Primero de Mayo: ¿ “ta” contenta o “ta” cagada?

02/05/2012
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“Hemos de saber que una nueva era ha comenzado
no cuando una nueva élite toma el poder o cuando
aparece una nueva constitución, sino cuando la gente
común comienza a utilizar nuevas formas de reclamar
sus intereses”
Charles Tilly.
 
 
En Nicaragua existe una fiesta religiosa que se llama “La Gritería”, es la fiesta más popular del año para la mayoría de los nicaragüenses. Se enmarca dentro de la celebración de La Purísima, una fiesta a la Virgen María que culmina precisamente con “La Gritería”, el 7 de diciembre; ese día, los niños para recibir dulces preguntan: ¿Quién causa tanta alegría? Y contestan: “La Concepción de María” y así van cantando de barrio en barrio.
 
Aquí, utilizando el símil de esa fiesta popular mencionada, y después de ver la reacción de las élites -a través de sus “papagayos”-  sobre la grandiosa movilización popular en el día de los trabajadores el pasado martes, bien se podría preguntar: ¿Quién causa tanta gritería? Muchos contestarán: “El pueblo que ahora quiere ser mayoría”.
 
Resulta que hoy, los oligarcas de éste país por medio de sus cada vez más desacreditados medios, pretenden que los trabajadores no tengan conciencia política y menos conciencia de clase, también pretenden, que los políticos con signo distinto a los partidos tradicionales que ellos utilizan para sus fechorías, no tengan conciencia que las luchas políticas van de la mano de las luchas sociales; eso es la gran novedad que está ocurriendo en el país después del golpe de Estado fascista de 2009, esa simbiosis que durante muchas décadas se intentó construir (unir lo político con lo social) los tiene desconcertados, reaccionan impávidos porque no estaban ni están preparados para hacer frente a un fenómeno de esa naturaleza, como tampoco lo están, quienes inmersos en ese hecho a partir de La Resistencia, por la falta de capacidad para articular coherentemente ambas dimensiones.
 
En sociedades con una cultura política autoritaria como la nuestra, las élites se vuelven agresivas y violentas frente a las posibilidades de cambio, esa actitud se puede ver también hacia gobiernos constituidos democráticamente que emprenden políticas que son una “herejía” porque se atreven a transgredir los evangelios del “santo mercado”, y el pensamiento político liberal sobre la “santa democracia”, tantas veces pervertida por esas mismas élites.
 
La gritería es porque la inmensa mayoría de los trabajadores se identifica o forma parte de un determinado partido político, se dice que la marcha de los trabajadores fue “politizada”,  ¿por qué no se dijo lo mismo cuando en el pasado, partidos como la UD, el Partido Demócrata Cristiano (de ambas cosas ya no tiene nada), el PINU-marioneta y, hasta tendencias del partido liberal como el M- Lider,  participaban en la marcha del uno de mayo? Cuál es el problema que la marcha sea política, ¿y es que acaso el origen de las luchas políticas de ciertos partidos europeos por ejemplo, no fueron iniciadas por los trabajadores en el siglo XIX? O más aún, ¿Por qué no dicen que el movimiento sindical fue “politizado” cuando en el pasado reciente, el Partido Nacional cooptó a reconocidos “dirigentes” de la CGT como Oscar Escalante, Marcial Caballero y Felícito Avila? ¿Ya se les olvidó que ese mismo partido convirtió en designado presidencial a otro “dirigente” obrero? O ¿que en un gobierno “liberal”, el ministro de trabajo fue un dirigente sindical?
 
Recurrir a la historia siempre hace bien, sobre todo, cuando la oligarquía pone a sus “bufones” a repetir los mismos argumentos con los que justificaron el golpe de Estado, tratan inútilmente, de deslegitimar las luchas que actualmente se libran en Honduras.
 
El desarrollo que hoy tienen países como Inglaterra, Francia y Alemania tiene su origen en el  siglo XIX, merced al avance político de las organizaciones obreras de la época que supieron vincular reivindicaciones sociales y económicas, con aspiraciones políticas a través de la democracia. Era el tiempo del “capitalismo sin política”, una especie de “capitalismo salvaje” que fue denunciado como nadie por C. Marx y F. Engels, en el marco de la revolución industrial europea.
 
Desde ese tiempo, los trabajadores (todavía no aparecía en el lenguaje político-social “el proletariado”) se plantearon la construcción de una democracia social frente a los abusos del “capitalismo salvaje” que obligaba a cumplir jornadas de hasta 18 horas de trabajo, las descripción que hace  Engels (“La situación de la Clase obrera en Inglaterra”) sobre la vida de los trabajadores en las minas de carbón y otros lugares de trabajo, llevó a los primeros socialistas, a plantear la creación de un “Estado del pueblo” en el que la condición social era esencial. En el Programa del Partido de los Trabajadores, en Eisembach, Alemania, de 1869, ya se plantea que en ese “Estado del pueblo”, “La libertad política es la precondición ineludible de la liberación económica de la clase trabajadora. La cuestión social es, por lo tanto, absolutamente inseparable de la política, y su solución está determinada, y solamente será posible, en un Estado democrático”.
 
Como se puede ver, unir las luchas políticas con las sociales, forma parte de la historia no sólo de las organizaciones de trabajadores pues también fueron trabajadores los que crearon los primeros  partidos socialistas europeos. En regiones como América Latina, ese vínculo entre trabajadores y partido político ha estado presente durante mucho tiempo, y no sólo en partidos clasistas, en algunos países, se ha mantenido hasta la actualidad.
 
Sin embargo, el discurso neoliberal, más los efectos de la globalización sobre el trabajo, fue desperfilando dicho vínculo para dar paso como en el siglo XIX, al “nuevo capitalismo salvaje” que llevó a despolitizar las sociedades primando el mercado dentro del modelo fracasado del neoliberalismo. Pero, desde finales de la década de los años 90s del siglo pasado, se comenzó a recuperar dentro de una dimensión distinta de la política, la vinculación de lo político con lo social, en las luchas emancipadoras que tienen lugar en buena parte de Latinoamérica.
 
Por último, la oligarquía debe saber, que la lucha de los trabajadores ya no se limita a las reivindicaciones salariales o de condiciones laborales,  ahora proponen ser poder o parte de él. Ese salto es de una dimensión inédita en el país, por eso la “gritería” contra la lucha del pueblo, por eso mandaron a agredir a Xiomara Castro, por eso ponen a “Radio Bemba” a hablar como habla, y, todo eso, ¿a qué se debe? ¿Será que la oligarquía está contenta o está…  como dice el título del artículo?  ¡Conteste usted!
 
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