Haití, el país más pobre de América se ha vuelto noticia; por la crisis que atraviesa esta nación caribeña, los titulares de los medios internacionales se han ocupado de él. Proclamó su independencia en 1804, luego de la rebelión de los esclavos que terminó derrotando el ejército napoleónico. El 5 de Febrero pasado se inició la rebelión armada contra el gobierno del presidente Jean Bertrand Aristide, por parte del denominado Frente de Resistencia Revolucionario Artibonite, antes conocido como el 'grupo Canibal', -grupo paramilitar apoyado por el gobierno-. Pero ¿ dónde radica la oposición contra el antiguo sacerdote salesiano, conocido a finales de los 80s como el 'cura de los barrios bajos' y un entusiasta líder de la 'teología de la liberación' ? ¿ lo qué está pasando en este país, se debe simplemente a gobernantes incapaces y corruptos o el problema es de más fondo ? Haití ha vivido 32 golpes militares e intervenciones militares de USA. El último período dictatorial duró entre 1957-1986 con el médico Duvalier y su hijo, apoyados en los tristemente celebres paramilitares conocidos como los 'tontons macoutes'. En 1987, se expide una Constitución formalmente democrática y en diciembre de 1990, en las primeras elecciones libres, Aristide gana con el 67,5% de los votantes, apoyado por su partido el Movimiento Lavalas (que en creole quiere decir 'avalancha'). Se posesiona a comienzos de 1991, pero el gobierno democrático es interrumpido en septiembre del mismo año por el general Raoul Cedras, quien gobierna hasta 1994, en que una intervención militar internacional de 20.000 soldados liderada por USA, restablece en el poder en Aristide. Las elecciones legislativas de 1995, ganadas por el Movimiento Lavalas, fueron boicoteadas y cuestionadas por la oposición por fraude. En el 2000, Aristide de nuevo es elegido, por el 91% de los votantes, en unos comicios sin ninguna garantía para la oposición. Aristide es criticado por un gobierno ineficaz, corrupto y apoyado en milicias paramilitares, que son el mecanismo real de control coercitivo –Haiti cuenta con una Policía de 5.000 miembros, para una población de 8.5 millones-; se le cuestiona su inmensa fortuna, cuyo origen para nada es claro, en un país con cerca del 80% de sus habitantes en pobreza, una esperanza de vida ligeramente superior a los 45 años y cerca de 4 millones de personas en indigencia, que tiene el 60% de los enfermos de SIDA de todo el Caribe, según la OMS. Adicionalmente el narcotráfico, aprovechando la caótica situación, ha tomado a este país como un centro de tránsito y distribución. La salida a la crisis se dificulta por la fragmentación de la oposición civil, expresada por el movimiento la iniciativa '184', y la Convergencia Democrática, que agrupa partidos y movimientos políticos; la oposición ha intentado nucleares en un frente denominado Plataforma Democrática, que no comparte la insurrección violenta de sectores bastante confusos. Porque la rebelión armada, que controla varias ciudades del país, es una mezcla de disidencias de grupos paramilitares inicialmente cercanos al actual gobierno, a la que se han sumado antiguos miembros del Ejército y la Policía de la época duvalierista, creando una verdadera 'mezcla explosiva'. Adicionándole visos de enfrentamientos raciales, - según Aristide, la oposición refleja los intereses de una elite de mulatos que busca enfrentarse al 95% de la mayoritaria población negra, hoy día gobernante-. Estas complejidades explican la dificultad de la salida a la crisis y porqué el Plan de Pacificación propuesto por un sector de la comunidad internacional –USA, Canadá, Francia, el CARICOM, la OEA- no haya permitido encontrar una ruta de superación. Independiente de quien quede en el gobierno, el verdadero problema es que Haití no ha construido instituciones democráticas que permitan darle estabilidad, desarrollo y gobernabilidad. * Alejo Vargas Velásquez. Profesor Universidad Nacional.