Es un fervoroso miembro del Opus Dei

Ex embajador de Colombia ante el Vaticano ¿huirá a la Justicia?

12/09/2012
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El Gobierno nacional lo presionó para que entregara la Embajada. Se comenta que se quedará en el extranjero. Es una burla a la Justicia del país.
 
César Mauricio Velásquez, desde esta semana ex embajador, fue nombrado por el entonces Presidente Álvaro Uribe Vélez, como agradecimiento a su labor y por su fidelidad como Secretario de Prensa de la Casa Presidencial, durante varios años. Al finalizar su compromiso con Uribe, ya se rumoraba que podría ser llamado por la Justicia. Es un fervoroso miembro del Opus Dei.
 
La Fiscalía lo investiga, como también la Procuraduría de la Nación.  Fuentes informadas comentan que posiblemente no regresará al país para evitar la Justicia. Seguirá los pasos de dos altos funcionarios del Gobierno Uribe, como María del Pilar Hurtado, ex jefa del DAS (Departamento Administrativo de Seguridad del Estado, implicado en las interceptaciones de llamadas telefónica contra personas críticas del Gobierno Uribe)), asilada en Panamá, con la ayuda de Álvaro Uribe. Y también seguirá el ejemplo de Luis Carlos Restrepo, ex Comisionado de Paz de Uribe, llamado por la Justicia por la desmovilización de falsos guerrilleros, quien posiblemente se encuentra en Estados Unidos, país al cual huyó cuando lo llamó la Justicia, en enero de este año.
 
Según El Espectador, del 28 de marzo de 2012, “el representante a la Cámara, Iván Cepeda Castro, miembro de la comisión de relaciones exteriores de la Cámara, pidió a la canciller María Ángela Holguín, que separe de su cargo al embajador de Colombia ante el Vaticano, César Mauricio Velásquez.
La solicitud de Cepeda está soportada en que el miércoles la Corte Constitucional ordenó a la Procuraduría General iniciar una investigación por haber "injuriado" al expresidente de la Corte Suprema de Justicia... "Se está corriendo el mismo riesgo de que un diplomático colombiano tenga que renunciar a su cargo por una eventual orden de captura, lo que significa una vergüenza nacional", dijo”.
 
Eso le aconteció al Embajador de Colombia, en Perú, Señor Jorge Visbal Martelo, por vínculos paramilitares.
 
El Nuncio del Papa en Colombia, Aldo Cavalli, sabía que la Justicia tenía en la mira a Velásquez, antes  de ser nombrado, porque los medios de comunicación escritos y audiovisuales, lo informaron ampliamente. Inclusive con declaración de un paramilitar, que obvio, el ex embajador calificó de mentirosa.  ¿El Nuncio no advirtió al Vaticano de tal situación? Y si cumplió con su deber, ¿por qué el Vaticano le dio el visto bueno y presentó sus cartas credenciales ante Benedicto XVI?
 
Aún más, siendo ya Embajador tuvo que venir a rendir declaratoria ante la Fiscalía. Como la Justicia camina muy lenta, sigue la investigación. Razón por la cual se quedaría en el extranjero. Como dice la sabiduría popular: “El que las debe, las teme”.
 
Desde su alto cargo, mezcló sus responsabilidades de funcionario de un Estado laico, por Constitución, con sus convicciones religiosas, sus creencias personales y sus obediencias al Opus Dei.
 
El Informativo pro Vaticano, ZENIT, en su edición del 18 de abril de 2011, recoge las siguientes palabras del entonces Embajador, quien se autoproclamó publicista de la causa de Juan Pablo II: "... El mes pasado visité la mayoría de los lugares donde él estuvo -explica a ZENIT-. Me reuní con alcaldes, gobernadores, obispos, rectores de universidades y colegios para revivir su figura. El cariño por el papa es inmenso. En diferentes partes del país se van a inaugurar obras públicas, escuelas, iglesias y parques en su honor"...
 
Además, se dio como tarea preparar el envío de jóvenes al Encuentro de Juventudes con el Papa, en Madrid, por medio de un concurso de lectura de textos pontificales, escogidos por él. El autor de este artículo presentó un Derecho Constitucional de Petición a la Señora Ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín, el 28 de noviembre de 2010, con varios interrogantes, para preguntar si el Embajador no estaba utilizando la Embajada y su presupuesto, para actividades confesionales.
 
Interrogantes a la Señora Ministra:
 
--¿Es cierta la noticia publicada en el periódico El Tiempo, el sábado 27 de noviembre (2011), según la cual el Embajador César Mauricio Velásquez, se desplazará a Colombia, del 6 al 13 de diciembre, para organizar un concurso, que tiene como objetivo seleccionar jóvenes y llevarlos a Madrid, para el encuentro con el Papa Benedicto XVI?
 
-- ¿Es tarea de un Embajador, de un estado Laico, como es Colombia, por la Constitución Política que nos rige, realizar actividades netamente confesionales, y en favor de una sola iglesia, así sea la Iglesia Católica?
 
-- ¿Pidió permiso el Embajador Velásquez, para realizar dicha actividad confesional, al Ministerio de Relaciones Exteriores? ¿O se extralimitó en sus funciones el Embajador? ...
 
--¿Si otra iglesia cristiana u otra confesión religiosa, la musulmana, por ejemplo, solicita que un embajador les colabore en actividades confesionales, como lo está haciendo el Embajador Velásquez, el Ministerio de Relaciones Exteriores dará el permiso y colaborará pagando gastos del presupuesto nacional?
 
El hoy ex embajador si viajó a Colombia en esa fecha, se presentó a la Fiscalía y se reunió con jóvenes del Opus Dei, para alentarlos en su viaje a Madrid y explicar las condiciones del concurso.
 
¿Conoció la Ministra el Derecho de Petición? Contestó  por escrito  una funcionaria de Su Despacho, que ni siquiera dijo que estaba mandata por la Ministra para tal acción. Además,  se demoró  en contestar, incumpliendo los plazos que exige la Ley. La respuesta fue absolutamente evasiva. Es decir, no hubo una defensa clara del Estado laico.
 
Como no logró cumplir la tarea del Opus Dei y posiblemente de los sectores más tradicionales del clero y del país, de negociar una visita de Benedicto XVI a Colombia, salió de la Embajada, con mucho ruido, afirmando que el Gobierno no había insistido en la invitación al Papa.
 
En otros términos, que el Papa no vendría por “culpa” del Gobierno. El Gobierno de Santos no ha informado que tiene la voluntad de invitar al Papa. Pero ya se ha publicitado como un cuasi hecho. Es una presión indebida sobre el Gobierno, de los sectores que quieren la visita. En los últimos días se rumoró, inclusive, que el objetivo de la visita del Papa sería la beatificación de la Madre Laura, una religiosa antioqueña, que fundó varias congregaciones femeninas, dedicadas a las misiones entre los indígenas y a obras sociales, con el apoyo de uno de los obispos más tradicionales en teología,  más conservador de pensamiento político y de partido y más sectario contra los liberales, como fue monseñor Builes. En los años cuarenta prohibió la lectura del periódico El Tiempo, en su diócesis. Quien lo leyera cometería pecado mortal.
 
Hace unos meses se informó que el Papa no vendría a Bogotá, luego de su viaje a Brasil en 2013, por cuanto la altura podía alterar su salud, sino a Medellín, la Ciudad de la “eterna primavera”. Y fue tal la convicción de la visita papal, que el Arzobispo de Medellín, monseñor Tobo, interpretan fuentes eclesiales, se apresuró a comprar una residencia, en el sector exclusivo y residencial de “El Poblado”, para alojar al Jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano. Según la información que recibió quien escribe, costó mil millones de pesos. En su readecuación se estarían gastando unos quinientos millones. Otras personas opinan, que de todas formas, el Arzobispo Tobo, con visita o sin visita papal, ya tenía la voluntad de realizar tan cuantiosa inversión porque no ha aceptado que la Institución eclesiástica y los obispos, deben vivir la pobreza que propuso Jesús de Nazaret, así como lo recordó y ordenó el Concilio Vaticano II. Él, el Arzobispo, que viene de una familia sencilla. Alguien, con la ironía paisa, es decir, antioqueña, afirmó que tras esa atención tan especial que quiere dispensar al Papa, el Arzobispo Tobo está buscando el cardenalato, para competir contra el Arzobispo de Bogotá. Y en eso le colaboraba, directa o indirectamente, el ex embajador, también de sangre antioqueña.
 
Bogotá, jueves 13 de Septiembre de 2012.
 
Héctor A. Torres Rojas
Licenciado en Teología y Sociología
 
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