Pueblo combativo y tiranía mediática

12/01/2013
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En estas últimas semanas los grandes medios comerciales de imposición noticiosa viven una orgía necrófila hacia un cadáver que no existe. El desenfreno enfermizo los carcome, y esperan inútilmente el deceso de un revolucionario. La historia de América Latina está llena de hombres y mujeres que nada ni nadie ha podido contra ellos. Muertos son quienes viven henchidos de odio y egoísmo, carentes de humanidad y humanismo. Razón tenía el pensador peruano Manuel González Prada cuando afirmaba que “Muertos son los que tienen muerta el alma pero viven todavía”. Es risible observar cómo estos que se llaman defensores de la vida y los derechos humanos, en lugar de respetar el estado de salud y recuperación del líder bolivariano, le desean la muerte.
 
Violando los más elementales principios éticos de consideración por una persona convaleciente y el pueblo que mayoritariamente lo reeligió, asumen posiciones injerencistas, señalando cuál debe ser el destino de la patria de Bolívar (creen que Venezuela es su feudo). A esto se agrega las opiniones del imperio, que quiere hacerse pasar por deferente. La portavoz del Departamento de Estado Victoria Nuland dijo “Obviamente estamos, como lo estaríamos con cualquier persona que sufre lo que él está sufriendo, preocupados por su salud, y le deseamos una pronta recuperación”. Pero esto no es todo, también indicó que “Washington sigue de cerca las discusiones entre venezolanos sobre el futuro político del país y su preocupación es que todas las voces sean escuchadas".
 
¿Cuáles discusiones? ¿De qué voces habla la señora? ¿Se referirá a todas esas voces de cientos de miles de venezolanos que el pasado 10 de enero repetían “Yo soy Chávez” “Todos somos Chávez”? Porque si Nuland al decir “que todas las voces sean escuchadas” está pensando en esa oposición pusilánime, que no se atrevió a salir al paro cívico que convocaron por temor a sufrir otra derrota pública, está bastante equivocada. En la actual coyuntura venezolana la oligarquía –aliada a los intereses que Nuland representa- no tiene nada que decir ni aportar, todo lo que tiene que hacer es recular y ver avanzar triunfante a la revolución bolivariana.
 
Surgen más preguntas: ¿quién es Estados Unidos para seguir de cerca lo que sucede en Venezuela? El gobierno bolivariano en los últimos lustros ya le ha dado contundentes ejemplos de cómo se realizan elecciones democráticas transparentes. Venezuela no necesita que nadie, menos aún los Estados Unidos, siga de cerca lo que sucede en la patria de Bolívar. ¿Por qué Washington se preocupa por el destino Venezuela? Lo que quiere la Casa Blanca es volver a tener un peón sentado en Miraflores, que en lugar de promover el desarrollo humano dentro y fuera de Venezuela, sirva a los intereses económicos de las empresas transnacionales y a los intereses geopolíticos del imperio en la región.
 
Valió la pena sentarse frente al televisor para disfrutar, viendo cómo los publicistas del status quo Patricia Janiot y Fernando Del Rincón (asalariados de CNN) babearon bilis cuando sus escuálidos personajes de la oposición en Caracas respondieron incoherencias sobre lo que sucede en la Patria del Libertador. Todo indica que por primera vez la oligarquía caraqueña adquirió la Constitución de Venezuela para empezar a leerla.
 
El 10 de enero el farandulero Del Rincón desde la capital venezolana, transmitió la fiesta chavista a la que no había sido invitado; fue a ofrecer las cámaras televisivas a los opositores “democráticos” -organizadores del Paro Cívico-, y terminó sordo de escuchar “Yo soy Chávez”, “Todos somos Chávez”. Por su parte Janiot en Atlanta se retorcía de impotencia al ver ese mar humano de chavistas por todo Caracas. Los revolucionarios más optimistas, tienen esperanza de que los discursos de Daniel Ortega, Evo Morales, José Mújica y Fernando Lugo les hayan abierto un poco la mente a esos publicistas.
 
Que nadie se llame a engaño; desde fuera de Venezuela existe una bacanal ideológica contra el proceso bolivariano. Quieren aprovecharse de esta coyuntura. Pero esa horda tiránica mediática se equivoca si cree que Hugo Chávez está postrado en La Habana. No, el Comandante está eufórico, batallando con su pueblo bolivariano, el cual está dispuesto a dar las peleas que sean necesarias para defender los derechos conquistados y la independencia de la Patria de Bolívar.
 
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