La verdad se abre paso

Masacre de 12 jóvenes chilenos en 1987

29/06/1998
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Santiago.- Es un hecho sintomático que los países de la región cada cierto tiempo den que hablar, a raíz de investigaciones a violaciones a los derechos humanos que no han sido aclaradas. Es el caso de Argentina, donde un juez civil decretó por estos días la detención del ex?dictador Jorge Rafael Videla. Pero también es el caso de Chile: a la investigación que se lleva en Argentina por el atentado que costó la vida al General Carlos Prats y esposa, se suman las pesquisas por la brutal matanza efectuada por agentes de seguridad en contra de 12 militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en junio de 1987. Al parecer, los intentos amnésicos de los gobiernos regionales, de vez en cuando son interpelados por la memoria obstinada de nuestros pueblos. La matanza de Corpus Christi Luego de 11 años de dormitar en los archivos de las fiscalías militares, uno de los casos más emblemático (y más sangriento) de violación a los derechos humanos durante la dictadura militar chilena comienza a salir a la luz pública, y los antecedentes remueven un pasado no resuelto. En junio de 1987, la CNI (aparato de seguridad de aquel entonces), realizó un gigantesco operativo que movilizó a decenas de agentes con el objetivo de detener y matar a 12 militantes frentistas. Todo ello, acompañado de un despliegue comunicacional que blanqueara la masacre con el conocido recurso de "enfrentamiento entre subversivos y fuerzas de seguridad". En horas de la madruga de los días 15 y 16 de junio, los agentes de la CNI irrumpieron en casas de seguridad del grupo de izquierda, para acribillar a los jóvenes, y simultáneamente asesinar en la vía pública a otros líderes del movimiento. Esta verdad vino a ser ratificada el año 1995, cuando la Corte Marcial la calificó como "homicidio calificado". Sin embargo, la causa no tuvo mayores avances debido a que estuvo radicada durante todo ese tiempo en una fiscalía militar que realizó todos los esfuerzos por lograr la prescripción del delito. Pero la nominación de un Ministro en Visita, por la gravedad y conmoción pública del hecho, abrió esperanzas en que este crimen no quede impune. Los avances del Ministro El Ministro Hugo Dolmestch tomó el caso sólo hace tres meses. Sin embargo, en este corto tiempo consiguió lo que ningún otro juez había logrado: obtener la lista oficial de los 1.500 efectivos militares asignados a la CNI. Asimismo, tiene plenamente identificados al grupo central de agentes que participaron en la Operación Albania o matanza de Corpus Christi. Se trata de unas quince personas, algunas de las cuales se encuentran fuera del país pero con antecedentes respecto de sus paraderos. A pesar de lo anterior, se puede afirmar con seguridad que los principales protagonistas de esta masacre se encuentran dentro de Chile. Ellos serán ubicados e interrogados en los próximos días. Sin embargo, al Ministro Dolmestch le espera una dura tarea: derribar las complicidades mutuas que se brindan todos aquellos agentes involucrados en casos de violaciones a los derechos humanos. La que más preocupa en este caso es la de achacar las responsabilidades de esta operación a dos conocidos agentes que están muertos. Las respuestas de los hasta ahora interrogados señalan al Mayor Joaquín Molina como el encargado de la operación, secundado en esta macabra labor por Francisco Zúñiga. Ambos sujetos están muertos; Molina asesinado por el hijo de Manuel Contreras (Jefe de la seniestra Dirección de Inteligencia Nacional, encargada de exterminar a los partidarios de la Unidad Popular en los días posteriores al golpe militar) y Zúñiga muerto en circunstancias no aclaradas. Señalar a ambos como jefes del operativo tiene una lectura muy clara: cortar la cadena de mando, en cuanto a responsabilizar a Molina como el jefe, impidiendo la investigación hacia otros oficiales de más alta graduación dentro de la CNI. Al respecto, en el caso de los profesionales comunistas degollados en 1985 los agentes utilizaron la misma estrategia: culpar a un coronel muerto, con el objetivo de cortar ahí la investigación. Mucho más que doce Sin duda que estos antecedentes mueven a la confianza de familiares y amigos de los frentistas asesinados. A pesar de haber transcurridos 11 años desde sus muertes, la esperanza de reivindicar sus nombres se encuentra más cerca que nunca. En tiempos en que resulta fácil olvidar, en aras de la estabilidad política, la lucha llevada a cabo en contra de la dictadura, el recuerdo de estos 12 jóvenes muertos claro que remece las conciencias. Y ese fue el tenor al recordar en un masivo acto la fatídica fecha: líderes estudiantiles, gremiales y políticos dejaron en claro que son mucho más que doce los que esperan verdad, justicia y democracia plena en el Chile actual. Los mismos anhelos por los cuales fueron asesinados los mártires de Corpus Christi en 1987.
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