Lucio en Bogotá: ¿un saludo a la bandera?

23/03/2004
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En su reciente periplo por la capital colombiana, Lucio Gutiérrez resucitó los postulados históricos de la diplomacia ecuatoriana, es decir, el respeto a la soberanía, a la autodeterminación de los estados y a la solución pacífica de los conflictos domésticos. La sorpresiva postura gutierrista –enunciada tanto en el Palacio de Nariño como en las sedes de la Corte Suprema y el Congreso-, a la par que recuperó la tesis de la neutralidad del Ecuador frente a la añeja guerra civil colombiana que el mismo coronel-presidente formulara en tiempos de la campaña Comicios 2002, vino a marcar distancias con la "solución militar" e injerencista preconizada por el eje Washington-Bogotá. El deslinde del mandatario ecuatoriano tuvo el efecto de un saludable viento fresco en la opinión nacional. ¿Existen razones objetivas para esto? No se trata de oficiar de aguafiestas, empero, antes de dar rienda suelta al optimismo, aparece recomendable revisar los tozudos hechos. Particularmente después de la ruptura de la cohabitación entre la Carondelet y la CONAIE-Pachacutik, uno de cuyos corolarios fue la destitución de la canciller Nina Pacari y su reemplazo por Patricio Zuquilanda, el régimen de la "Sociedad Patriótica" ha venido operando, en relación al problema fronterizo, conforme al diktat de los guerreristas George W. Bush y Álvaro Uribe. A últimas fechas, esa obsecuencia fue refrendada con la visita a Quito del jefe del Comando Sur del Pentágono, general James Hill, para echar a andar la "matriz de operaciones" de la Iniciativa Regional Andina, amén de entregar uniformes usados a las FF. AA. compatriotas, así como con la apropiación por parte de la FAE de la isla galapagueña de Baltra, acción jurídica denunciada por investigadores académicos como un paso adicional en la escalada colombo-estadounidense en la llamada "Guerra del Sur". De otro lado, cabe resaltar asimetrías de bulto en los entendimientos últimos atingentes a la seguridad del par de países vecinos. Mientras en la declaración conjunta suscrita en Bogotá, el Ecuador se comprometió en términos concretos a reforzar su condición de "yunque" enfilado contra los irregulares de las FARC y el ELN, incrementando las tropas emplazadas en las provincias de Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos, en contrapartida el "Sharon latinoamericano" apenas ofreció poblar el área limítrofe con unos cuantos fantasmales oficiales y agentes de inteligencia. Y esto para no ir a las cuestiones de fondo, totalmente ausentes en la reajustada retórica gutierrista, como la comprensión de que el drama de la hermana república hunde sus raíces en la proverbial avaricia de la oligarquía "paisa" y en los réditos que provee a Wall Street la criminalización de una nación entera. * René Báez, Profesor de la PUCE
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