en busca de una sociedad más comprometida... consigo misma
Ley de Responsabilidad Social
03/05/2004
- Opinión
Hablar de responsabilidad social en esta Venezuela en ebullición,
no resulta fácil, sin embargo, tal vez por esa misma razón, es por
demás urgente su presencia en la agenda cotidiana de sus
ciudadanos y no solo de los entes políticos y comunicacionales.
Es en esta " atmósfera" que cotidianamente vivimos, y a la que,
sin embargo, nos resistimos a acostumbrarnos, el tema de la
libertad de expresión y su correlato, el derecho a la información,
es uno de los más discutidos y más cuestionados por los
venezolanos.
El derecho a la información-señala el sociólogo chileno Hugo
Osorio- pertenece al área de los Derechos Humanos individuales,
subjetivos y sociales, en razón de ello, la información es una
necesidad social, una exigencia de los individuos de una
colectividad. Sin este derecho, " toda la institución democrática-
informativa se desmorona y da paso a la desconfianza y al rumor,
que son la degradación de la información"
Igualmente, el derecho a la información ha pasado de ser un bien
individual a un bien social, transformando su carácter de derecho
humano individual en un derecho político-democrático que se ejerce
democráticamente, "colectivamente, ante el estado y por el estado
y también, ante otros grupos que puedan interferir el debido goce
del mismo y sus derechos" tal como lo afirma el investigador
Miguel Rodríguez.
Una discusión que apenas comienza...
Esta discusión apenas comienza. Está discusión hace que Venezuela
esté en el ojo del huracán del mundo (en especial, luego de los
sucesos de abril del año 2002) porque esta atañe a todos, en
especial en estos tiempos de globalización, al abordar una
confrontación esencial y por demás ineludible entre los derechos
democráticos básicos y la dictadura mediática.
No contar con la pluralidad de medios divergentes- puntualiza
Osorio- que reflejen a toda la sociedad, puede conducir no solo a
una visión parcial de lo que ella es, sino también a la
posibilidad de "hacer el silencio" y lo que es peor aun, la
posibilidad de que, como fruto de una conspiración o no, se " haga
el silencio " sobre determinadas cuestiones, tal vez, sobre
dimensiones esenciales de la vida humana.
Como verán, la descripción no puede ser mejor de lo que aquí se
vivió en abril de 2002 y que tan contundentemente denunciara
Andrés Izarra, editor de El Observador, en RCTV, quien renunciara
al canal bajo lo que él describió como "extremo estrés emocional"
por quererlo obligar a silenciar lo que ocurría en las calles del
país. Desde entonces, ha alertado sobre el riesgo que representa
para la democracia que los medios decidan abandonar el periodismo,
tal como ocurre cotidianamente en Venezuela.
En este país, los medios han dejado de ser mediadores para
convertirse en actores, de allí que sea necesario-en aras de la
salud mental de la sociedad- revertir esta situación, hacer que
los medios de comunicación masivos retomen el papel para el cual
fueron creados. La ley de Responsabilidad Civil en radio y
televisión, tiene como uno de sus objetivos contribuir a la
restitución de ese rol primigenio de los medios y de ello, vamos a
hablar en este artículo.
La importancia de estar comunicado
Es tal la importancia de tener libertad de expresión y de estar
informado, que en el acuerdo firmado en el 2003 por el Gobierno
nacional y la oposición, bajo la facilitación de la OEA, Centro
Carter y PNUD, uno de los preceptos que quedó por escrito, fue la
necesidad de que los medios de comunicación deben " informar a los
ciudadanos, sobre opciones políticas, con un sentido de equidad e
imparcialidad".
Por ellos y ante unos medios que han distorsionado su rol en la
sociedad venezolana, el canciller Roy Chaderton denunció ante la
XXXIII Asamblea General de la OEA realizada en Chile el 9 de junio
de 2003, que los medios han usurpado en Venezuela los espacios
abandonados por los partidos políticos tradicionales, desplazados
del poder por la vía democrática y, en nombre del interés privado,
se crea la noticia, se manipula y deforma la información,
diseñando una realidad virtual que oculta y censura la realidad
real.
En busca del futuro
En el país, toda la reglamentación vigente sobre la
responsabilidad y el funcionamiento de la radio y la televisión,
se inspira en una ley que data de 1940, cuando en el país no
existía aun la televisión y se trata de reglamentos parciales que
tratan su objeto de una manera fragmentada, señala el Observatorio
de Medios, en su último comunicado del mes de junio de 2003.
Sesenta años después, en el año 2002, CONATEL da a conocer a la
opinión pública nacional la propuesta del anteproyecto de Ley
sobre la " Responsabilidad social en la prestación de los
servicios de divulgación audiovisual y sonora". La idea era que el
país conociera la propuesta, la discutiera y se involucrara en la
redacción final de la misma. La idea es que se ponga a tono el
desarrollo de este sector tan importante del país con las nuevas
realidades tecnológicas, legales y comunicacionales, adecuadas eso
sí, a nuestra realidad y posibilidad.
Luego de un intenso proceso de discusión por toda Venezuela,
incluyendo las universidades, se elaboró el proyecto de " Ley
sobre la responsabilidad social en radio y televisión "que fue
introducida, para una primera discusión en el parlamento nacional,
en enero de 2003. De allí, surgió una nueva versión compuesta por
36 artículos (¡la anterior tenía 150!) que espera por su
aprobación definitiva.
Uno de los objetivos fundamentales de esta ley es contribuir en la
transformación democrática del país y hacer realidad los
principios establecidos en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela " en especial los relacionados con el
ejercicio pleno" del derecho a la libertad de expresión, a la
información y a la comunicación libre y plural.
Adicionalmente, establece una serie de normas dirigidas a
garantizar el cumplimiento de estos derechos, democratizando las
relaciones entre las personas y los prestadores de servicios de
divulgación y sus relacionados, creando espacios para la
participación ciudadana, previendo responsabilidades, promoviendo
la producción nacional y la producción nacional independiente.
¿Cuál democracia?
¿De cuál democracia habla esta propuesta? Pues de la democracia
participativa y protagónica establecida en la Carta Magna, donde
la vida humana en todos sus niveles esté basada en valores éticos
de convivencia, el ejercicio pleno y efectivo de los derechos
humanos y el pluralismo político.
Para llevar adelante una democracia de esa naturaleza y la puesta
en práctica del derecho a la libre expresión y a la información
libre, es necesario la existencia de una red articuladas de un
radio y una Televisión pública de carácter no gubernamental, de
radios y TV comunitarias alternativas, de radios y TV privada y
comercial y de radio y TV del Estado. Esta ley busca ese
contribuir con este cometido, con la idea de que el estado, junto
con la sociedad " asuma su responsabilidad con la educación para
la recepción de los mensajes mediáticos".
Uno de los pivotes fundamentales de esta propuesta de ley es la
concepción de que la información, la comunicación y la cultura "
aunque son esferas diferenciadas, constituyen una unidad
independiente. No hay cultura sin comunicación, ni comunicación
sin información. En consecuencia, de la calidad de la información,
depende en buena medida la calidad de la comunicación, la cultura,
el imaginario y los valores de una sociedad.
Un espacio público -agrega el documento- que se base en una
información y comunicación sesgada, manipulada y dirigida
solamente a garantizar la defensa de los intereses de un sector de
la sociedad, cualquiera que ese sector sea, no es una sociedad
realmente democrática.
¿Cuál comunicación?
Y de qué comunicación estamos hablando? Pues de aquella, que como
lo sostienen distintas disciplinas, es una dimensión esencial de
la vida personal, de la sociedad y de la cultura, la que hace
posible una estructura social y es inherente a ella. Por ello,
debe quedar claro- puntualizan los investigadores colombianos
Doris Reníz y Carlos Delgado- que " no es la sociedad la que crea
la comunicación, sino que la comunicación permite poner en común y
la puesta en común, genera estructuras de convivencia, las cuales
crean la comunidad"
Por todas estas razones, la ley de Responsabilidad social busca la
participación activa y contralora de la ciudadanía en todo el
proceso de producción, distribución, circulación y consumo de
mensajes mediáticos. Para hacer realidad esto, la ley prevé la
figura del productor independiente nacional y los Comité de
usuarios como formas específicas de participación ciudadana.
De igual modo, esta ley prohíbe la censura previa y exige la
responsabilidad posterior, como forma de garantizar la libertad de
expresión y el derecho a la información, puesto que las dos son
las caras de una misma moneda. Esto está sustentado no solo en la
Constitución Bolivariana, en la LOPNA, en la ley de Educación, si
no también en el llamado Pacto de San José, suscrito por
Venezuela.
Asimismo, desarrolla un Fondo de Responsabilidad que tiene como
propósito fundamental, fomentar proyectos en el ámbito de la
producción nacional audiovisual, de proyectos pedagógicos y
educativos, y de investigación en el área de las comunicaciones.
Garantiza a todos los usuarios la obtención de información general
y anticipada referente a la programación, lo que permitirá que los
padres y representantes seleccionen el tipo de tema que podrá
presenciar sus hijos.
Esta libertad y este derecho, por supuesto, que debe ser ejercido,
asumiendo las responsabilidades concernientes al pleno ejercicio
de la calidad de ciudadanos, destacan los investigadores
colombianos Réniz y Delgado, quienes agregan, que el derecho a la
comunicación (el cual engloba a la expresión y a la información y
otros más) supone también el fortalecimiento de una cultura de
participación, a través del cual el ciudadano común llegue a estar
en condiciones de convertirse en agente activo en los procesos
comunicativos.
La propuesta de ley ha sido objeto de una feroz campaña por parte
de los medios de comunicación privados, diseñando mensajes y
propagandas por demás sesgados y descontextualizados de las
verdaderas intenciones de la ley, dándola a conocer como " Ley
Mordaza", lo cual dificulta que se dé un debate serio e informado,
por parte de la comunidad venezolana e incluso internacional, ya
que esa denominación supone una valoración altamente negativa y
por demás descalificadora.
Ante esta realidad, el Observatorio de Medios de Venezuela hizo
público un comunicado en el mes de junio de 2003, donde señala que
este proyecto " es presentado como un acto ilegal que coarta la
libertad de expresión, pero se obvian por completo los principios
que fundamentan ese proyecto de ley y los artículos que condensan
tanto el marco jurídico nacional como internacional. Tampoco se
cita, específicamente, cuales son los artículos que atentan contra
dicha garantía constitucional".
En Venezuela existe una amplia libertad de expresión, que ni los
más acérrimos enemigos del gobierno, pueden negarlo, en cambio, no
es posible decir lo mismo del Derecho a la Información. Los
venezolanos constantemente estamos sometidos a la manipulación de
informaciones, incluso, como bien lo denunció el canciller, en la
Asamblea ya señalada, ahora los medios se han dedicado no solo a
estimular un golpe de estado, sino a estimular el racismo en el
país" presentando estas aberraciones como algo pintoresco y
risueño y que un público no desquiciado habría rechazado con
horror"
Ante esta realidad, el canciller irrumpe y pregunta " ¿ Por qué es
posible en otros países abrir debates y polémicas públicas sobre
las regulaciones mediáticas, mientras en Venezuela se nos reprocha
el derecho a legislar como en las democracias más avanzadas, para
proteger al público, especialmente a los niños, de la predica del
odio social, la violencia, la propaganda de guerra y la
pornografía?
En América Latina y en el resto del mundo, tal como lo señala
Yessié Chacón, ex_director nacional de CONATEL y actual Ministro
de Información y Comunicación, existen normativas similares, que
buscan regularizar la actividad de los medios en aras de
garantizar la Libertad de expresión y el derecho a la información,
sin embargo, la discusión no ha tenido las connotaciones que se le
ha dado en Venezuela, dado el clima político que vivimos.
La ley: una necesidad ciudadadana
"Díganme por favor, cuál es el poder divino que impide que no
podamos mencionar siquiera a los dueños de los medios y a
periodistas sin ser acusados de enemigos de la libertad de
expresión, sin correr el riesgo de ser víctimas de golpes
mediáticos"
Hoy en día- escribe Hugo Osorio en la ponencia La información: un
derecho individual de bien público- los medios de información se
constituyen así en, en mediadores colectivos entre partes
complementarias e interactivas, que viven la tensión esencial de
intereses individuales contrapuestos, modelados por libertades y
garantías plenas de las personas y por desarrollos sociales
propios de la cosa pública"
Una reflexión final
Si bien la libertad de expresión no está limitada en nuestro país,
no podemos decir lo mismo del derecho a la información, un derecho
que es violentado cotidianamente, ante el cual esta Ley de
Responsabilidad civil busca minimizar, introduciendo deberes y
derechos tanto de los prestadores de servicios, como de los
usuarios, por cuanto tal y como lo señala la exposición de motivos
de la ley, los servicios de divulgación sonora y audiovisual, como
la radio y televisión, son pilares fundamentales para una sociedad
democrática y una cultura de derechos humano.
Estas últimas razones son más que suficientes para que, a la par
de invocar el derecho a la comunicación, invocamos el derecho a
tener espacios de silencio, tal como lo plantea el investigador
argentino Miguel Rodríguez, no para aislarnos que también es
válido, sino para tener un espacio para la reflexión y la
creación, sin lo cual no puede haber comunicación integral, por
cuanto en el aturdimiento no puede haber comunicación
Es precisamente ese aturdimiento, el que tiene a muchos
venezolanos sumidos en un mar de angustias y manipulaciones,
apoyando y defendiendo, los valores más negadores de la democracia
y la convivencia, como son el derecho a la vida y a la diversidad.
Finalmente voy a finalizar, copiando algunas de las
recomendaciones desarrolladas por mis alumnos de la Cátedra
Lenguaje y Comunicación, del primer semestre del Núcleo Col de
LUZ, con quienes he analizado esta propuesta en sus diferentes
versiones.
Ellos platean la necesidad de que esta Ley, aun después de
aprobada sea objeto de una gran campaña de información para darla
a conocer en la población, y así cada uno sepa cuáles son sus
derechos y sus deberes en lo que a la radio y la televisión se
refieren.
También señalaban estos alumnos que " estamos de acuerdo con la
reforma que esta ley quiere hacer a la radio y la televisión,
porque nuestros medios están llenos de violencia, de política, de
agresión, de obscenidades, por lo cual es urgente esta reforma,
siempre y cuando esta ley proteja la difusión de información
oportuna, veraz e imparcial, donde no haya preferencias políticas,
sociales, económicas y mucho menos, discriminación por raza, credo
y condición"
Confiamos entonces, que esta ley le devuelva al país la tolerancia
y el respeto que tanto necesitamos y que tanto perdemos.
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