Frente nacional: en blanco y negro

22/06/2004
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  • Opinión
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Se ha propuesto en las últimas semanas la necesidad de hacer una nueva valoración del Frente Nacional, período de la historia colombiana en el cual se instauró constitucionalmente un régimen político que implicó, de una parte, la paridad entre liberales y conservadores en el Congreso, la administración de justicia y la rama ejecutiva del poder público y por otra, la alternación en el poder entre liberales y conservadores durante cuatro períodos presidenciales. Es decir, constitucionalmente, se acordó que había colombianos de primera –los liberales y conservadores- y de segunda categoría –aquellos que no pertenecían a ninguno de estos partidos-. Este régimen político fue caracterizado por algunos como una democracia restringida en la medida en que imposibilitaba la participación política electoral plena a fuerzas diferentes al bipartidismo; otros prefirieron denominarlo como una democracia limitada de tipo consociacionalista que implicó un acuerdo global entre elites políticas de cada uno de los partidos y que facilitó el ejercicio del poder político. Se considera que el principal aporte del Frente Nacional fue lograr la paz política entre conservadores y liberales y eliminar para siempre el uso de la violencia como medio de enfrentamiento entre estos dos partidos; lo que comúnmente se conoce como la terminación de la violencia al interior del sistema. Igualmente fue una posibilidad para que las elites dirigentes de los partidos tradicionales garantizaran un alto nivel de estabilidad en el manejo de determinadas políticas públicas, especialmente las de tipo macroeconómico. La despartidización de la Fuerzas Armadas igualmente se consolida en este período. Finalmente, contribuyó a aclimatar una cultura política de convivencia entre liberales y conservadores y en esa medida favoreció la implantación de prácticas democrática. Frente a lo anterior, se le critican varios aspectos: 1) excluyó de la participación política formal a organizaciones políticas diferentes al bipartidismo (sus defensores alegan que finalmente pudieron hacerlo bajo la sombrilla del MRL, pero esto fue más una estrategia de sobrevivencia de esas organizaciones que una posibilidad abierta); 2) fue uno de los argumentos utilizados por las nacientes guerrillas de influencia 'revolucionaria' para justificar el acudir a la lucha armada ante la cerrazón del régimen político –se ha señalado que se pasó de una enfrentamiento violento dentro del sistema, a otro contra el sistema-; 3) desdibujó los partidos políticos tradicionales y desplazó la competencia política de una dimensión político- ideológica a una de tipo instrumental en la cual lo que estaba en juego era la capacidad de distribuir empleo público y presupuesto nacional, lo cual ayudó a generalizar el clientelismo como mecanismo de reproducción política; 4) creó una cultura de cohabitación burocrática entre los dos partidos que generalizó la idea de que la política siempre se asocia al empleo público y que en esa medida la idea de oposición se desdibuja como práctica relevante de la dinámica interpartidista. Adicionalmente, en la reforma constitucional de 1968 se incluyó el parágrafo del artículo 120 que planteaba que el Presidente daría "participación adecuada y equitativa" al partido que lo siguiera en votos, con lo cual se prorrogó de hecho el espíritu del Frente Nacional hasta entrados los años 80s. Provisionalmente señalaríamos que el Frente Nacional, como otros períodos de nuestra historia, cumplió un papel positivo en su momento, sobretodo al ser el verdadero 'tratado de paz' entre liberales y conservadores, pero igualmente generó efectos negativos, independiente de si estaban previstos o no. Así como también, sin proponérselo, fue el estimulador para la formación del MRL, movimiento político tan importante de la época, que sin duda permitió que nuevos protagonistas, sobretodo del mundo académico, se vincularan al debate político nacional y que se convirtiera en el mecanismo por excelencia de canalización del descontento social, función esta básica de toda oposición dentro de una democracia. * Alejo Vargas Velásquez es profesor Universidad Nacional.
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