Marianella: víctima de la represión y la impunidad

17/03/2013
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Fue la primera abogada en defender a los presos políticos. En 1983 fue torturada y asesinada
 
SAN SALVADOR – Fue un 14 de marzo de 1983 cuando la asesinaron, tenía 35 años. Era abogada y defensora de los derechos humanos de aquellos hombres y mujeres que sufrían vejaciones a causa de la guerra civil que vivió El Salvador. Su nombre era Marianella García Villas
¿Sabe quién es? Muchos aún desconocen su lucha y su legado en el país.
Fue la fundadora de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), alentada por el también asesinado, por defender al pueblo, Monseñor Óscar Arnulfo Romero. La CDHES fue inaugurada el 1 de abril de 1979. El objetivo de su fundación fue velar por los derechos humanos de presas y presos políticos de guerra.
Fue además vicepresidenta de la Federación Internacional de Derechos del Hombre (FIDH) y coordinadora de los organismos para la defensa de los derechos humanos para los pueblos de Centroamérica y el Caribe.
“Marianella tenía como visión luchar por los DDHH. Fue la primera mujer defensora de los presos políticos, y su misión era poder ayudar a esa gente pobre a quienes les habían capturado a sus hijos, a quienes tenían familiares desaparecidos, a esa gente humilde”, expresó –con evidente satisfacción de haber trabajado con ella– Guadalupe Mejía, presidenta de la junta directiva del Comité de Familiares de Desaparecidos y Asesinados Políticos (CODEFAM).
Miguel Montenegro, actual director de la CDHES, asegura que Marianella provenía de una familia de clase media alta. Desde muy temprana edad vio junto a su familia las injusticias cometidas en El Salvador. Era hija de la salvadoreña Antonia Sanabria de García Villas y el Doctor en Filosofía y Derecho Mariano García Villas, de origen español.
Estudió en la Universidad de El Salvador y se graduó de Licenciada en Filosofía y Derecho. También estudió Ciencias Políticas en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA).
En 1969 se incorporó al Partido Demócrata Cristiano (PDC), pero –según Montenegro–, luego de ver las injusticias y falta de esfuerzos por ayudar al pueblo, fue diputada por este partido de 1974 a 1976; sin embargo, renunció en 1980.
Marianella optó por dejar el partido y se dedicó a luchar por las presas y presos políticos. “Al ver cómo capturaban y torturaban a muchos jóvenes, campesinos, obreros, maestros y mujeres, decidió trabajar desde su bufete en defensa de éstos”, dijo Montenegro.
El inicio de lo que marcó  su muerte
“Así fue como Marianella defendió a muchos y logró la libertad de muchas personas que estaba en Cárcel de Mujeres o la Guardia nacional, entre otros lugares”, recuerda Montenegro, con una mirada que delata la gratitud con la que recuerda a la mujer que luchó por los desprotegidos.
Guadalupe Mejía, de CODEFAM, afirmó que en ese “tiempo quien defendía a un preso político era perseguido, torturado y asesinado; sin embargo, ella sabiendo todos los peligros que corría decidió defenderlos”.
Montenegro aseguró que Marianella por sus acciones como defensora “se ganó acusaciones falsas, hasta la tacharon de guerrillera, de que era ella la comandante Lucía, según una acusación directa de Roberto d’Aubuisson. Sufrió ella junto a sus familiares y amigos la represión, catearon su casa, la Guardia Nacional las había amenazado, no tuvo tranquilidad”
Marianella viajaba a España, Francia y a otros países europeos para dar ponencias y para aprender más sobre la defensa de los derechos humanos.
Investigaba junto a su equipo acá en El Salvador sobre los casos de violaciones a los derechos humanos, pero inmediatamente, después de la constitución de la CDHES, Marianella y sus colaboradores fueron víctimas de atentados.
Para Marianella fue casi imposible hacer trabajo en El Salvador, ya no podía desplazarse libremente porque las difamaciones hacia su persona se volvieron extensas.
“Las amenazas directas son más grandes, es por esa razón que Marianella se traslada a la ciudad de México, ahí construyen la sede central porque la represión era cruel y en El Salvador se trabaja en la clandestinidad, las fotos, los testimonios, todo era clandestino”, expresó Montenegro.
Una de las acciones más graves en contra del equipo del CDHES fue en 1980, cuando la responsable de comunicaciones de la entidad, María Magdalena Henríquez, fue capturada por los escuadrones de la muerte y asesinada. Su cuerpo apareció cerca del Puerto de La Libertad, luego es asesinado Ramón Valladares Pérez y otros de los integrantes del equipo.
También fueron asesinados Tomás Leiva y la desaparición de Carlos Eduardo Vides, América Fernanda Perdomo, Roberto Rivera Martelli. Luego sería asesinado Herbert Anaya Sanabria.
Al ver eso, Marianella no tuvo otra opción que salir y construir otras oficinas fuera del país. Los informes de violaciones a los derechos humanos, que se conseguían en la clandestinidad, se enviaban hasta México o Managua en Nicaragua, de ahí se enviabana personal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Su muerte
Antes de su asesinato fue capturada en dos ocasiones, primero, el 12 de mayo de 1978 por la Policía Nacional; luego, el 13 de junio de ese mismo año, por la Guardia Nacional. En ambas ocasiones fue torturada física y psicológicamente. Pero continuó con su labor.
Marianella recibió amenazas en febrero de 1983, pese a ello se interna en las faldas del volcán de Guazapa a realizar una investigación sobre el uso por parte de la Fuerza Aérea Salvadoreña de armas químicas como napalm, fósforo blanco y otros. No llevaba armas, más que una cámara fotográfica, una grabadora y cassettes.
Fue en el volcán de Guazapa en donde la capturaron el 14 de marzo de 1983. Ese mismo día fue asesinada.
El cadáver de la defensora de los derechos humanos fue reconocido por el juez Quinto de Paz de San Salvador, quien dictaminó que Marianella presentaba heridas por arma de fuego en el tórax, con desprendimiento parcial del miembro superior derecho.También presentaba heridas de bala en los muslos y señales de esquirla en la región pectoral y frontal. Según el dictamen médico, Marianella fue torturada, violada y finalmente asesinada.
El asesinato ocurrió un día antes de que ella viajara a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para presentar el informe sobre las violaciones que cometían la Fuerza Armada de El Salvador y la Fuerza Aérea contra la población civil.
Hechos como este repudiaba Marianella
Mejía dijo que a una de las mujeres que Marianella  ayudó a salir del encarcelamiento político es Cunegunda Peña.
Cunegunda es de piel trigueña,  chiquita de pelo corto y cano,  con una mirada triste y llorosa al recordar, como si fuera ayer, la desaparición de su hijo Manuel, en 1980. Cunegunda exige justicia y verdad ante los crímenes de guerra.
Cunegunda fue arrestada en 1977. “Estuve presa por seis meses en cárcel de mujeres, me tuvieron tres días aparte, no sé dónde. La Policía me dejó ahí desnuda, solo en calzón. Cuando tenía sed y les decía, me llevaban un balde de pipi, me humillaron, me golpearon. Hasta hace poco, gracias a Dios, me recuperé de mi columna. Yo no podía caminar, ahora ya puedo hasta subirme a los buses”, dice.
Aseguró que eso no se compara al dolor de haber perdido a tres de sus hijos en el campo de batalla y sumando la desaparición de Manuel.
“Para nosotros es un ejemplo que ella nos dejó como defensores de DDHH y nos marcó en cómo debemos ayudar a las personas más desposeídas”, expresó Guadalupe Mejía.
Por su parte Montenegro recordó con mucha satisfacción que “gracias a Marianella” él está al frente de la CDHES. Fue en 1981 que ella invitó a Montenegro a que formara parte de la entidad.
A 30 años del asesinato de Marianella las organizaciones protectoras de derechos humanos y víctimas de crímenes de lesa humanidad continúan exigiendo justicia, reparación y verdad.
 
Sábado, 16 Marzo 2013
 
 
Fotos: CDHES/Codefam
 
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