¿Paro nacional cafetero o el surgir del movimiento social unido?
05/03/2013
- Opinión
Este paro cafetero no es cualquier paro. Es el emergente, el surgir y el posicionamiento directo movimientos sociales de Colombia.
No lo podemos ver como una huelga común y corriente, es en sí, otra visión democracia, una resistencia cultural que lucha por un nuevo sentido democrático, que parte de la concepción de lo “nuestro”, de lo “propio”, de lo más profundo de la mentalidad andina.
La construcción de esta resistencia social subalterna ante un poder hegemónico globalizante, es un mecanismo alternativo donde prima el principio del “sujeto colectivo”, por encima del sujeto individualista que nos han inculcado desde los años primarios, que ten enseñan a “compartir” y no decir "compartamos”. Inclusive la negociación desde el gobierno hay una dominante visión de lo hegemónico, y esta mentalidad es completamente desfasada a los nuevos sentidos democráticos de “nuestra gente”.
En nuestra Colombia en estos momentos, llevamos a la fecha estoy llevamos más de ocho días de “paro” , la forma como está diseñada la movilización, es totalmente diferente de como se ha hecho en el pasado, la organización es igual a la movilización latinoamericana. Tanto la manera de moverse, negociar, exponerse y proyectarse. Es concebida desde las mismas mentalidades culturales de acción. La heterogeneidad esta desplegándose en forma de red y telaraña, esto mis lectores “el estado no lo concibe”, ni le será fácil desarticular.
No es la fórmula común que la izquierda tradicional hace y que es imitativa de la movilización socialista europea oriental “de afuera adentro” y viene con ideologías prestadas de la izquierda alemana en los siglos del siglo XVIII y la revolución rusa.
Aquí lo “que se mueve” es un movimiento social latinoamericano que la resistencia lo parte desde lo intercultural, del interdiálogo y sobre todo de la misma territorialidad indentitaria aferrada a sus manifestaciones de diversidad, con una resistencia muy arraigada “de lo propio” y como resistencia cultural, establecen un “etnopolitica propia”, que dudo que los negociadores estatales comprendan y creo... que están patinando, como dicen nuestros mayores…
Con este resistencia que viene de la misma “cultura política” y la decidida convergencia del “sujeto colectivo”, con este sistema de movilización andina y con una apropiación del discurso político cultural de resistencia que no lo tiene cualquiera, han logrado cambios, “ni paso atrás” reza el lema. ¡Mis amigos, colombianos!, han caído tres presidentes en Ecuador, en Bolivia y aunque no lo crea en Venezuela.
Los movimientos sociales con este sistema ancestral de lucha, se han convertido en una alternativa de los nuevos sentidos democráticos que hacen florecer a nuestra Latinoamérica desde otra perspectiva, que va de acuerdo a las realidades cotidianas que viven nuestros pueblos.
Las políticas que se posicionan en esta movilización, nace desde la cultura misma, desde las identidades de los colectivos que están movilizándose, viene de su lucha y esa heterogeneidad política unida, lanza un desahogo profunda de un “no más”. “la voz del sin voz” del “derecho a tener derechos”. Esto se llama la cultura política con resistencia étnica hasta la última consecuencia.
No es la forma política que maneja el poder neoliberal, que tiene en nuestro gobierno, esta hegemonía neoliberal que viene desde el presidente Gaviria no representa la verdadera identidad e intereses de nuestros pueblos. Es por eso que esta visión intercultural tiene a la mayoría de colectivos colombianos apoyándole. Por eso como dije “no es un paro común”, es el surgir de todo el movimiento social colombiano.
Por eso, el gobierno colombiano, no está preparado para enfrentar estas mentalidades, estas formas de ver, ser, pensar y trascender. Hay un enemigo común, que los unió, en medio de la diversidad y la heterogeneidad. El “divide y vencerás” no le funcionara”. Porque esta situación, va más allá de los intereses individualistas. Esto es lo que no entiende el Estado, esta frente a “sujetos colectivos”.
La lucha social como aquí presenta, es el emergente movimiento social latinoamericano que viene desde la misma voz de las identidades culturales.
Este país no está preparado para enfrentar y negociar una situación que viene desde el pensamiento andino, en forma de red y telaraña es una resistencia social ancestral que se está apropiando del discurso, de un propuesta intercultural contrapolitica subalterna que no tiene piso para los negociadores hegemónicos del estado. “ceden o ceden”.
El Estado tiene una mentalidad cuadriculada, los gobernantes han sido formados desde las mentalidades eurocentristas y occidentalistas la resolución de conflictos desde el punto de vista económico neoliberal no les va a funcionar. Lo que aprendieron en Harvard y Yale no los preparó para esto.
Para sentarse y “supuestamente darle una salida, una solución”. Nuestros gobernantes y sus ministros tienen que hacer escuela sobre lo que es la heterogeneidad cultural, tiene que hacer escuela sobre lo que es la cultura política, etnopolitica intercultural, del proceso de resistencia y la construcción política del posicionamiento político definido con arraigado de los nuevos movimientos sociales que están emergiendo con este suceso y va partir la historia de Colombia en dos; de no ser así, si se dejan llevar desde “ellos”, desde su mentalidad petulante y hegemónica, les costará caro, hasta la silla del presidente, como sucedió en otros países andinos.
Darle migaja a nuestro pueblo colombiano ya no sirve.
Los negociadores tienen que olvidarse de lo que aprendieron sobre resolución de conflictos en sus universidades hegemónicas, que le dicen "que es mejor para la gente en tal cual caso” y no le enseña a “escuchar a la gente, negociar desde las identidades”, ponerse en los zapatos de las colectivos étnicos para sentarse a tomar las decisiones correspondientes.
No ver desde su mirada paternalista, sino aprender desde lo mismo colectivos, esto se llama “aceptar la ventrilocuidad social”, es decir, aprender desde la propia voz de la mentalidad cultural del colectivo. De no ser así, resbalara en sus supuestas “buenas intenciones”.
El ver los colectivos de nuestros pueblos, como “no preparados para decidir por sí mismos”; ha sido el mayor error de todos los negociadores y todos los conciliadores a través de las ultimas décadas, es que siempre piensan desde la óptica del Estado y no desde la óptica del pueblos. ¿Cuánto ha estado continuamente representantes del mismo colectivo en la elaboración de proyectos sociales del gobierno?, difícilmente alguno, se hacen estudios, pero ¿se involucra a la gente en el momento de elaboración de los proyectos social del Estado?, no creo. En el momento de la ejecución del proyecto social, ¿la gente favorecida, trabaja mano a mano con los ejecutores, desde la administración, desde la junta que toma decisiones?, no creo.
La mentalidad del Estado, es hegemónica y paternalista para tener a los colectivos sumisos, manipulables y con un tetero de leche de “familias en acción” para mantenerlo entretenidos.
Por eso no podrán tener una propuesta de solución, sino tienen la humildad y sencillez como la de nuestros colectivos de negociar desde los “nuevos sentidos democráticos” que están movilizando en lo ancho y largo de nuestro país.
El gobierno debe sentarse, aprender de esta escuela latinoamericana, de esta voz que está dispuesta dar todo por el todo por defender su ideal etnopolitico intercultural, no tienen nada que perder por que nada tienen, el Estado los ha endeudado y fracturado su existencia, por eso la resistencia social andina de nuestra Colombia, es más fuerte que la del Estado, y van a ver, que más de un consejero del Estado va a tirar la toalla, porque no está preparado para esto.
En “nuestro” pensamiento andino y latinocolombiano es que no somos sujetos individuales, “somos sujetos colectivos”.
Un paso más, y el poder del Estado estará frágil. El presidente está en hilo, puede perder su mandato.
Gerardo Frey Campo
Maestría Estudios de la Cultura
Twitter:@gerardofrey
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