal presentó su iniciativa de ley energética, por la vía de la Cámara de Senadores, en una ceremonia efectuada en el salón Adolfo López Mateos de Los Pinos, y donde “más que una presentación parecía una fiesta nacional” por una “reforma cardenista”, si nos atenemos a la visión más oficialista desde el periodismo de opinión.
 
Los rostros del presentador del proyecto de ley, el empresario de la gasolina que hoy ejerce como alarmista secretario de Energía y antes como presidente del Revolucionario, y el líder del sindicato petrolero colocado en primera fila, un ícono de la corrupción, eran de incontenible alegría, tanta como si la propuesta legislativa estuviera siendo aprobada y casi todos sabemos, en primer lugar los gobernantes, que los meses que restan se avizoran como de tensión social y política, no tanto en San Lázaro y Reforma e Insurgentes, como en las plazas, calles y carreteras, pues todas las encuestas confirman que sólo las minorías respaldan una apertura mayor de Petróleos Mexicanos (16 por ciento) y la Comisión Federal de Electricidad (18 por ciento) a la inversión privada nacional y extranjera.
 
El festinado anuncio y la ofensiva propagandística que lo acompaña desde ayer, no provocaron las reacciones que desde las oficinas de la Presidencia y de Hacienda esperaban. La Bolsa Mexicana de Valores cayó 1.23 por ciento y la paridad cambiaria retrocedió 10 centavos en operaciones al menudeo y cerró en 12.90 pesos por dólar. Y los diarios más influyentes de Estados Unidos, ésos que sí importan y mucho al gobierno federal, tomaron con frialdad el anuncio de Enrique Peña y alguno hasta se dio margen para denominar light a la iniciativa de ley, en tanto que El País, de Madrid, criticó el envoltorio cardenista de la propuesta energética gubernamental.
 
Con independencia de a quien correspondan las verdades a medias o las mentiras completas en los símiles históricos que se establecen para justificar o combatir la “reforma modernizadora” con el pensamiento y la práctica política y jurídica del general Lázaro Cárdenas y sus compañeros, no pareciera este arropamiento oficial una buena demostración de fortaleza, sino de debilidad, de inseguridad para instalar en la sociedad su proyecto y alterar la enorme desventaja en que se encuentra con respecto a los opositores de las izquierdas sociales y políticas, la enorme diversidad con la que una y otra vez se topan los gobernantes sin sacar el adecuado aprendizaje.
 
En términos formales lo que se necesitan son dos tercios de los votos de los senadores y diputados para modificar los artículos 27 y 28 de la ley de leyes, ésa que todos juran cumplir y hacer cumplir pero es la mexicana más violada, violentada por gobernantes y gobernados. Y tampoco allí están garantizados los votos necesarios como lo muestra la reunión de Pedro Joaquín con los diputados cenecistas o los senadores que, como Javier Corral, anuncian que no convalidarán compartir la renta petrolera.
 
Acaso lo anterior explique la estrategia desenvuelta, consistente en posponer el anuncio presidencial, auspiciar la discusión entre los actores políticos sin una iniciativa de ley del Ejecutivo, estimular que los legisladores de Acción Nacional presentaran una propuesta más radical no es casual sino causal que este partido nació para enfrentar al cardenismo del general, prolongar la vida del Pacto por México y entre la propuesta panista y la perredista que está por darse a conocer, colocar al gobierno en la tesitura de quien se desenvuelve desde el centro para impulsar una reforma energética acotada, frente al radicalismo blanquiazul y el “conservadurismo” amarillo.
 
 
 
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