“…pero los dinosaurios van a desaparecer”
04/09/2012
- Opinión
El nivel de angustia es grande y cuesta superar su límite para poder expresarlo. Leo y re-leo los debates, las declaraciones de los personajes consultados y no los termino de comprender. Se abre la posibilidad de participación de los pibes de 16 años y el revuelo que causa es directamente proporcional a las barbaridades que se esgrimen en su contra. Todos, sin excepción, perdón, salvo la iluminada diputada nacional por ¿por? . . . la “piba” Patricia Bullrich que vio en esta intención de participación a la figura del alcohólico de Galtieri, han argumentado su oposición tratando de dejar de manera clara sus motivos, y lo que queda en claro es el temor justamente a que los pibes participen.
Por ejemplo nuestro ex vice-presidente, el Ingeniero Julio Cobos en uso de sus disfunciones indicó que el tema merece un debate más amplio, lo que demuestra claramente que sigue en su posición no positiva y que no termina de entender que lo que se está haciendo ahora es justamente eso, debatir. Ocurre que los argumentos no son inteligentes. Se argumenta que la intención es política; y justamente es eso, una decisión política de sumar a un grupo que está “en condiciones” de ser objeto de consumo, pasible de imputación por crímenes, madre precoz, laburante informal y sin registro y sigue la lista, pero, eso sí ni se les ocurra sumarlos para que OPTATIVAMENTE pueda votar. Son tan obtusos los argumentos de la oposición que les otorgan a los “chicos” la calidad de estúpidos que van a votar ciegamente y solamente al oficialismo. Esto demuestra claramente que su visión del futuro político no incluye a otros que no sean sus cercanos para “heredar” el poder. Las preguntas necesarias son ¿quién garantiza que van a votar al oficialismo?, ¿es que no tienen la capacidad para militar y hacer militar a “sus” jóvenes?, ¿no confían en el poder de enamoramiento de sus plataformas políticas para atraer y comprometerlos?. Pero además los partidos políticos deben dar a sus jóvenes seguidores mensajes claros; el radicalismo, por ejemplo, se opone al proyecto con énfasis y en Córdoba gobernada justamente por ese partido se impulsa y se permite la participación de los jóvenes de 16 años.
Por supuesto que este debate está ligado a las críticas que se le hacen a “La Cámpora” y su aportación social. Yo soy de una generación que el 1976 tenía justamente 16 años, en esa época soñar con participar, con opinar era el equivalente a ser un NN, los que se expresaron, militaron, disintieron, hoy ya no están y los que militamos allá por 1981, tardíamente, en algún movimiento sindical nos costó la calle. Se pregona que la agrupación y su militancia tienen un fuerte contenido político, ¿pero acaso La Cámpora no es una agrupación política? ¿Qué tiene de malo que sea una agrupación política?. Haciendo una comparación histórica y asignándole a los dinosaurios una inteligencia que no tenían; ellos los dinosaurios seguramente se hubiesen opuesto a la aparición de los mamíferos, unos bichos que evolucionaron de acuerdo a las circunstancias. Esto no otorga la categoría de oportunistas a los participantes jóvenes en los movimientos políticos, todos deben tener una posición definida y un compromiso para abrazar una idea. Es claro que los partidos que militan en la oposición tienen sus agrupaciones juveniles y que deben tener la misma vocación de “arrimar” ideas y sangre nuevas a su partido. ¿Por qué resulta simpático y conmovedor ver a los chicos de Cáritas pidiendo una donación, ropa o algo “que no uses” para dárselo a los que menos tienen y resulta injurioso que otros militen en una villa tratando de que esos pobres se sumen y emerjan justamente de ese lugar?
Hace 30 años que soy docente y trabajo con adolescentes que van de 15 a 18 años y puedo asegurar que todos son permeables a las influencias, independientemente de la edad, cada uno, decodifica y entiende la realidad que los rodea y más que una cuestión de edad el resultado del análisis de la realidad que hacen está vinculado a su entorno social y de su inclusión. Y es ahí en donde aparece el temor mezquino de los opositores a esta idea de sumar a los “menores”, por que hacen muchos años que en Argentina no se vivían políticas de inclusión como las actuales . Dejo un último interrogante: ¿acaso un adulto no es permeable a la publicidad, al consumo de noticias basuras, a los culos de Tinelli y los bodrios que arman los programas de chimentos?. Seguro que el argumento es que los adultos tienen la capacidad de discernir entre lo que está bien y lo que está mal. ¿Tan seguros estamos?
- Sergio Peralta, Los Barriales.
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