Movimientos Populares en Congreso

11/05/1999
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El 2do. congreso nacional de movimientos populares, promovido por la CMP (Central de Movimientos Populares), reunirá en Belo Horizonte, del 13 al 16 de mayo, cerca de 550 delegados. En la agenda, la evaluación de la coyuntura del país, el plan de actividades para el próximo trienio y la elección de la nueva directiva. Brasil es uno de los países del mundo con mayor número de movimientos populares: vivienda, tierra, salud, mujeres, negros, niños y niñas de la calle, derechos humanos, portadores de deficiencia física, ecología, etc. Fundada en 1993, la CMP apunta a crear conexiones entre los diferentes movimientos. No se trata de unificarlos. Es positivo que existan diversos movimientos en defensa del medio ambiente. La pena es que no siempre el de Río sabe lo que hace el de Sao Paulo, y el movimiento de salud de una ciudad no se da cuenta de que debe solidarizarse con la lucha de los sin tierra y viceversa. El papel de la CMP es unificar banderas de lucha, priorizando algunas, como la de la reforma urbana y la conquista de ciudadanía. En el congreso de Belo Horizonte, uno de los temas centrales será el de un proyecto alternativo para el Brasil. Ante el adelgazamiento del Estado impuesto por el neoliberalismo, los debates tendrán como eje la participación de los movimientos populares en las políticas públicas, las deudas externa e interna, y el divorcio del gobierno respecto del área social. De la Conferencia Nacional de Obispos (CNBB) a la Orden de Abogados (OAB), de los sindicatos a los movimientos sociales, hay una profunda insatisfacción con los rumbos del gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Aumentan la desigualdad social, el número de miserables, los conflictos de tierras, los casos de conivencia oficial con el nepotismo y la corrupción. El gobierno prefiere embargar el país, al pedir US$ 41 mil millones emprestados al FMI, antes que poner impuestos a las grandes fortunas y apretar a los grandes evasores del fisco, lo que aseguraría a los cofres públicos cerca de US$ 50 mil millones, sin la carga de una deuda apuntalada en intereses y amortizaciones. Los sectores de oposición al gobierno ya están trabajando en la formulación de un proyecto alternativo, a través de la Consulta Popular, un proceso amplio y democrático de discusión de cómo Brasil podría funcionar de modo diferente. Comités están naciendo en varias regiones del país. La influencia de los movimientos A ejemplo del MST (Movimiento Sin Tierra), los movimientos populares saben que es pérdida de tiempo esperar que el gobierno federal actúe en beneficio de la población. A menos que fuese toda ella integrada por banqueros. Como no es el caso, corresponde a la sociedad civil organizarse y movilizarse. La injusticia en el país no es solo estructural; se agrava por una perversa voluntad política. ?Basta decir que entre 1992 y 1998, el volumen de impuestos pagados por las empresas creció 56% mientras el desembolsado por los trabajadores subió 152%! Aquellos que, desde lo alto de su elitismo, tuercen la nariz cuando oyen hablar de esos movimientos, fingen ignorar que, gracias a ello, fue posible la redemocratización de Brasil, el impeachment de Collor y, hoy, la cuestión de la tierra ocupa un lugar de destaque en la agenda social del país. De igual importancia es el hecho de que esos movimientos generaron líderazgos políticos, como la senadora Marina Silva y el gobernador Olivio Dutra, así como un nuevo estilo de administración pública, en la cual el presupuesto participativo y la beca-escuela reducen el índice de excluidos. Las élites brasileñas ya no pueden quedar indiferentes al poder de influencia de la CUT, del MST, de la CMP, de los movimientos pastorales de las Iglesias. Es la nación emergiendo para el ejercicio de un derecho siempre proclamado y casi siempre negado: el de ciudadanía. Son millares de jóvenes que, en esos movimientos, imprimen a sus vidas un sentido y abrazan una utopía, como es el caso de Vicentinho, hoy suplente de senador y, el proximo año, fuerte candidato a la prefectura de Sao Bernardo do Campo. Según el Banco Mundial, cerca de 5 millones de brasileños, que habían salido de la pobreza a lo largo del Plan Real, retornaron a ella en apenas cuatro meses, entre octubre de 1998 y enero de este año. Entre tanto, los bancos lucraron, sólo en el mes de enero, más de lo que en el transcurso de todo el año pasado. Es el látigo de Tio Sam, administrado por las manos del FMI, haciendo eco a los sobrinos de Tiazinha que prefieren quedar de rodillas ante quien esconde el rostro y muestra la vara. Los movimientos populares son uno de los caminos para librarnos del síndrome de una nación esclava.
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