El 21 de marzo la escritora y profesora Roxana Miranda Rupailaf fue expulsada del local nocturno El Cairo en la ciudad de Osorno. Había estado ahí cerca de tres horas revisando un texto literario y luego los guardias la expulsaron. Cuando explicó que es una escritora mapuche, le replicaron que con mayor razón debía irse y la insultaron, ella le respondió al hombre que la agredía que él tenía tanta cara de mapuche como ella, y ahí, directamente la arrastraron hacia fuera del local. Al otro día ella tenía moretones en los brazos.
El domingo recién pasado el diario Austral de Osorno publicó una nota en la que hay dichos de la administración del local que la descalifican, la desmienten y la culpan de lo sucedido.
¿Da la impresión de que veladamente te acusan de exigir cosas y tener una actitud soberbia desde el premio literario que recibiste?
- Lo del premio es algo que sucedió en Diciembre y no tuve mayor cobertura en los medios locales. Tampoco la exigí, creo que muy pocos saben que me saqué un Premio nadie excepto la radio La Voz de La Costa en Osorno que me felicitó por eso. No me gusta ser centro de atención. Creo que algunos de mis alumnos ni sabían que soy escritora. No ando ventilando cada cosa que hago excepto cuando hago difusión de alguna actividad. No se me han subido los humos porque ni siquiera he sido reconocida en mis logros.
¿Por qué crees que está pasando esto en Osorno?
- No me lo explico, la verdad. Quizás esto está pasando en Chile y no pasa sólo conmigo, quizás no pasa sólo con la gente mapuche, también con los peruanos, con los bolivianos, con las minorías sexuales, etc. Hay gente que piensa que vive en un Chile mejor en el cual nadie debe pensar diferente, gente que cree tener el derecho de insultar y de agredir, por ejemplo, al pueblo mapuche porque en los medios que dicen ser los oficiales nos pintan como terroristas porque todos los días en la tele y en los medios aparecen mapuche golpeados por el poder y esto ya les parece de un orden natural.
Entonces, no eres la única…
No creo ser la única, somos muchos y es por esta razón que muchos prefieren no reconocerse como mapuche, por miedo a ser discriminados. Esto no aparece en los medios, nosotros no somos noticia a menos que sea una noticia de orden turístico o definitivamente noticias que intentan ridiculizar a nuestro pueblo, mostrarnos como violentos, como borrachos, como flojos. Eso es lo que le interesa a cierta prensa local.
¿Dirías que hay más racismo que antes o que estamos más atentas nosotras y nosotros a leer los códigos racistas de siempre?
Yo esperaría que estemos más atentos y que la gente se atreva a denunciar, pues nadie puede vulnerar nuestra dignidad, nuestra esencia, nuestro espíritu. No debemos tener miedo. Los moretones pasan, pero los insultos, el menoscabo resquebraja y hiere nuestras sensibilidades. Espero que cada día exista menos racismo y más gente que se atreva a decir basta.
La foto que exhibe la nota del periódico es, según la lectura, de un vídeo del momento en que ella es expulsada del local, no se ve nada, excepto demasiados hombres, cerca de cuatro, para expulsar a una sola persona, a Roxana, y el recurso de culpar a quien denuncia una agresión, de haberla provocado, es obvio. La reflexión de la escritora mapuche es: “¿Qué hubiese sucedido si yo dentro de la injusticia de los sucesos, hubiese tratado de contestar a la violencia con violencia? Quizás otra sería la historia”, concluye.