El censo como excusa
04/08/2013
- Opinión
El Censo fue otra excusa de la prensa tradicional y costumbrista colonial, para atacar al gobierno e inventar problemas y encubrir intereses absolutamente políticos. Mientras se realizaba la cumbre anticolonial en Cochabamba, la prensa se puso de acuerdo para no dar cobertura, y dedicarse a los resultados del censo; pero como excusa política. Nada casual que sean los comités cívicos, sobre todo de las ciudades troncales, las que lancen conjeturas y su grito al cielo, fijándose sólo en los números de los habitantes sin considerar aspectos de avances y conquistas, como la alfabetización y otros aspectos. Comités cívicos tristemente célebres por ser nidos de las oligarquías regionales, que por supuesto les interesan los habitantes no como humanos, sino como dinero y factura de sus posibles negocios. El desarrollo simplemente es una buena excusa del discurso colonial, representados por los comités cívicos. Estas entidades ya no tienen autoridad moral, y deberían ser reemplazados por entidades más representativas y legítimas. En el pasado inmediato, incluso en estos días, demuestran lo que siempre fueron: nidos de las oligarquías regionales y colonias extranjeras regionales, que jamás compartieron nuestras conquistas, o sueños, sino sus propios negocios y expoliación de nuestras riquezas. Así de simple.
El último censo fue boicoteado por estos sectores reaccionarios, que insistieron políticamente y oportunistamente en considerarse “mestizos”, es decir cholos, otra vez en contra de lo indígena y campesino. Su odio desmedido y a flor de piel al sector indígena, les traba realmente ser más inteligentes con la política. No pueden. A pesar de ese boicot se realizó el censo. Los resultados tienen que ser interpretados y analizados en profundidad, más allá de los posibles errores técnicos. Aquí solamente resalto estas actitudes coloniales, de seguir sintiéndose los amos de nuestras regiones y seguir siendo los campeones del “desarrollo”. Lo acontecido en años de sus gobiernos neoliberales, y antes también, es que el desarrollo para ellos significa asalto, robo, desfalco, corrupción generalizada, y destrucción de nuestro patrimonio. Que hoy aparezcan en la prensa, como los salvadores del “desarrollo”, con la excusa del censo sólo les delata lo que son: coloniales de mentalidad decimonónica e incluso del siglo XVI. Estos “mestizos y cholos” no duermen tranquilos, los mitos de sus desarrollos se han derrumbado hace mucho tiempo, y al parecer no se dan cuenta de lo que sucede en sus propias narices. Y pues, el tiempo ha pasado, sus nostalgias coloniales en muchos casos son recuerdos trágicos; pero estos sectores siguen arrastrando esa nostalgia como si nada habría pasado.
El censo, sin embargo, notifica la reducción de los habitantes que se consideran indígenas. Eso muestra el grado de influencia en el boicot de los “mestizos”, que en realidad son colonialistas blancoides y gringoides disfrazados de mestizos. Y ese tema debe ser atendido en profundidad, debe ser estudiado y observado respecto de nuestras políticas de Estado. Considero que el trabajo, en estos tiempos hacia adelante, ahora debe concentrarse en las clases medias bajas y altas. Es notoria la influencia, en estas clases, de las mentalidades coloniales más recalcitrantes y anti indígenas, de sectores reaccionarios y coloniales: prensa, sistema educativo, policía, universidades e iglesias de distintos tipos. Por tanto, hay que considerar estrategias educativas, comunicativas y de trabajo económico con estos sectores. Sectores que están contaminados por aquellas mentalidades del apartheid y el resentimiento social y económico. Sectores estratégicos e importantes; pero dominados todavía por esos bolsones coloniales; con poderosas influencias económicas y sociales: instituciones de beneficencias, algunas despistadas ONGs, etc. Nada fácil en perspectiva; pero, insisto, un trabajo necesario y serio. Al final, nuestras naciones están siendo atendidas como merecen después de siglos de olvido y destrucción; sin embargo, sectores de clases medias (en todas sus gamas) tienen también que ser atendidos y protegidos, sobre todo protegidos de esa nociva contaminación mental colonial costumbrista de las oligarquías reaccionarias y anti bolivianas.
Las arduas tareas, complejas y enormes desafíos sociales que tenemos, resultado de la arbitrariedad y despojo y asalto económico realizado por las oligarquías y colonias extranjeras, son el sentido de construcción del nuevo Estado en construcción. Los boicots permanentes de los sectores anti bolivianos y anti indígenas, seguirán siendo el pan de todos los días. Y es con estos boicots que seguiremos viviendo un tiempo más, hasta acercarnos al ideal, de por fin tener un Estado absolutamente inclusivo y absolutamente en manos de nuestras naciones quechuas, aymaras y guaraníes. La infamia y la soberbia tienen los días contados; pero no debemos fácilmente confiarnos, y no debemos caer en la ingenuidad de que estos sectores se rendirán con facilidad. Tienen poder económico e institucional. Y tienen también suficiente agresividad de resentimiento colonial, por lo que tenemos que tener mucho cuidado, y mucha perspicacia hacia estas mentalidades, que seguirán encontrando cualquier excusa para justificar sus propios intereses.
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