Daño Colateral: masacre en la Moskitia y “soberanía nacional”

18/06/2012
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La emboscada perpetrada desde helicópteros de la Drug Enforcement Adminstration (DEA) por tropas vinculadas al Foreign Deployed Advisory Support Team ( FAST por sus siglas en inglés), que acompañaban a elementos de la Policía Nacional de Honduras, en la madrugada del 11 de mayo en un paraje de la Moskitia conocido como Paptalaya,  Ahuas; es una inclusión de los hondureños  como objetivo militar en los operativos en contra de la supuesta “narcoinsugerncia”
 
Según las conclusiones presentadas por la Secretaria de Relaciones Exteriores de Honduras, los cuatro muertos y cuatro heridos indígenas, no son mas que parte del daño colateral de la eterna guerra  en contra de las drogas.
 
Las declaraciones vertidas horas después de la masacre por el ex comisario general José Ricardo Ramírez del Cid, director general de la Policía Nacional de Honduras, en donde señaló que desde el pipante dispararon y las “autoridades” se vieron obligadas a repeler el ataque; es una cortina de humo creada para justificar  el asesinato de los  indígenas miskitos en pos de un capitulo de la guerra total impulsada por Barack Drone Obama
 
Los medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, además de voceros de la Embajada de Estados Unidos, DEA y el mismo Estado de
Honduras, procedieron de inmediato a calificar de narcotraficantes a los miskitos masacrados y heridos. Incluso hasta el Sr Porfirio Lobo se refirió a la participación de la población local en el trasiego de estupefacientes.
 
El narcotráfico se ha apoderado en Honduras desde del corredor de la costa norte, hasta de los organismo de seguridad y el mismo Congreso Nacional. Pero es a partir del golpe de estado cuando se recrudece la presencia y poder de los grupos afines al crimen organizado en todo las estructuras de poder del país.
 
El FAST,  según el diario imperial New York Times,  fue creado durante la administración de George Bush para investigar en Afganistan las conexiones entre traficantes de drogas y los talibanes. Aparentemente desde el año 2009 ha participado en operativos tanto como en Guatemala como Honduras.
La inclusión de Centroamérica como un nuevo escenario de guerra,  tiene el efecto de hacernos retroceder varias décadas, a la denominada guerra fría que se libró en el istmo en la década de los años 80 del siglo psasado.
 
Daño colateral: soberanía nacional, cuento del pasado
 
A partir del golpe de estado del año 2009, se incrementó la utilización de la moskitia como zona de trasiego de estupefacientes, existiendo desde años un contubernio entre los miembros de la Fuerzas Armadas, el Ministerio de Seguridad y el crimen organizado,  situación que ha pasado supuestamente inadvertida  y hasta tolerada por las autoridades locales y extranjeras
 
La militarización de los carteles de la droga, es un fenómeno recrudecido con la aparición de los denominados ZETAS, muchos de ellos provenientes del Grupo Aeromovil de Fuerzas Especiales (GAFE) de Mexico, siendo entrenados la mayoría de sus cabecillas en la Escuela de las Américas.
Durante décadas en Guatemala, los militarse a a través de sus carteles conocidos como La Cofradía y El Sindicato controlaron el paso de la droga en el istmo centroamericano,  hasta el golpe de estado en Honduras del 2009, cuando comenzó la lluvia de avionetas procedentes de Sudamérica acarreando el enervante producido en Colombia.
 
Todo parece indicar que en Honduras  vivimos un escenario de guerra, donde las víctimas  de los operativos son nada más que un simple daño colateral, al estilo de las guerras libradas por el imperio en las últimas décadas, en nombre de su hegemonía por un mundo unipolar.
 
La palabra FAST está de moda: Fast and Furius (rápido y furioso) fue un operativo con el cual los Estados Unidos dotó de armas de alto calibre a los carteles mexicanos. Una operación gemela al Fast and Furius, la Castaway (náufrago) fue diseñada por el Departamento de Justicia con el mismo objetivo para Honduras.
 
Trasladar las guerras de  Irak y Afganistán a Centroamérica, parece tener más un objetivo de ocupación que de profilaxis en materia de narcotráfico. Las cuatro décadas de la fracasada guerra en contra de las drogas, ha dejado lecciones ineludibles: Desde que existe la demanda la oferta persistirá, y con la estrategias de interdicción simplemente se dará un cambio de rutas para abastecer el pingue mercado estadounidense.
 
La guerra en la Moskitia: territorio y biodiversidad
 
Mientras tanto, políticos, militares y diplomáticos estadounidense y hondureños persisten de forma vergonzosa, en señalar a las víctimas del ataque de los helicópteros de la DEA en el Patuca como implicados en el narcotráfico.
 
No fueron solamente Candelaria Prats, Juana Jackson, Emerson Martínez y Asked Brook, el daño colateral  de la agresión del FAST y sus  “asesorados”  de la desprestigiada policía hondureños. Podemos decir también que la moribunda democracia que existe en el país y los remanentes de la soberanía nacional, se convirtieron en parte del daño colateral.
 
La satanización mediática del pueblo miskito no es una nueva estrategia. Desde hace décadas se viene vinculando a los pueblos que habitamos en la Moskitia con el narcotráfico, obliterando factores como el feudalismo existente en Honduras, la enorme pobreza que afecta a los pueblos indígenas  y el colonialismo interno que padecemos.
 
Desde la proletarización y explotación  inmisericorde de los buzos, población que ha sido exprimida al extremo de contar con mas de 400 fallecidos y 4000 lisiados; pasando por la pérdida de enorme franjas territorio a manos de frentes de colonización promovidos por empresarios de los agrocombustibles y de la ganadería extensiva, hasta la destrucción de las cuencas hidrográficas a través de la construcción de megarepresas, conforman el panorama de  destrucción y apropiación de esa nueva frontera
 
En el caso de la Moskitia, el trasfondo del mensaje es claro: es el paulatino desalojo de la población vernácula de uno de los parajes mas ricos  en biodiversidad  en Centroamérica, ademas de la existencia de enormes yacimientos de hidrocarburos tanto en la plataforma continental como en  tierra firme. Cabe recordar que con la asistencia del gobierno de Canada pretenden crear contiguo a la Mosktia, un nuevo paraíso fiscal en las costas hondureñas, bajo el rótulo de la Ciudad Modelo (Charter City), donde pretenden clonar el lavadero de Gran Cayman.
 
La Mosktia pasó a manos del Estado de Honduras en el año1859, con la firma del Tratado Wiky-Cruz entre Gran Bretaña y Honduras. Mas de siglo y medio después, a los pueblos que habitamos la Moskitia no se nos ha titulado los territorios ancestrales, mientras foráneos han obtenido sus títulos de propiedad individual.
 
El operativo del FAST y la rapidez con que aniquilaron a los tripulantes del pipante, señala la vigencia de un toque de queda nocturno en la Moskitia. Sin embargo no existe  ninguna estrategia rápida (FAST), de parte del gobierno de los Estados Unidos para frenar el lavado de activos, el tráfico de armas, la circulación de precursores químicos; y mucho menos estrategias dirigidas a frenar de forma efectiva la drogadicción, enfermedad social que carcome al imperio
 
Afganistán y Colombia son países ocupados o semi ocupados por las tropas estadounidenses. No obstante el año pasado tuvieron producciones récord de opiáceos y cocaína. Como siempre los capos del narcotráfico se mimetizan dentro de la élite política, militar, y bancaria, compuesta por siniestros personajes que se encuentran lejos de la mira de los helicópteros artillados del FAST, la DEA y los ejércitos y policías cipayos.
 
Dado en La Ceiba, el 19 de junio de 2012
 
Organización Fraternal Negra Hondureña
 
 
 
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