Hugo Chávez y la integración regional

10/03/2013
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En 1998, dos hechos anticipaban lo que sería la primera década del nuevo siglo.
 
De un lado, la II Cumbre de las Américas en Santiago de Chile (18 y 19 de abril) terminaba con una declaración en la que los mandatarios instruían a sus ministros a iniciar las negociaciones del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), para que a más tardar en 2005 concluya. La foto del evento fue elocuente. Bill Clinton al centro, rodeado por los presidentes de una región completamente neoliberal, pro Washington y democrática en los únicos términos en que puede serlo, bajo las directivas del FMI y del Banco Mundial.
 
De otro lado, el triunfo electoral de Chávez en Venezuela (6 de diciembre) con más del 55 por ciento de los votos, expresaba el descontento a las políticas del Consenso de Washington en uno de los países más importantes de este lado del continente; y al mismo tiempo una resistencia social que empezaba a tomar forma en la región, que luego confluyo en una enorme campaña contra el ALCA.
 
Estos dos eventos en 1998, marcaron el inicio de una disputa entre dos modelos políticos en Nuestra América. Uno, el de la hegemonía norteamericana al son de sus grandes capitales, y otro, el chavista en su sentido más amplio, que procuraba voz propia a nivel regional, imponiendo condiciones a la inversión extranjera.
 
Al cabo de una década de influencia chavista, pasamos de ser efectivamente el patio trasero de Estados Unidos (con excepción de Cuba), a la construcción de Unasur, Celac y otros mecanismos de integración.
 
Desde que ganó Chávez, uno a uno, varios gobiernos de la región empezaron a ser asumidos por sectores progresistas: Lula (2002), Kirchner (2003), Evo (2006), Correa (2007), Lugo (2008).
 
Previamente, en 2001, se realizó en Brasil el primer Foro Social Mundial, con una articulación de organizaciones sociales que se oponía abiertamente al neoliberalismo y que en sus ediciones siguientes empezó a invitar a los nuevos presidentes como oradores centrales.
 
El resultado fue la derrota del ALCA en la V Cumbre de las Américas a finales del 2005. A lo que luego le seguirían las importantes cumbres de la Comunidad Sudamericana del 2006 en Cochabamba y del 2007 en Isla Margarita, donde bajo el liderazgo de Chávez y Evo Morales se cocinó la Unión de Naciones Suramericanas que tomó forma definitiva en Brasilia en el 2008.
 
Fueron años de ofensiva política en la región contra la influencia estadounidense, coronados en el 2010 con la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que en enero del 2013 tuvo su primera cumbre birregional con Europa.
 
Al margen de la contraofensiva de los TLC y la Alianza del Pacífico que divide a la región en dos, nadie podrá negar que uno de los principales legados de Hugo Chávez es la integración regional, en donde el Perú sigue siendo un territorio en disputa.
 
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