Reivindicación marítima: Las soluciones imaginativas del Canciller Siles

19/06/2004
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De pronto no hablamos de revisar el tratado de 1904, sino de pedir a Chile un pedazo de territorio que no nos pertenece ni fue nuestro nunca. Ya no se trata de un problema territorial, sino de "cualidad marítima"; la frase llega con un inconfundible olor a cosa dicha, gastada y, por lo tanto, inútil. Así, en una entrevista en la que se preocupó por aparecer simpático ante el público chileno, el Ministro de Relaciones Exteriores boliviano Juan Ignacio Siles, tiró por la borda todo lo que, de algún modo, se avanzó en el tema. Habría que recordarle que, para tirar cosas por la borda, primero hay que estar en el mar. Los vaivenes de la inseguridad El gobierno del presidente Carlos Mesa tuvo, en principio, una visión de conjunto de los grandes problemas nacionales. En el tema de nuestra reivindicación marítima, la posición planteada en Monterrey, pareció definir una línea de conducta que se orientaba a obligar, al gobierno de Chile, a conversaciones serias para solucionar el enclaustramiento al que estamos sometidos desde 1879. pero, después del primer embate, el canciller Siles se encargó de dar varios pasos atrás. Lean estas dos frases: "Bolivia tiene títulos históricos sobre el litoral Pacífico. Los derechos del país sobre territorios ubicados en las costas del Océano Pacífico se remontan a la época de la colonia española y su legitimidad está fuera de toda duda". Son las frases introductorias del "Libro Azul" que presentó el mismo canciller en Quito. Días después, declara a una radio chilena que no reivindicamos esos territorios. Entonces, ¿para qué se refirió a la legitimidad de nuestros derechos? La referida entrevista con Radio Cooperativa de Santiago, reproduce una frase de antología dicha por Siles: "Este gobierno ni ninguno de los anteriores ha planteado la revisión del tratado de 1904". Pero el mismo "Libro Azul" dice que, ya en 1919, en la Conferencia de París y en la Liga de las Naciones, la delegación boliviana planteó la revisión del Tratado de 1904. ¿Leyó el "Libro Azul", el señor Canciller? Los desajustes de la insensibilidad Juan Ignacio Siles ha sido criticado por tener madre chilena, lo que le inclinaría a favorecer la política de ese país. Rechazo enfáticamente tal argumento, porque no es más que una expresión de xenofobia. Pero, el canciller, está mostrando un alarmante nivel de insensibilidad respecto a las reivindicaciones nacionales y, al revés, un gran deseo de hacerse atractivo a la opinión pública de Chile. El presidente Carlos Mesa se ha rodeado de un grupo de intelectuales que, seguramente, no hemos visto reunido y gobernando, en los últimos 20 años. Pero, con absoluta propiedad, uno debe preguntarse si esto es ventajoso. La errática conducción de la política internacional, por parte del jefe de la diplomacia boliviana, hace dudar de la eficacia de esta selección, al menos en su caso. Es que, teniendo en cuenta el excelente nivel de conocimiento, de entendimiento y de raciocinio del canciller Siles, sólo puede concluirse que hay una fuerte insensibilidad en el tema de nuestra reivindicación. La pregunta es: con Chile ¿no hay controversia? Y encontramos esta respuesta: "No hay, en apariencia, en la letra de los tratados, controversia jurídica, diplomática, pero en los hechos sí la hay, y grave, de fondo". Ojalá hubiese sido Siles quien dijese aquello. Pero no ha sido él, lo dijo el chileno Jorge Edwards, buscando remover la conciencia de sus paisanos, a los que el canciller boliviano quiere simplemente agradar. Puede que sea necesario ser amable, dibujar una sonrisa y hasta desplegar el mejor trato con las personas. Estará bien, si el planteamiento de fondo se orienta con claridad hacia la consecución de un objetivo: la obtención de un puerto propio. Pero, lo que hizo el canciller Juan Ignacio Siles, al conceder esa entrevista a Radio Cooperativa de Chile, fue retroceder lo poco que se había avanzado desde Monterrey, porque el gobierno chileno, que se sentía acorralado por la presión internacional, ha vuelto a mostrarse tranquilo y hasta entusiasmado, tras las desacertadas declaraciones de Siles. Habrá que demandar, al gobierno, una rectificación enérgica que retome posiciones ganadas por la presión internacional. Por supuesto, Juan Ignacio Siles ha dejado de ser un interlocutor válido en ese proceso.
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