Perspectiva electoral de los partidos alternativos

04/03/2013
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No hay duda que una democracia no sólo es la formalidad de la elección de representantes y gobernantes periódicamente, sino también las posibilidades de participación política que tengan las distintas expresiones políticas, especialmente las minoritarias o nuevas en la escena política. Claro, esto no significa que necesariamente haya que establecer reglas que atomicen completamente los mecanismos de representación política; por ello una especie de tensión en democracia es cómo no excluir a sectores políticos, pero al mismo tiempo como no caer en una situación de dispersión tal de la representación política que hagan ingobernable el sistema político.
 
A lo anterior se suma la tradición latinoamericana y colombiana, por supuesto, de los caudillismos políticos donde estos tienen una actitud refractaria a ser encuadrados en partidos políticos y por lo tanto la tendencia a estar fundando paridos y movimientos políticos cada cierto tiempo.
 
Por eso ahora, cuando se aproxima el debate electoral del próximo año y teniendo en cuenta que en la tradición colombiana las campañas inician con mucho tiempo de anticipación, uno de los temas que ha empezado a plantearse es el del nuevo umbral del 3% -aprobado hace rato, hay que recordarlo-, como un limitante para las minorías políticas. Adicionalmente están otras reglas del juego que dificultan la presentación de listas de coalición entre grupos de ciudadanos y partidos políticos y especialmente qué hacer con sectores de congresistas disidentes de las orientaciones de sus partidos.
 
Sobre el primer aspecto, recordemos que el umbral es un mecanismo que tienen la mayoría de los sistemas electorales contemporáneos para garantizar que las opciones políticas que se presenten a los votantes, tengan alguna posibilidad de éxito y desestimular aquellas iniciativas aisladas sin ninguna posibilidad. En Colombia, a partir de la expedición de la Constitución del 91, hubo una atomización de la participación electoral, en parte debido a que las normas constitucionales lo posibilitaban, recordemos que sólo se exigían cincuenta mil firmas para inscribir candidatos; ello originó el surgimiento de una gran cantidad de ‘micro-partidos’ que convirtieron la representación política en representaciones individualizadas –tuvimos alrededor de ochenta partidos con personería jurídica, lo cual es completamente negativo para un sistema representativo.
 
Normalmente a los dirigentes con vocaciones caudillistas, les encanta este sistema personalizado porque tienden a no aceptar ningún tipo de disciplina organizativa ni de control. Pero, el mecanismo del umbral no es otra cosa que el estímulo a las organizaciones políticas para agruparse por identidades o cercanías, políticas e ideológicas.
 
Ahora bien, no siempre el efecto es el mejor, especialmente cuando se confunden coaliciones electorales, con ciertas coincidencias, con organizaciones partidistas. Algo de eso sucedió en la experiencia que se dio después de la reforma electoral de 2003 que modificó las reglas del juego electoral. En el caso del Polo Democrático Alternativo, que  antes que nada fue una coalición de corrientes políticas de izquierda, pero no necesariamente con identidades para convertirse en un partido político y menos cuando pretendió poner en funcionamiento el ‘centralismo democrático’ para la toma de decisiones, lo cual llevó al proceso de fractura que es ya conocido; salieron el ex alcalde Lucho Garzón, Gustavo Petro y lo que luego se ha configurado como Progresistas y ahora hay un grupo de congresistas que quisieran abandonar el Polo, pero no lo pueden hacer por las reglas del juego.
 
El Gobierno Santos parece reacio hasta el momento a presentar una nueva reforma política, lo cual tiene razones de fondo –no es bueno en ningún sistema político estar cambiando las reglas electorales cada que un grupo de ciudadanos no se acomoda en un partido político, menos en cercanías de un debate electoral- y de forma, el temor de que haya vía libre al transfuguismo político, una característica recurrente en nuestro sistema electoral- y sobretodo que pudiera esto beneficiar al ‘coco’ de la política como es el Puro Centro Democrático del uribismo.
 
Claro hoy día tenemos nuevas realidades políticas; unas fuerzas e iniciativas políticas de reciente creación y de dinámicas diversas como son el caso de Progresistas, la Marcha Patriótica, la iniciativa ciudadana ‘Pido la Palabra’ y el mismo Polo Democrático Alternativo, que se enfrentan a una realidad de tener pocas posibilidades electorales de superar el umbral si concurren al próximo debate electoral desunidos. Sin embargo, allí lo evidente es que no es el umbral el único responsable, es también la equivocación en la construcción partidaria lo que llevó a esta situación.
 
Las fuerzas políticas minoritarias, por ahora –en democracia mayorías y minorías cambian-, como los Partidos Verde y Mira o la izquierda política que hemos reseñado, deberían colocar sus esfuerzos es en afinar sus estrategias electorales y/o encontrar aliados con los cuales puedan hacer coaliciones electorales que les permitan superar el umbral sin problemas. En el caso de la izquierda política, es altamente probable que si logran agruparse, la Marcha Patriótica, el Polo, Progresistas y el movimiento Pido la Palabra, podrían aspirar a tener una representación en corporaciones públicas cercana a la cuarta parte de los votantes totales, porque los electores de avanzada son mucho más de los que hasta ahora han expresado su voto por la izquierda tradicional.
 
Sin embargo, sería recomendable que las opciones políticas, que se auto-consideran como alternativas al clientelismo y la política tradicional, no reduzcan sus debates y coaliciones a cálculos electorales, las cifran y los porcentajes, situación que disminuye el análisis de fondo, que debe apuntar a construir de manera realista movimientos y/o coaliciones políticas y democráticas que trasciendan la barrera del temido umbral.
 
El desafío para las nuevas opciones políticas más allá de que pueda modificarse el umbral –por ejemplo, manteniendo el 2 % actual- tienen la tarea de cómo enfrentar exitosamente las nuevas reglas del juego electoral y especialmente cómo avanzar en la construcción de propuestas políticos más sólidas; con estabilidad política y programática. Estar fundando partidos o movimientos políticos todos los años no parece ser serio ni conveniente.
 
Alejo Vargas Velásquez
Profesor titular Universidad Nacional, Coordinador Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa
 
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 341
Semana del 1º al 7 de marzo de 2013
Corporación Viva la Ciudadanía
 
 
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