Giro a la derecha

25/02/2003
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  • Opinión
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El "fenómeno Menem" -expresión que años atrás se acuñó para referirse a los mandatarios que una vez llegados al poder hacen todo lo contrario de sus promesas electorales- parece haber llegado a Ecuador. En las primeras semanas de gestión del presidente Lucio Gutiérrez, las expectativas de cambio pasaron al limbo, pues ha dejado en claro que caminará de la mano del Fondo Monetario Internacional (FMI) y atento al libreto de la Casa Blanca, y que a lo interno le preocupa más un entendimiento con los grupos de poder económico que preservar la alianza con el movimiento Pachakutik. El nuevo mandatario, que se autodefine sin ideología, tiene una forma particular de ver el mundo, como lo manifestó en el discurso de posesión al señalar que: "Si compartir y ser solidario, si combatir la corrupcion, la injusticia social y la impunidad... Es ser de izquierda... ¡pues soy de izquierda! Si generar riqueza e impulsar la produccion... Es ser de derecha... ¡pues soy de derecha!" Bajo esta óptica articuló su "gobierno de convergencia nacional": el frente social para los partidos de la alianza y el frente económico para los nuevos "aliados", particularmente del sector financiero, de cuyo seno proviene Mauricio Pozo, el poderoso Ministro de Economía que hoy por hoy lleva la voz cantante en el gobierno, con la premisa de que la prioridad es poner orden en casa, según los parámetros del FMI. Con miras a las negociaciones con el FMI, de entrada de juego el nuevo gobierno decretó el incremento de los precios de gasolina, diesel y energía eléctrica, propiciando un severo golpe a la economía popular. Esto es, un anticipo a dos de los condicionamientos impuestos por el organismo financiero, para demostrar "seriedad", y a lo interno pretender que la decisión fue autónoma. Y en esa misma línea se presentó el presupuesto de la nación que contempla el incremento de las asignaciones para el pago de la deuda externa y de las referidas a los gastos destinados a la defensa nacional (40.5%) y a la policía (30.2%), al tiempo que se consigna recortes en los rubros destinados al sector social, especialmente en materia de educación y salud. En la segunda semana de febrero, el presidente Gutiérrez viajó a Estados Unidos donde suscribió la Carta de Intenciones con el FMI para un préstamo por 200 millones, que se complementará con otros desembolsos multilaterales hasta llegar a unos 600 millones. La Carta establece: austeridad fiscal - con un componente básico que implica congelamiento de salarios en el sector público-, reformas laborales, tributarias y arancelarias, la revisión de los subsidios a servicios públicos, administración externa para las eléctricas y telefónicas, entre otros condicionamientos. Y un punto que está desatando reaciones inesperadas: la pretensión de colocar en la reserva monetaria los dineros del Instituto de Seguridad Social, cuando la Constitución señala que este organismo tiene autonomía económica. En su visita a Washington, la actividad central del mandatario ecuatoriano fue la entrevista con el presidente Bush, cuyos asesores de imagen -según comentarios de prensa- habrían armado un escenario impactante de seducción para evitar que en la región se presente un nuevo "Chávez" (el gobernante de Venezuela). Como sea, Gutierréz fue más lejos de lo que sus anfitriones esperaban al señalar: "Queremos convertirnos en el mejor amigo y aliado de los Estados Unidos en la lucha permanente por alcanzar la paz en el mundo, por fortalecer la democracia, por reducir la pobreza, por combatir el narcotráfico y por acabar con otra lacra humana como es el terrorismo". Acotando que aspira jugar un rol más protagónico de apoyo a la iniciativa del presidente colombiano Uribe. Como las reacciones a tales declaraciones no se dejaron esperar, el mandatario tuvo que precisar que ese apoyo no implica que el país participe militarmente en el conflicto del país vecino. "las FF.AA. ecuatorianas no van ser involucradas en una guerra que no es nuestra", señaló, precisando que "No permitiré de ninguna manera que la Base de Manta se convierta en una base de apoyo logístico al Plan Colombia". En este contexto, no cabe duda que el evidente giro hacia la derecha del presidente Gutiérrez ha dejado en la cuerda floja a su principal fuerza aliada -la que por último le garantizó el triunfo tanto en la primera como en la sengunda vuelta-, el Movimiento Pachakutik, cuya columna vertebral es la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE). Esta colectividad, en la asamblea celebrada en Guayaquil el 17 y 18 de febrero, acordó exigir "la inmediata derogatoria de las medidas económicas, el cambio del Frente Económico y sobre todo los correctivos en las políticas económicas" y la convocatoria a "consulta popular sobre ALCA", entre otros puntos. En caso de no haber respuestas a estos planteamientos, anticipó que "llamará a una movilización nacional para exigir los cambios necesarios".
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