La negativa de Isaac Alfie a los jubilados
Siempre el camino pro cíclico
13/06/2004
- Opinión
Las opiniones de los comerciantes uruguayos son
coincidentes. El consumo sigue acotado y el crecimiento
proclamado por el Ministerio de Economía, no es más que el
resultado del ingreso por exportaciones que no se traslada,
por supuesto, a la población. El salario sigue achatado, a
límites agobiantes, determinando el subconsumo en el
promedio de los casos y, por consiguiente, ello sigue
resintiendo a quienes ofertan productos de circulación
masiva.
Ahora el gobierno, en otra muestra de insensibilidad,
se muestra molesto porque en la Cámara de Diputados se votó
por 49 votos en 53, una minuta de comunicación al Poder
Ejecutivo en base a la que se propone otorgar un incremento
masivo a jubilados y pensionistas, de 500 pesos (unos 17
dólares mensuales) lo que sumaría, de acuerdo a la
operación aritmética que se realiza, unos 150 millones de
dólares anuales.
Lo que no tiene en cuenta el ministro Alfie es que ese
dinero, de inmediato, se volcaría al consumo, agrandando la
base monetaria de nuestra economía que, durante la crisis,
se redujo a la tercera parte. Y tampoco dice que si ese
incremento ocurriera y se volcara al consumo, como los
impuestos en este país son de característica pro cíclica,
crecería la recaudación en la proporción de la suma que se
volcara sobre la economía. Sobre esa cantidad se podría
calcular el IVA encadenado, impuesto indirecto que siempre
ha tenido una influencia nefasta sobre el crecimiento del
país, se podría calcular que esa mejora de 500 pesos por
jubilado y pensionista, determinaría un incremento
inmediato de los ingresos para la Dirección General
Impositiva.
Sin embargo, el ministro de Economía Isaac Alfie, con
sus manuales atrasados, sigue sosteniendo que ello sería
negativo. Parte de la conclusión de siempre, que la forma
que tiene el gobierno para acumular dólares y llegar al 3.5
puntos del superávit previo exigido por el FMI, es seguir
apretando el cinturón de la gente. Si los jubilados y
pensionistas cobraran 500 pesos más por mes, cada uno de
ellos compraría algo más leche, carne, quizás zapatos,
etc., podrían dejar de aparecer como morosos de UTE.
Es una suma exigua, insuficiente para mejorar las
condiciones de los pasivos que cobran menos, pero que
serviría – eso si – para dar un vuelco a una tendencia
perniciosa de nuestra economía. Esa suma mejoraría en 150
millones de dólares, al año, la capacidad de compra de un
sector, dinero que se trasladaría de inmediato al comercio
que debería surtirse en mayoristas, muchos de los que – en
lugar de importar sus insumos – movilizarían a sectores de
la industria nacional.
Lo que decimos es de una obviedad tal que sorprende
tenerlo que repetir ante cada medida del gobierno, que
siempre con sus criterios pro cíclico, hace lo contrario.
Trata de retacear el ingreso de la población por diversas
vías, una de ellas es el aumento de las tarifas públicas,
que desencadena una cascada de incrementos que los
trabajadores, jubilados y pensionistas, deben hacer frente
con ingresos que pierden cada día mayor poder adquisitivo.
Es de esperar que el ministro Alfie, que tiene el
antecedente de sostener, junto al director de la Oficina de
Planeamiento y Presupuesto, Ariel Davrieux, que no existe
una mayor marginación en el país sino, simplemente, una
emigración desde el campo a la ciudad, no salga a decir,
con la inconsistencia que lo caracteriza, que el país está
en el buen camino.
Estamos en un país en que la indigencia se está
expresando, como en el departamento de Artigas, en una
dramática desnutrición infantil, y que la pobreza de casi
un millón de personas se ve en cada calle, en cada carrito
de hurgador que no solo levanta basura para comercializar,
sino que en ocasiones, quién lo conduce, damnificado de las
deficientes políticas económicas, come los restos que allí
encuentra, escena de un dramatismo atroz que se puede ver
en cada esquina de la ciudad.
En Montevideo - ¿lo sabrá el ministro de Economía?-
hay barrios completos donde la mayoría de sus habitantes no
tienen ingresos formales. De allí salen los hurgadores,
pero también es donde se engendra la violencia, tanto
contra la propiedad como las personas. La política de
gobierno ha dividido a nuestra sociedad, entre los que
buscan sobrellevar su miseria, y quienes defienden su
estilo de vida tras rejas, cada vez más altas, que a la
larga si esto sigue así, de nada servirán.
El exiguo aumento de 500 pesos para los pasivos sería
un paso positivo, pese a que en los casos puntuales, no
resolvería muchas cosas. Pero, eso sí, sería emprender un
camino nuevo, apoyando a un sector postergado que, de paso,
determinaría movilizar, en algo, a la economía que sigue
languideciendo junto al endémico consumo de la población.
Lamentablemente, somos pesimistas. Que el gobierno
cambie de línea sería un hecho realmente sorprendente.
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