Los desafíos del día
11/05/2004
- Opinión
La fluida realidad que está viviendo Bolivia pasa, sin solución
de continuidad, del inminente peligro de un golpe de Estado a la
urgencia de definir las implicaciones que tendrá el referéndum
obligatorio sobre la política energética del país.
De viernes a lunes de la semana pasada, todos estuvimos
pendientes de lo que ocurría en los cuarteles. Hubo sucesivos
encuentros entre el presidente Carlos Mesa y los mandos
militares, declaraciones y comunicados que, en vez de traer
tranquilidad, dieron pábulo a diversos rumores. Hasta este
miércoles, incluso, los periodistas registraron una actividad
anormal en el regimiento en que prestan servicios los oficiales
reclamados por la justicia ordinaria. La situación, sin embargo,
parece ir calmándose en forma paulatina, aunque es cierto que
queda aún el resquemor de una reacción violenta de grupos
militares.
En ese clima altamente sensible, vuelve a ser centro de
preocupación la realización del referéndum, señalado por el
gobierno para el domingo 18 de julio.
Los azarosos caminos
Para llegar a este referéndum, ha sido preciso pasar por una
serie de definiciones que incluyeron, en el pasado inmediato, la
renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada, el juramento del
presidente Carlos Mesa, la reforma de la Constitución Política
del Estado y la convocatoria que hizo, hace dos semanas, el
propio presidente.
Tal convocatoria se produjo luego de esperar que el Parlamento
aprobase una ley de procedimiento para normar esta convocatoria.
Problemas de diversa índole han impedido, hasta ahora, la
aprobación de este instrumento. Urgido por la situación, Mesa
optó por convocar mediante decreto.
Los problemas con que los parlamentarios han tropezado en su
intento de normar la convocatoria, son la consecuencia de los
puntos de vista múltiples, muchos de ellos enfrentados, entre
unos y otros sectores de la sociedad. Hay fuertes discrepancias
sobre el carácter que debe tener el referéndum: ¿debe tener
niveles nacional, departamental y municipal o ser sólo
nacional?; los temas a tratar ¿deben ser todos o hay que
establecer restricciones?; ¿se debe permitir la propaganda o
sólo es aceptable la información?; las preguntas ¿serán
sancionadas por un organismo alternativo o aceptarse las que
plantee el poder o sector que tenga la iniciativa?
Con tantos problemas que enfrentar, el Parlamento tiene por
delante un largo debate que, desde la óptica del presidente
Mesa, está condimentado con una intencionalidad de obstaculizar
su tarea.
La solución complicada
Impulsado por esta apreciación absolutamente personal, Mesa
quiso cortar por lo sano expidiendo un decreto supremo, que
establece las normas que regirán para este primer referéndum. A
nadie se le oculta que, lo que ocurra en esta experiencia
inicial, será una base para normar el procedimiento en
posteriores consultas.
Según esa resolución, el referéndum consultará los temas
relacionados con la política energética, expresión que implica
específicamente la definición sobre el futuro del gas natural.
Teniendo alcance nacional y, sobre la base de 'un ciudadano, un
voto', la consulta establecerá qué hacer en esta materia. Pero,
por supuesto, tal 'qué hacer' estará determinado por las
preguntas que el presidente proponga al país. Éstas deben ser
conocidas 60 días antes del referéndum, es decir, el ya
inmediato 19 de mayo.
En los departamentos productores de hidrocarburos, los comités
cívicos han ido creando un sentimiento excluyente de propiedad
de éstos, que ha proclamado, más de una vez, el rechazo a la
intervención del resto del país. Por cierto, tales comités
cívicos representan, en gran parte, a los grupo de poder
locales. Es lógico, por tanto, que se pretenda este tipo de
manejo exclusivista.
Esta atmósfera enrarecida, ha permitido una original demanda: el
referéndum debe hacerse por circunscripción departamental. Es
decir, en cada uno de los 9 departamentos del país se hará el
conteo de votos y, la mayoría, representará al departamento. A
nivel nacional, sólo se establecerá cuántos departamentos se
inclinaron por una opción y cuántos por la contraria. La
concentración demográfica no influiría para nada en los
resultados.
Tal exigencia se basa en un supuesto resultado previsible: los
departamentos de 'la media luna' estarían a favor de las
posiciones enarboladas por sus comités cívicos. Sus previsiones
son 5 departamentos con los que contarían contra 4 que les
serían adversos. Los grupos de poder que manejan tales cálculos,
tienen en cuenta que, la mayoría demográfica del país, se halla
precisamente en estos últimos.
Así las cosas, el presidente Mesa no ha dado con una solución
aceptable en el tema del referéndum y, antes de su realización,
deberá salvar más de un escollo.
El meollo de la cuestión
Pero, por supuesto, el tema fundamental es la política
energética.
La situación actual, sucintamente, se define así: el potencial
gasífero del país se ha multiplicado por 10 en los últimos 5
años; empresas transnacionales tienen en sus manos tanto la
explotación, como el transporte, la comercialización y todas las
etapas intermedias y finales. El traspaso de esta riqueza a
manos privadas, hace 8 años, se hizo a cambio de una regalía que
apenas alcanza al 18% del precio en boca de pozo (monto que se
establece a partir del precio de venta en punto de destino, del
cual se descuentan los costos de transporte, controles, riesgos,
gastos de administración que, por lo general, suponen 2 tercios
del precio de venta). Ese 18% se distribuye así: 11% al
departamento productor, 1% a los departamentos de Beni y Pando y
6% al Tesoro General de la Nación.
La insurrección de octubre pasado, que concluyó con la fuga de
Sánchez de Lozada, demandó la recuperación de la propiedad de
los hidrocarburos como cuestión previa a cualquier contrato de
exportación. Esta reclamación central, por tanto, debe definirse
en el referéndum.
Sin embargo, los comités cívicos interesados en el beneficio
inmediato, contraponen su posición: interesa sobre todo la
exportación, aunque fuese en las actuales circunstancias de
propiedad o tenencia del gas natural.
En las semanas próximas se irá acentuando esta confrontación que
puede ser de ideas hasta su desemboque natural en el referéndum,
o puede llevar a enfrentamientos de otro carácter.
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