“En el espacio, nadie escucha su grito”

Una izquierda criolla-eurocéntrica que precisa autocrítica

14/02/2013
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Así rezaba el eslogan que acompañó el marketing comercial de “Alien: el Octavo Pasajero”, la famosa película protagonizada por Sigourney Weaver, que en el año 1979 hizo su aparición para ocupar desde ese año las pantallas del cine-terror. Se trataba de un extraterrestre polizón (monstruo), cuyos intentos de “comerse” a toda la tripulación y penetrar al planeta Tierra, eran cada vez más posibles dada su perfección predadora, y además “ayudado” por las angurrias de la empresa transnacional-transplanetaria, con ansias de “importar al bicho” para sacarle algún provecho comercial.
 
Tan igual, como “predadores extraterrestres” aparecen los que pretenden o han pretendido “andinizar” a la izquierda peruana. Así, a Edmundo Murrugarra, en el “espacio de la izquierda” nadie lo escucha o nadie quiere escuchar su grito, ese grito “arguediano” de: “Yo no soy un aculturado”, dicho en la Conferencia sobre los 100 años de José María Arguedas y su remache:"…la tragedia de nosotros, es que estábamos orgullosos de ser marxistas-leninistas...". Suponemos que ese “nosotros”, hacía referencia a todos los reunidos allí, o a todos los que celebraban los 100 años del aniversario de Arguedas. O, tal vez (?) hacía referencia a toda “la izquierda peruana”… solo Edmundo lo sabe; lo cierto es que lo dijo y quedó filmado y publicado en YuoTube:  http://www.youtube.com/watch?v=ZmgKcC_5znw ; tal y cual reza la frase
 
La izquierda peruana –para relanzarse- necesita que se hagan las imprescindibles autocríticas respectivas sobre las décadas pasadas, y se tiene que explicar por qué se pasó de ser la segunda fuerza electoral en las elecciones de 1995, a quedar en la atomización más absoluta en los últimos años, hasta hoy que ha sido cruelmente “trapeada” por un ex militar desubicado y tramposo, que ha usado a la izquierda como peldaño para encaramarse en la Presidencia del país. Sin embargo salvo algunos mea culpa de ciertos dirigentes de segundo orden, ninguno de los partidos de izquierda (que aún existen) ha realizado una auto crítica como debe ser, y menos una rectificación de ningún tipo.
 
Al parecer nadie sabe qué es “ser de izquierda”, y nadie lo quiere saber ¿qué hizo la izquierda en el Perú hasta hoy? La presencia de cuadros y personajes progresistas y democráticos en la CVR, hizo que su informe final tenga un tufillo de “autocrítica izquierdosa”, con cierta culpa vergonzante por la aparición y presencia de SL en su vientre mismo, ¿funcionaremos todos con el mismo “chip”?. Otros, marginales a las cúpulas mayoritarias o hegemónicas, como Ricardo Lets (del Comité Malpica) o Beto Adrianzén del desaparecido colectivo “ciudadanos por el cambio”, han intentado sin resultado alguno, tímidas autocríticas en textos de mayor o menor extensión.
 
Tampoco sostengo que una autocrítica tenga que culminar necesariamente, en un ‘renegar’ del marxismo-leninismo; ni mucho menos, creo que la tozudez y dogmatismo de Movadef-SL al afirmar que “el marxismo está vigente”, tenga que ser parte de las conclusiones de una real y profunda autocrítica de la izquierda peruana. El marxismo como herramienta de análisis y de cambio, debe ser ubicado en su sitio, pues es útil en ciertos espacios, momentos y circunstancias, pero hay que olvidar y destruir aquella perversión teórica que dice que el marxismo es una “ciencia” que sirve para todo (verdadero “chip” cerebral enajenante que aún es impartido en los colegios y universidades, especialmente por maestros del SUTEP), esta “deformidad” pedagógica, ha sido y está siendo usada en especial como sustituto de la “identidad histórica” de los peruanos, ¡perversa ocurrencia de los aculturados!, que nos ha costado el “río de sangre” reciente de los 70,000 muertos que re-contó la CVR, la mayoría indígenas.
 
Pienso que hasta los militares, como institución, aprenden más rápido que los intelectuales de la izquierda, las lecciones que la historia última nos ha dado, y esto es muy fácil de argumentar. Cierto es que la experiencia del “Plan Inka” y del Gobierno Militar de Velasco Alvarado, fue el resultado de la presión ejercida sobre las FFAA por las guerrillas de los años 60, donde los oficiales de nuestras FFAA tuvieron que procesar el porqué de la necesidad de las reformas que su jefe supremo, el general Juan Velasco llevó a cabo, no precisamente con procedimientos muy “democráticos”, es por esto que la izquierda caracterizó al período velasquista como de “reformista burgués” o de “bonapartista”, etc, pero dándole validez “revolucionaria burguesa”.
 
Pues bien: Si las “románticas guerrillas” de los 60 produjeron estos “radicalismos revolucionarios” en las FFAA, pregunto: ¿Qué reacción ha podido producir a las FFAA el fanatismo despiadado y dinamitero de SL, que ha arrojado destrucción y muerte ampliando, la violencia de los 60s, por mil? La respuesta es fácil, es una sola y está a la vista: el “humalismo”, con todas sus variantes y secuelas: El llamado “etno-cacerismo”, el “etno-nacionalismo”, su encarcelado “incendiario” (con vocación de bombero), la “mariconada” de Ollanta, el “nadinismo”, la familia “dividida y enfrenada”, etc. Toda una gama de “productos” con el mejor marketing (andino-andahuaylino), pero finalmente todos sub-productos del “humalismo” ofrecidos al mercado como un gran y el mejor psicosocial…, ¿Montesinista?, quién sabe, para el caso no importa, lo cierto es que funciona, Ollanta está en el gobierno y está sirviendo como un peoncito a los planes de las multinacionales y al neoliberalismo, lo hizo antes el farsante Toledo, (el “amigo” de Bush). Igual, la CIA adiestró a Montesinos y lo usó hasta que con su socio Fujimori, quisieron pasarse de listos y comenzaron a crear “su negocio propio”, estableciendo su cartel coquero y vendiendo armas a las FARC; parecido caso pasó con Bin Laden y Al Qaeda, en Afganistán. Estos son “experimentos” a lo Frankeinstein, donde los titiriteros no saben si sus monstruosas creaciones, se van a independizar o no. Pero, pese a quien pese, ahora las FFAA están gobernando en la sombra del humalismo, con dizque la “esperanza” que reza el párrafo final del prólogo del último libro de Antauro Humala, que dice que: “… Ollanta desde la presidencia, buscará que corregir el plan de la hoja de ruta, impuesta por la derecha”.
 
El maestro Basadre lo dijo alguna vez, pero Bryce Echenique lo puntualizó con más ganas en La República del 19/07/92 al escribir que la derecha peruana es “estúpida, amnésica, ignorante, ciega, mezquina, racista y barata” y además que no tiene proyecto; pues yo creo que la izquierda es peor, sin ofender, y esperar que haga conciencia de la necesidad de una autocrítica colectiva es muy difícil. Sin embargo, no todo está perdido, tal como queremos afirmar en este artículo, hay excepciones que despiertan esperanza de autocrítica y rectificación, gente como Murrugarra, y casos como el viejo luchador Hugo Blanco, que no ha hecho una autocrítica, pero que con su persistente periódico “Lucha Indígena” y su presencia en la contienda contra la minería predadora, da testimonio de su rectificación, o también grupos como “Pueblo Unido” que afirman abiertamente que luchan contra su propia “colonización mental”.
 
Pero vale lo dicho por ese verdadero “Alien” Murrugarra gritando en el espacio vacío, donde nadie escuchará su grito, salvo si ese grito se llega a convertir en una autocrítica completa y colectiva de la izquierda…¿Qué se necesita para ello?, lo dice Edmundo: "tenemos que definir, cual es el tronco y cual el injerto...el caso de J.M. Arguedas el tronco es la cultura andina-amazónica, allí se injerta lo europeo, lo chino...tenemos nuestra escuelita que es un tormento...tísica, palúdica".  Ya antes, el célebre antropólogo Tom Zuidema en una antevista hace más diez años, contestaba a las preguntas del exministro de Cultura Juan Ossio, así: “Como holandés, descendiente de estudiosos coloniales, me parece, en cierto modo, que el Perú es un país colonial; hay gente de una cultura occidental que gobierna a pueblos completamente distintos, y si no se puede hacer de Lima “una república independiente”, entonces hay que resolver el problema de estudiar mejor las cultura fuera de Lima. Quizás esto es una contestación un poco simplificada y no muy científica pero me parece que llega más a las bases donde el problema es mucho mayor que en Ecuador y Bolivia. Y también, me parece casi imposible occidentalizar todo el país, como en Argentina. Creo que es mejor tomar una actitud a la manera de Suiza. De adaptarse al país y no adaptar todo el país a lo que es Lima”.
 
En esta declaración, Zuidema, les dice a “las minorías” de cultura occidental, que gobiernan colonialmente al Perú desde Lima, que lo mejor sería hacer de Lima una “república occidental independiente”, pero como esto “no se puede”, (creo que en realidad quiso decir “pero como el colonialismo no se puede dejar de ejercer”) será mejor que los criollos estudien bien a sus colonizados, porque el problema es mucho mayor que en Ecuador y Bolivia (periferia del colonialismo virreinal criollo) porque “me parece casi imposible occidentalizar todo el país”. Más claro no canta un gallo, menos un gallo europeo experto en colonialismo.
 
Bueno, desde esta premisa podemos comprender la propuesta y acción misma de J.M. Arguedas: Escribir sobre el mundo andino, sobre los indios, de tal forma de crear un interlocutor que piense en quechua pero hable en castellano, que signifique una puerta de diálogo intercultural y un “paraguas” o espacio político “plural” o “plurinacional”, donde los “indios” puedan ser reconocidos y legitimados como pueblos y como peruanos.
 
Creo que esta es la tarea pendiente que José María Arguedas nos ha dejado a los peruanos que distinguimos “cuál es el tronco y cuál el injerto”, en el decir de Martí y que hoy nos lo recuerda Murrugarra. Es el mestizaje digno (el de la identidad andino-amazónica) por el que luchamos los peruanos que buscamos legitimidad, y que no queremos seguir siendo in-visibilizados como “Aliens”, en el espacio autista del criollo peruano, y más aún de la izquierda criolla peruana. Pero los “Aliens” se están multiplicando, cada vez somos más, como en Bolivia y en Ecuador, y en el norte argentino, y en Colombia, y en la selva Lacandona…y ahora al sur del Biobío.
 
Sí, creo que la izquierda peruana puede volver a tener éxito y alcanzar también el “buen gobierno”, pero antes, debe desarrollar una autocrítica, apuntando principalmente a abandonar su “criollidad” (eurocéntrica) y a su pensamiento colonial, más que a su caricatura de “marxistas-leninistas”, que es la careta instrumental con que muchos, esconden su anomia, pues cometieron el gran error de poner la herramienta o “ciencia” del marxismo en el lugar correspondiente a nuestra identidad histórica, porque: “Sin el indio, no hay peruanidad posible” (J.C. Mariátegui), a lo que habría que puntualizar: El indio, como eje y cimiento de la peruanidad.
 
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