El Salvador en la nueva coyuntura: los resultados electorales del 2004 y los retos de la izquierda

18/04/2004
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
I Los Presupuestos del Balance El 21 de marzo de 2004 la derecha y su partido ARENA obtuvieron su cuarta victoria en elecciones presidenciales. En los próximos cinco años Antonio Saca dirigirá el Ejecutivo para continuar impulsando el proyecto neoliberal de la oligarquía financiera e importadora del país. Para ello fue seleccionado y apoyado como candidato. De los 2,277,473 ciudadanos que concurrieron a las urnas de un cuerpo electoral de cerca 3,342,330, así lo decidió un 57.66% (1,314,436 votantes); un 35.65% (812,519) se opuso votando por el candidato del FMLN. La opción de una tercera fuerza demostró su inviabilidad política y los dos partidos que la representaron desaparecieron legalmente como tales. De nada sirvieron quince años de desgaste del partido oficial y las promesas electorales anteriores no cumplidas; tampoco sirvió la oportunidad histórica que tuvo la izquierda de acceder al gobierno. La alternancia política fue bloqueada y el proceso democrática en El Salvador aún sigue pendiente de superar esa prueba de fuego. En esta perspectiva, la victoria de ARENA es una derrota de la democracia... y la de derrota del FMLN, una victoria de un totalitarismo civil proclive al conflicto. Ni duda cabe que las fuerzas de izquierda tienen que hacer un serio balance sobre esos resultados electorales y sus implicaciones; para que sea eficaz tal balance debe partir de ciertas premisas. En primer lugar se debe reconocer que se trata de una derrota política de carácter estratégico; querer sustituir este concepto con otros términos o intentar suavizar ese resultado con justificaciones constituye un mal empiezo y no hace más que presagiar nuevas derrotas. Obviamente toda derrota es relativa y algo se puede aprovechar de ella, especialmente la experiencia para no volver a cometer los mismos errores; pero querer esconder la derrota diciendo que se ganó porque se obtuvieron mas votos que en elecciones anteriores y que esto constituye una victoria política no es más que un sofisma que sólo conduce al engaño y a la auto complacencia. En segundo lugar hay que aceptar que se trata de una derrota que pudo evitarse, es decir, que el FMLN pudo ganar pues las condiciones objetivas estaban dadas, aún cuando era necesario construir condiciones subjetivas; decir que se hubiera perdido con cualquier candidato, resulta tan falso como haber sostenido que lo importante para ganar era la organización y no el candidato; sostener la primera tesis significa aceptar que jamás se podrá derrotar a ARENA, pues siempre se competirá en desventaja en cuanto a recursos; una tesis más válida puede resultar la afirmación de que no se derrotó a la izquierda, sino una estrategia electoral concreta de las fuerzas de izquierda, en la medida que posibilita construir una estrategia de victoria; pero para ello es necesario considerar las distintas variables como el aparato organizativo, los recursos, la política , el candidato, etc., pero poniendo en el centro el factor unidad y movilización del pueblo. Algo que ayudaría muchos sería retomar la experiencia de 1972 y 1977, cuando se conformó la Unión Nacional Opositora y se fue capaz con este instrumento de derrotar al partido oficial en su propio campo, a pesar del fraude y del terror; aún cuando en ambas oportunidades el triunfo electoral fue arrebatado, la imposición fue tan descarada que se revirtió como una derrota política de la dictadura militar, haciendo colapsar la vía electoral y legitimando otras formas de lucha extra legales, cuyo desarrollo profundizó la crisis y agudizó el conflicto, ante la incapacidad del sistema político de reformarse mediante métodos institucionales y abrirle así cauces a un régimen auténticamente democrático. En tercer lugar hay que entender que la derrota del FMLN es resultado de múltiples causas; que hay causa internas y externas, coyunturales y estructurales; pero que no todas las causas tienen igual peso y que en definitiva la causa determinante no es coyuntural y hay que buscarla al interior del instrumento político; argumentar que la causa principal es externa y que radica en las tretas y recursos del adversario es realmente evidenciar un preocupante desconocimiento de los principios más elementales que deben orientar el análisis político. Y, en cuarto lugar, hay que partir de que un balance correcto es una condición primaria para triunfar en las elecciones del 2006 y 2009. Este balance, aun cuando doloroso, debe hacerse a profundidad y tener como objetivo fortalecer a las fuerzas de izquierda; para ello hay que desechar las visiones mecánicas que atribuyen la derrota sólo a factores externos, pero también se debe evitar adelantar conclusiones que buscan apuntalar visiones parciales y de grupo, como afirmar que la causa de la derrota fue el mal candidato. Salir fortalecidos con este balance debe ser la consigna y para ello no hay otra metodología que la participación democrática, crítica y propositiva de la militancia; este proceso interno la cual debe ser complementado con la receptibidad suficiente para escuchar y aceptar las observaciones y propuestas que vengan desde fuera del partido, pues, como es sabido, muchas debilidades sólo pueden ser vistas por quienes no padecen de la miopía interna que adolece toda organización. El precio de no admitir con humildad los errores cometidos y de no administrar con sabiduría las naturales contradicciones que surgen de una derrota será el principio de otra derrota: una nueva fractura, quizás de efectos irreversibles para el FMLN. Recordemos que no toda división es depuración y que llega un momento que los cambios de cantidad afectan la calidad de la organización. Por otra parte, hay que tomar en cuenta que la derecha trabaja con esta expectativa, aún cuando su posición no sea homogénea; por una parte están los que quieren hacer del FMLN un partido radical, pero "bonsái"; por otra, están los que le apuestan a hacer del FMLN un partido de izquierda inocua, es decir, grande pero vaciado de su contenido revolucionario, de tal manera que sea un contrincante idóneo y confiable para una alternancia formal que no ponga en peligro el modelo económico social prevaleciente. II Las Preguntas Necesarias del Balance Un balance a fondo tiene que contestar preguntas básicas como las siguientes: ¿Qué factores explican la derrota electoral del FMLN?; ¿Qué escenarios inmediatos son previsibles a partir de esos resultados electorales?; ¿Qué cambios tienen que introducir en su interior las fuerzas de izquierda para incidir con eficacia en esos escenarios?; ¿Qué tareas inmediatas deben impulsar las fuerzas de izquierda para enfrentar los retos que les plantea la nueva coyuntura?. A) Los Factores de la Derrota La respuesta a la pregunta sobre los factores que explican la derrota electoral del FMLN hay que buscarla en varios sitios: En primer lugar hay que buscarla en su propuesta política en relación a sus destinatarios (los electores). Esta propuesta política en sus distintos niveles (proyecto de nación, programa de gobierno, plataforma electoral, etc) es el producto que se pretende vender y para ello es tan importante su contenido como la forma de su presentación; es decir, que los cambios ofertados no deben ser sólo los necesarios y factibles sino también aquellos que sean aceptados por sus destinatarios. Lo anterior nos lleva a otro campo en donde hay que buscar las causas de la derrota: a los destinatarios o consumidores de la propuesta política (población objetivo). No se trata de echarle la culpa a los electores por dejarse atemorizar, manipular o engañar por el adversario, pero si se debe tomar muy en cuenta la cultura política del salvadoreño promedio, sus valores y los intereses que lo movilizan a votar por una propuesta y no por otra e incluso a abstenerse. Por otra parte, hay que escudriñar las debilidades del instrumento político (el partido); aquí se trata de evaluar aspectos como su dirección, el candidato y su equipo de trabajo, el aparato organizativo, sus políticas, su recursos, su estrategia electoral, su estrategia de propaganda, la metodología de trabajo, etc. Sin mayor duda, existen responsabilidad en todos los niveles, pero la mayor responsabilidad recae en la dirección, cuya mayor falla es haberse sobrevalorado y subvalorado al adversario, al olvidar la regla de oro de toda batalla: "conócete a ti mismo, pero fundamentalmente conoce a tu enemigo". En las elecciones de marzo pasado está claro que el FMLN no conoció al partido ARENA o, si lo conoció, no fue capaz de estar a la altura de los desafíos que se le plantearon para poder derrotarlo. Otro ámbito que hay que revisar es el contexto en que se dieron estas elecciones, es decir, las reglas de juego electoral, las condiciones económico-sociales del país (el desempleo, la delincuencia, etc), el entorno regional, la política norteamericana, etc. Para un vendedor equivaldría a conocer el mercado, vale decir todos los factores que estarían condicionando la venta de su producto frente a la competencia. Para el FMLN, conocer el contexto quiere decir dominar las reglas de la competencia electoral y partir de que éstas no son equitativas comenzando por el árbitro que no es imparcial; también significa saber que se enfrenta a un adversario mejor preparado y con mejores condiciones para ganar; pero también significa entender que en este campo no hay otra forma de jugar y que, por de pronto, si se decide jugar hay que hacerlo en las condiciones dadas, en tanto estas no se modifiquen. Finalmente, el tema del contexto nos lleva al problema del adversario y la correlación de fuerzas con relación a este. En este punto hay que tomar en cuenta que el partido ARENA estuvo sostenido, más que otras elecciones, por cuatro pilares que lo hicieron casi invencible en ese campo y con esas reglas de juego: la gran empresa privada, el aparato de Estado, los grandes medios de comunicación social y la administración Bush. En este aspecto lo que hay que reflexionar es cómo se puede cambiar el balance de fuerzas para derrotar a ese aparato partidario con esas condiciones y con sus propias reglas de juego, tomando en cuenta que cada vez más el terror a perder sus privilegios irá cohesionando más al adversario y poniendo en crisis su mismo diseño electoral, no habría que poner en duda que en esta especie de guerra política y desde la perspectiva oficial, todo se vale. No se trata de cargarle la culpa de la derrota al adversario, pues éste, ante la imperiosa necesidad de ganar, tuvo que recurrir a las medidas que consideró necesarias para derrotar al FMLN; así hizo uso del fraude, del miedo, etc. Habría que reconocer que el partido ARENA tuvo la capacidad de buscar al mejor candidato para lograr su propósito, que no era otro que evitar a toda costa que el partido de izquierda triunfara. La mejor virtud de este candidato es que pudo unificar a la derecha, mientras que el otro candidato dividió a las fuerzas de izquierda. B) Los Escenarios Previsibles. A partir de los resultados ya declarados firmes y de sus implicaciones veamos que escenarios tenderán a configurarse en el futuro inmediato (2004-2006). Estos escenarios hay que intentar prefigurarlos en varios campos: – Al Interior del FMLN. En este campo lo que se advierte es que se avecina un periodo de crisis, que como toda crisis puede significar la oportunidad de corregir errores, de fortalecerse y preparase mejor para futuras batallas; pero también puede significar la posibilidad de nuevas fracturas que en definitiva tenderán a debilitar paulatinamente al partido de izquierda y alejar aún más la posibilidad de ganar las elecciones del 2006 y 2009. – En el Seno de las Fuerzas de Izquierda No cabe duda de que la crisis del FMLN es una manifestación de un proceso de recomposición de la izquierda salvadoreña (partidaria, académica, social, cultura, etc.) en la que se plantea la oportunidad de construir una acumulación que se erija como una opción política viable; pero también esta crisis puede ser un examen que confirme la incapacidad de la izquierda para enfrentar con éxito tal desafío y la condene a la irrelevancia. – En el Espectro Político Partidario. Dada la desaparición legal de casi todos los partidos minoritarios, todo apunta a que se acentuará la polarización político-social y se configurará un bipartidismo (FMLN Vrs ARENA), sin que ello signifique un proceso de alternancia real en la dirección del gobierno central; más bien lo que tiende a conformarse es un modelo de partido dominante (ARENA); todo depende de la capacidad del FMLN o de la izquierda en general de convertirse en una verdadera alternativa de poder. Nuestra apreciación es que cualquier recomposición de la izquierda, con vocación de poder, pasa por una renovación y fortalecimiento del FMLN como el eje principal de articulación de sus distintas corrientes históricas, partidarias y no partidarias. – En el Campo de la Derecha. En este campo lo que se avecina, pasada la borrachera del triunfo, es una disputa entre la corriente autoritaria, que por hoy hegemoniza, con la corriente liderada por el candidato victorioso, más dada a la concertación, no tanto por convencimiento democrático sino porque tienen claro que no podrá gobernar si no llega a acuerdos mínimos con la oposición. La primera corriente buscará aprovecharse del triunfo electoral y de los problemas de la izquierda para retomar la iniciativa e impulsar sus proyectos neoliberales, mientras que la otra se enfrentará al dilema de cumplir sus promesas electorales de no privatización o responder a los intereses económicos de quienes le financiaron el triunfo electoral. Ese conflicto se expresará en de la gestión gubernamental, en donde la ambigüedad será la nota dominante durante los primeros meses de gobierno, mientras se resuelve la disputa entre las dos corrientes señaladas. En lo inmediato habrá un tensionamiento de intereses que se reflejará en los forcejeos por integrar el equipo de gobierno, pues los financiadores de la campaña no tardarán mucho en pasarle al Ejecutivo su factura electoral, en tanto el nuevo gobernante enfrentara el reto de como responder a la demanda social sin afectar los intereses económicos de sus patrocinadores; quienes no están dispuestos a una reforma fiscal que haga llegar más recursos a las arcas del Estado, aún sabiendo que sin tal reforma ese déficit no podrá ser mínimamente cubierto y que ello implica un riesgo de mayor conflictividad. La contradicción principal se planteara, por un lado, entre el estilo autoritario de los vencedores y la necesitad de concertación para darle una gobernabilidad mínima al país; y, por otro, entre los compromisos electorales y los compromisos de clase. Dada la vocación del presidente electo, su capacidad para resolver esos conflictos será más aparente que real y para ello recurrirá a su principal recurso que es el uso de los medios de comunicación. – En la Asamblea Legislativa. En cuanto al parlamento es previsible un realineamiento de fuerzas como resultado de la angustia existencial de los diputados despartidizados, pero también como una estrategia del partido oficial por cambiar la correlación de fuerzas coptando los votos de esos diputados, mientras se prepara para otra victoria en las elecciones del 2006. Es también probable la continuidad del conflicto entre el Órgano Ejecutivo y la Asamblea Legislativa especialmente en los asuntos económicos-sociales, lo mismo que entre aquél y el Órgano Judicial, especialmente en temas como la independencia de los juzgadores. – En el Movimiento Social. En este campo es previsible que se avecine un periodo de movilización y de conflictividad con el Ejecutivo, pues sin mayor duda los trabajadores públicos, municipales y privados demandarán el cumplimiento de las promesas electorales, mientras que los dueños del gran capital demandarán al Gobierno que cumpla sus compromisos no declarados públicamente, que no son otros que continuar con la privatización de los servicios públicos y la llamada "modernización" del Estado. – En los Gobiernos Locales. En este campo lo que se avecina es un realineamiento de fuerzas como resultado de la derrota electoral y de los planes del partido oficial de reconquistar las principales alcaldías del país en las elecciones del 2006; además, es de esperar que el FMLN se atrinchere en el parlamento y en los gobiernos locales para hacer su política frente al Ejecutivo y también para fortalecer su poder local de cara a las próximas elecciones municipales y legislativas. – En el Plano Regional Todos esos escenarios internos estarán sobredeterminados por los cambios regionales que puedan darse en los últimos meses, particularmente las elecciones de noviembre en USA, en las cuales es probable que se dé un triunfo demócrata como consecuencia de una creciente opinión pública desfavorable a la política intervensionista del presidente Bush en Irak, Afganistán y otros lugares; este eventual desplazamiento del partido Republicano puede producir una modificación de la política norteamericana hacia El Salvador y Centroamérica en temas como el migratorio, Los Tratados de Libre Comercio y otros. C) Las Tareas de la Izquierda. Dado el panorama anterior, a las fuerzas de izquierda se le impone una serie de tareas inmediatas, tanto internas como externas. La primera gran tarea consiste en impulsar responsablemente un balance autocrítico al interior de FMLN, en el cual se abran también espacios de participación que permitan escuchar a la izquierda no partidaria; este proceso debe culminar con una proyección de victoria en las próximas batallas electorales; ello sólo será posible si ese partido sale cohesionado, fortalecido y renovado del balance. Las fuerzas de izquierda que no están dentro del Frente deben de participar asumiendo un papel crítico y constructivo en relación a ese propósito; para ello no es necesario "entrar al partido" y buscar alianzas con algunas de sus corrientes; mas bien se trata de aportar la visión externa del problema, señalando problemas y haciendo propuestas que los que están adentro no puedan o no quieren percibir. La otra gran tarea, indudablemente ligada a la anterior, consiste en trabajar desde ya por la unidad de la izquierda, sin exclusión alguna y sin esperar las vísperas de las elecciones. En esta dirección se debe comenzar por construir una plataforma única y mínima que le de perspectiva estratégica a ese esfuerzo de amplia concertación. Una tercera tarea consiste en develar los mecanismos que utilizó la derecha para hacer del fraude y del miedo factores de su victoria. Esto perseguirá no sólo deslegitimar ante el pueblo esa "fiesta cívica", sino también ir creando las condiciones subjetivas para producir en el ciudadano común una ruptura de conciencia en cuanto a que con tales reglas de juego la democracia no deja de ser un ritual de simulaciones y que una democracia real pasa por el cambio de esas reglas. De lo anterior se deriva la necesidad de una reforma sustancial del sistema político; tal reforma debe tener como objeto despartidizarlo y abrir causes para una amplia, permanente y directa participación del ciudadano en la gestión de los asuntos públicos. Para ello se debe crear una ley de partidos políticos que controle el origen y utilización del financiamiento de las campañas electorales, así como el uso de los medios de comunicación social, entre otras materias. También se debe impulsar una reforma constitucional que elimine el monopolio de los partidos como único mecanismos para acceder al poder publico; esta reforma debe convertir al Tribunal Supremo Electoral en un ente exclusivamente judicial, imparcial e independiente y en manos de auténticos magistrados, separando la función administrativa que debe dejarse en manos de los partidos políticos. Otras reformas a realizar son el voto en el exterior y el voto residencial, así como la representación proporcional en los concejos municipales; se debe establecer, además, la revocabilidad del cargo público y la rendición de cuentas del funcionario; se debe modificar el diseño de las comprensiones electorales para garantizar que los diputados representen al pueblo y no a los partidos ni a los grupos de interés. Otra tarea a impulsar sería la expansión y fortalecimiento del poder local, no sólo de cara a las próximas elecciones, sino como un factor real de balance de poder desde el plano territorial. Habría que añadir la tarea de diseñar una política de concertación que haga del FMLN, de cara a la población, un factor indispensable de gobernabilidad en el plano legislativo y local, tomando en cuenta que la posibilidad concreta de una alternabilidad real se construye desde ya y siendo también una oposición constructiva. El movimiento social debe ser una prioridad de las fuerzas de izquierda, no sólo de carácter coyuntural y en función de futuras elecciones, sino desde una perspectiva estratégica, en el entendido de que, en definitiva, será esta acumulación la que decidirá si en El Salvador es posible y viable construir una sociedad distinta que responda a los intereses del pueblo salvadoreño. Para avanzar en esta dirección, se debe trabajar con urgencia en la construcción de una agenda político-social, la cual retome las principales demandas de los trabajadores y las coteje con las promesas electorales del nuevo presidente. La idea es exigir su cumplimiento y poner a prueba la voluntad política del Gobierno. Esta agenda debe de ser la base de un proyecto alternativo de país que tenga en el movimiento social autónomo un sujeto protagónico y no un simple acompañante de los partidos políticos. Las tareas anteriores no son las únicas, pero si la mas urgentes de impulsar; los requerimientos para hacerlas son muchas, mientras lo recursos son limitados y no se tiene mucho tiempo; sin embargo, en orden de prioridad, la principal es de naturaleza interna y no es otra que llevar hasta sus últimas consecuencias un proceso de reflexión profunda de las fuerzas de izquierda, que posibilite su proyección y relanzamiento como opción política con vocación de victoria. El éxito en las demás tareas dependerá, en gran medida, de la capacidad para llevar a feliz término esa tarea básica; para su realización no se puede aducir que se carece de recursos; falta que ver si se tiene una autentica disposición y la reserva moral para ello. El futuro de la izquierda y un mejor destino del país depende del como se de este primer paso. San Salvador, abril de 2004
https://www.alainet.org/es/active/5992
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS