Paraguay

Luchemos por la democracia

Juan Gonzalez

24/06/2012

Opinión

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Estamos ante la oportunidad política de los gobiernos de la región “MERCOSUR” de realizar la reparación histórica del genocidio generado por la “Triple Alianza” hace 150 años al pueblo libre del Paraguay.

Para entender el significado profundo, político-ideológico, del actual golpe de Estado en el Paraguay, debe reconocerse el proceso histórico de la disputa política de los dos proyectos bicentenarios, de las oligarquías y de los pueblos (popular), en nuestra América indo-afro-latina.

Los golpistas de hoy son los herederos, de los ganadores de aquella “guerra de la triple infamia”, del liberalismo burgués liderados por el General argentino Bartolomé Mitre.

Debemos recordar que hace doscientos años el Dr. Gaspar Francia asumía la conducción política de la revolución popular del Paraguay, expropiando las tierras a los grandes terratenientes de la oligarquía colonial. Y, con ellas, constituyó las “Estancias de la Patria”, de propiedad del Estado, para distribuirlas a campesinos e indígenas (guaraníes); estableciendo, de esta manera, un Proyecto Nacional y popular, con un modelo productivo basado en el consumo interno. Luego, los dos mandatarios que les siguieron al Dr. Francia, Carlos Antonio López y Solano López, no sólo mantuvieron el sistema productivo de las “Estancias de la Patria”, sino que avanzaron en el desarrollo de la Industria Nacional del Paraguay. Así, el pueblo paraguayo fue, en el siglo XIX, la Nación más desarrollada de América.

La “Guerra de la Triple Alianza” (de los gobiernos liberales de Brasil, Argentina y Uruguay) impulsada y financiada por el imperio inglés, tuvo por objetivo supremo la destrucción del desarrollo soberano del Pueblo paraguayo. Por eso, “aniquilaron” al pueblo soberano y lo hicieron, con el mayor genocidio a un pueblo latindoamericano.

Una vez lograda la ocupación territorial del Paraguay por los “ganadores” de la guerra, estos impusieron el “liberalismo mitrista” (y de Sarmiento, Coronel argentino de la guerra) repartiéndose las “Estancias” que dejaron de ser de la “Patria”, para pasar a ser de terratenientes argentinos, brasileños y de unos pocos paraguayos que empezaron a reconstituirse en la más rancia oligarquía neo-colonial del Paraguay. La pujante industria nacional, del acero paraguayo, de la industria ferroviaria y naviera, fue DESTRUIDA, pasando a depender totalmente de la “importación inglesa”. Además, el financiamiento de la guerra, puesto por el Reino Unido, paso a ser Deuda Externa de los países de Brasil y Argentina.

De esta manera, sobre el genocidio del pueblo paraguayo se estructuró una sociedad de clases bajo el dominio, de una oligarquía agraria y comercial, de una clase política conservadora fortalecida en el “Partido Colorado”. Esta clase política, consolidó un Sistema Feudalista durante cuarenta años de la Dictadura cívico-militar stroesnista, donde desde el Estado se garantizaba la explotación de la clase trabajadora – campesina, empobrecida, bajo la Doctrina de Seguridad Nacional del imperialismo norteamericano.

Así, llevaron a la soberana Nación paraguaya a ser el país dependiente, atrasado, empobrecido por una nueva “oligarquía colonial”; a tal punto, que una naciente pequeña burguesía se constituía como “sujeto progresista” creando el Partido Liberal.

La derrota del conservadurismo “colorado” en el 2008, fue producto de una alianza de los movimientos populares (campesinos e indígenas) sin partido y la burguesía con estructura partidaria: el Partido Liberal.

Fernando Lugo emergía como representante de los movimientos populares, proponiendo como Proyecto de Cambio, la “Reforma Agraria”; pero, desde el inicio, al interior de la nueva alianza gobernante existió la diferencia histórica entre el “reformismo burgués” y la “revolución popular”. Para los partidarios “Liberales” la Reforma debía consistir en una redistribución de la Propiedad Privada de las Tierras; para las organizaciones populares, la Reforma, debía avanzar hasta la propiedad colectiva de las comunidades campesinas e indígenas.

Por ello, tal como ocurrió en la Revolución francesa, donde una alianza “liberal y popular” enfrentó a la Aristocracia, en este proceso democrático paraguayo, la burguesía terminó, también, aliándose con la Aristocracia (oligarquía tradicional) confrontando al movimiento popular.

En el golpe institucional en Paraguay, la nueva alianza “Liberal-Colorado”, unificados por el mismo interés de la “Propiedad Privada” expresan claramente la común identidad política que comulgan, en los fundamentos del Juicio Político con el cual destituyeron al presidente Lugo, al manifestar que lo hacen “por su pérdida de liderazgo” (perdida de gobernabilidad)… “para defender la Propiedad Privada” (a los propietarios, grandes, medianos y pequeños que quieren ser grandes). Más explícito aún fue, el dirigente Liberal – hermano del Vice-presidente Federico Franco (asumido Presidente de facto) - quien expresó, justificando el “desalojo de Lugo”, que “ya no gobernaba,… débil, recibía en la casa de gobierno a los delincuentes que se llaman los Sin Tierra”. Está claro, que la debilidad del Presidente Lugo está en no haber podido construirse poder popular, al no realizar la “Reforma Agraria” que saque de la “ilegalidad” al campesinado sin tierra.

Esta lucha histórica de las comunidades campesinas e indígenas, fue la utilizada para fundamentar el golpe institucional de la burguesía. Fue la resistencia de los campesinos por la ocupación de Tierras lo que determinó la decisión golpista de la destitución. Dada la resistencia campesina, la Justicia (defensora de la oligarquía propietaria) ordenó el desalojo por la fuerza, generando el enfrentamiento entre aquellos y la policía, provocando la muerte de 11 campesinos y 6 policías. Es importante saber que esas Tierras fueron entregadas, “regaladas”, por Stroesner a cuatro grandes terratenientes del Paraguay feudalizado. Al presidente Lugo lo destituyeron por “apañar” a los que trabajan y viven en las tierras, que son “los sin tierra” porque no son propietarios y que los “golpistas” califican de delincuentes.

Esta claro que la oligarquía histórica en América Latina ya no utiliza, en estos tiempos, el golpismo militar, ahora lo hacen desde la “alianza representativa oligarca-burguesa” malversando el propio funcionamiento institucional. Así, lo intentaron en Bolivia y Ecuador; en Argentina lo pensaron luego del triunfo legislativo en el llamado “conflicto del campo” del 2008, e intentaron avanzar presentándose en las elecciones legislativas del 2009 logrando el ingreso de 11 representantes de la “alianza agraria” conducida por la oligarquía terrateniente histórica de la “Sociedad Rural”, pero no les alcanzó. Si, lo lograron en Honduras y ahora, en Paraguay.

Con este recorrido histórico, queda claro que la actual estructura socio económica del Paraguay es consecuencia de la pos-guerra de la “Triple Alianza”.

Todos somos contestes que estamos en un nuevo tiempo Latinoamericano, de los movimientos populares, de los movimientos de la lucha histórica por la liberación de los pueblos, que ahora, estamos ante el desafío de construir soberanía popular.

Por ello, estamos en nuestra región ante la oportunidad de reparar la infamia de aquella guerra genocida sobre el hermano pueblo paraguayo realizada por la “alianza liberal de tres gobiernos conducidos por el imperio inglés”; oportunidad que nos convoca a la acción solidaria, movilizadora, de la “alianza popular continental”.

Debemos asumir, los movimientos sociales que luchamos contra el ALCA, que nos comprometimos a la Integración de los pueblos de Nuestra América, construyendo Democracia, la Soberanía popular, la exigencia a los gobiernos de la región MERCOSUR y UNASUR el No-reconocimiento al gobierno golpista del Paraguay; sosteniendo la democratización del pueblo paraguayo, y el fortalecimiento de la integración de los pueblos, desde los pueblos.

Es tiempo de ejercer la Soberanía de los Pueblos

- Juan González es Secretario de Integración de la CTA -Congreso de Trabajadores de Argentina

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