“Crecimiento económico, salarios y presupuesto”

21/10/2012
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En lo que va del año, el Gobierno ha tenido que afrontar la demanda de incrementos salariales de distintos sectores económicos. Algunas con más rebote mediático –profesores, médicos de Essalud y Minsa, trabajadores del Poder Judicial– que otras –trabajadores de Sedapal, carteros de Serpost, Defensoría del Pueblo, entre otros–, pero todos reclamos justos.
 
Durante más de una década escuchamos que el PBI crece de forma sostenida, que lideramos el crecimiento económico y tenemos la tasa de inflación más baja de la región. Mientras que en 1980 la inflación era de 60% y en 1990 era de 7,649.6%, en el 2011 fue de 4.7%. El PBI del 2011 ascendió a S/. 486,545 millones, que en términos reales significa 2.05 veces el del 2000, 2.32 veces el de 1995 y 2.75 veces el registrado en 1980. Lo que escuchamos es cierto, las cifras muestran que el Perú ha crecido.
 
A pesar de la bonanza observada, mientras el PBI per cápita ha crecido sostenidamente, esto no sucede con los salarios reales. El PBI per cápita, a precios de 1994, registrado en el 2011 fue de S/. 7539, representando un crecimiento del 62.8%, 68.5% y 44.6% con relación a los años 2000, 1995 y 1980, respectivamente. En contraparte, el salario promedio del sector público ascendió a S/. 1,108 en el 2011, sin embargo, en términos reales el salario del sector público es básicamente el mismo al registrado en el año 2000 (ha caído en 0.0081%), apenas ha crecido con respecto a 1995 (4.32%) y es dramáticamente inferior a los registrados en 1981 (han caído en 78.47%).
 
En el caso de la remuneración mínima vital, el incremento a 750 soles ha permitido, en términos reales, un crecimiento del 20.7% y 160.4% en relación con los años 2000 y 1995, respectivamente. No obstante, la remuneración mínima es 54.7% inferior a la registrada en 1980. Esa es la cruda verdad.
 
El Perú crece, pero lo lógico sería que los sueldos crezcan también. El día de hoy tenemos maestros que ganan S/. 1200 y médicos que ganan S/. 2500. En el caso de los maestros, el salario base general debe subir, ofrecer capacitación y luego ser sujetos a evaluación para nuevas mejoras salariales. Lo mismo para los médicos.
 
¿Cuál es la visión del Ejecutivo? El Proyecto de Presupuesto Público para el año 2013 asciende a S/. 108,419 millones, mostrando un incremento del 13.49% con respecto al presupuesto del año anterior. Su distribución sigue siendo centralista: el 67% del gasto corresponde al Gobierno Central, el 16% a los Gobiernos Regionales y el 17% a los Gobiernos Locales. Su estructura es la misma y no se han realizado grandes cambios respecto al pasado. En suma, el piloto automático de Humala y Castilla. En las reservas de contingencia, controladas por el MEF, se ha previsto la suma de S/. 5,273 millones, de los cuales S/. 3,452 millones están destinados a políticas salariales. Avance insuficiente frente al embalse de demandas.
 
Durante la presentación del proyecto de presupuesto para el 2011 se anunció un déficit de 1.0 % del PBI y se acabó con un superávit de 1.9%. Para los años 2013 y 2014 se prevén superávits de 1.3% y 1.5% del PBI, respectivamente. Plata hay, lo que se está buscando es generar gastos contra cíclicos, lo cual es ideal en economías primario exportadoras como la peruana, donde el flujo de recaudación tributaria está directamente ligado al ciclo económico. Lo criticable es el momento en el cual se busca implementar la regla fiscal. Este ahorro debe iniciarse en la etapa expansiva del ciclo, cuando los precios internacionales de las materias primas están en su apogeo, lo cual permite una mayor recaudación fiscal y no cuando tenemos incertidumbre sobre el impacto que la recesión europea y la desaceleración de China puedan causar sobre la economía peruana. Criticable además la magnitud del ahorro. Esta regla fiscal es básicamente la misma que aplican países de la OECD, donde sus gobiernos no tienen las prioridades que debe tener el Estado peruano para atender a la población.
Es necesario además incrementar los ingresos fiscales. El 13.8% del presupuesto es financiado mediante impuestos y contribuciones obligatorias. El gravamen minero de S/.3000 millones anunciado por Humala, no solo no se cumplirá sino que además no considera los S/. 500 millones anuales que se recaudaba por óbolo, ni lo que dejan de pagar las empresas mineras por concepto de impuesto a la renta. Es necesario un impuesto a la sobre ganancia minera para atender las necesidades.
 
Diario La República, 22 de octubre de 2012
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