Una semana caracterizada por cuatro letras M y una letra P
06/02/2012
- Opinión
Puede ser mera casualidad o no. Febrero mostró una cantidad de hechos políticos superior a la media veraniega. La semana política se caracterizó por cuatro letras M y una letra P.
La primera M fue la de Moyano, Hugo, que redobló su apuesta de diferenciación con el gobierno. Aunque sus rivales lo pinten como un sindicalista anacrónico, como lo criticó el doctor en Filosofía Ricardo Forster, el camionero hizo de las suyas con cierto apego a técnicas modernas.
Primero concedió un largo reportaje a Gustavo Silvestre, “Con Voz Propia”, por América 24, donde echó sal en todas las cicatrices de la presidenta. Incluso hizo una comparación de su gobierno con el de Carlos Menem, partiendo de la expresión “sintonía fina”, que equiparó con “polifuncionalidad laboral” y otras expresiones raras acuñadas en los ´90.
Al día siguiente, volvió a la vieja usanza del sindicalismo, al invitar a un asado a los caciques gremiales, en el edificio de Azopardo 802. Uno que no lo quiere a Moyano, como Luis Bruschtein, de Página/12, dijo que el anfitrión sólo reunió a 12 dirigentes. “Sobró carne” y “Puso el camión pero le alcanzaba con el taxi”, chicaneó ese matutino habitualmente oficialista.
El secretario de la CGT reunió a varias decenas de aliados, aunque seguramente no tantos como quería. Su poder de fuego no ha sufrido mermas considerables y el enojo del gobierno por sus declaraciones trasuntó que había sido dañado.
Por supuesto, no concurrieron al asado-reunión los “Independientes” como José Luis Lingeri y Gerardo Martínez, ni los “Gordos” como Oscar Lescano y Armando Cavalieri. La borratina que más puede haber sentido Moyano fue la de Antonio Caló (UOM) y Ricardo Pignanelli (SMATA).
Estos últimos son mencionados como los preferidos del cristinismo para julio próximo, cuando la central obrera deba renovar autoridades. La excusa es que se trata de gremios industriales, pero en verdad el favoritismo no tiene que ver con esa extracción sino con un valor político: están más alineados con Balcarce 50. Al titular de Camioneros no le fallan los frenos ni el alineado de neumáticos: tiene un serio problema político con CFK.
La otra picardía evidente del cegetista fue repartir a la prensa, en la puerta de Azopardo, las dos cartas que envió a la presidenta el último día de enero. Allí vuelve a centrar sus reclamos en asuntos que unifican al mundo gremial, al menos en la superficie: que no se penalice el salario con impuestos, que se universalicen las asignaciones familiares, que se termine el trabajo informal, que se legalice algo tan constitucional como la distribución de ganancias empresarias, etc.
En otra misiva, por separado, el marplatense demandaba la normalización de las Obras Sociales a las que el Estado debería, según sus cuentas, 12.000 millones de pesos. Se le recordaba a la mandataria que ese sistema atiende a casi 20 millones de argentinos.
Tratando de quedar mejor parado, el escribidor pidió diálogo con la jefa de Estado y se quejó de que el mismo está interrumpido desde setiembre pasado, por decisión unilateral de aquella. Guardó las formas para no quedar como un guarango. En fin, se puede coincidir o no con Forster en que Moyano se quedó en el ´45 y no reconoce los avances kirchneristas, pero no habría que subestimarlo. No es ningún tonto, tiene fuerza propia y encima está subido al camión, no a un Fitito.
Segunda y tercera M
La segunda letra M fue Malvinas. Hace semanas que las islas están rankeadas en las discusiones políticas, diplomáticas, mediáticas y culturales en el país. Y también lo están en el mundo, como se vio en Caracas, durante una cumbre del ALBA (Alianza Bolivariana de Nuestra América), a la que fue invitado el canciller argentino. A la distancia, Héctor Timerman polemizó con el canciller británico William Hague, quien había caracterizado al nuestro como “un país amenazante”. Para Timerman ese calificativo fue un intento de “justificar así una exhibición ostentosa de poder militar en Atlántico Sur”.
Ese muestrario bélico incluye a la habitual dotación de la base de Mount Pleasant, reforzada con el envío del destructor HMS Dauntless, y hasta, versión no confirmada pero creíble, de un submarino nuclear Trafalgar. Ya están allí otro barco de guerra, 4 aviones Thyphoon, los misiles Rapier, los helicópteros, etc.
El detalle provocativo –sin ser la cuestión de fondo- lo dio la llegada del príncipe Guillermo con otros militares, para ejercicios de helicópteros durante seis semanas. Los ingleses son la versión más odiosa de imperio, porque además de sus bancos rapaces y militares genocidas tienen reina, príncipes y una prole parásita vestida con ridículos sombreros o uniforme de “conquistador”.
Argentina estuvo impecable en su denuncia contra Londres y su gobierno conservador, digno heredero de la bien muerta está Thatcher (gran desilusión del cronista con Meryl Streep, quien la interpretó en el cine y dijo admirarla).
Con el ardoroso apoyo de Hugo Chávez y demás países del ALBA, más el expresado por los 33 socios de la CELAC, Cristina debería pasar a la ofensiva política, diplomática y económica contra el Reino Unido.
La tercera M es Mariotto, Gabriel.
El vicegobernador aprovechó diez días que Daniel Scioli viajó a Francia para consultas médicas por su brazo, para tomar un vuelo que debe haber preocupado al círculo del viajero. Es que uno de los grandes hacedores de la ley democrática de medios bajó al barro bonaerense y tomó contacto con los pobladores, haciendo declaraciones de alto voltaje democrático.
El vice llegó a José León Suárez, visitó a las familias de dos adolescentes pobres fusilados por la policía departamental de San Martín y se comprometió a impulsar la causa judicial. Después fue orador en un acto público donde se enjuició en durísimos términos al jefe de esa Departamental y a la política de seguridad de Scioli, centrando en el ministro Ricardo Casal.
Allí estuvieron dirigentes del Movimiento Evita, La Cámpora, el EDE, el Acuerdo por una Seguridad Democrática, el CELS, etc. Mariotto y estos aliados pidieron la cabeza de comisarios y el prefecto Casal. ¿Qué hará el gobernador, siendo que el cuestionado defensor del “gatillo fácil” es su ministro favorito?
Cuarta M y una P
La cuarta M fue Macri, Mauricio. Venía baleado por gran parte del 1.3 millón de usuarios que debió oblar el viaje en Subte con un 127 por ciento de aumento. Pudo zafar de la justicia, un oficio donde se debe reconocerle habilidad y relaciones, pese a que 110.000 firmas pedían anular el aumentazo de enero.
La gente siguió acordándose mal de él, luego que barrios vieran subir las aguas luego de una copiosa lluvia, un paisaje habitual desde hace varios años, sin pago de subsidios.
En uno de sus discursos, la presidenta se quejó de que los medios no decían nada del aumento del Subte. Es cierto, con alguna precisión: Clarinete no le daba lugar, pero hay otros que sí. Y, lo más importante, hay en este punto una mayoría en contra del jefe del PRO a nivel social.
Una investigación apasionante sería averiguar cuánto le queda a MM del 63 por ciento de los votos cosechados en julio pasado. Porque, como se adjudica haber dicho al presidente norteamericano Abraham Lincoln, “no se puede engañar a todos todo el tiempo”. Habría que saber cuántos engañados tipo Carmen Barbieri quedan en el electorado porteño, ese de paladar negro y tan diferente al de las provincias pobres, donde según el antológico Pino Solanas la “calidad del voto es baja”.
Macri estuvo en el foco de la tormenta acusado de ser vetador serial. Con los últimos cinco vetos a leyes, ha acumulado 106 a lo largo de su gestión. Es el mayor campeón de este polémico deporte. Renuente a las autocríticas, se va otra vez de vacaciones, con lo que sumará 200 días no trabajados, según el registro de la legisladora Gabriela Cerutti.
También en este asunto Cristina Fernández comparó las denuncias mediáticas en su contra, con las leves insinuaciones de la prensa hacia la vetocracia macrista. El aludido desairó incluso a sus legisladores pues algunas leyes, no todas, habían sido aprobadas por la bancada del PRO, pero igual fueron fulminadas.
Se llega así a la letra P, de Petroleras, la familia de Repsol, Esso, Shell, Panamerican, Occidental-Sinopec, Pluspetrol, Total Austral, Enap Sipetrol y Petrobras, que extraen crudo y gas, y refinan combustibles.
A mediados de enero estalló el conflicto entre el gobierno y ese lobby, acusado de haber vendido combustible con sobreprecios al transporte público y a Aerolíneas. La principal sospechosa, Repsol, emitió un comunicado con una desmentida total a esas críticas gubernamentales.
Al volver de su reposo médico, CFK puso más números a su crítica. Deploró que en 2011 se debiera importar combustibles por 9.326 millones de dólares, un 110 por ciento más que el año anterior, por menor producción de crudo. El diferendo dio lugar al cese de los incentivos estatales de Petróleo Plus y Refino Plus, aunque con el piadoso argumento de que habían sido exitosos. ¿No afirmó Cristina que había bajado la producción y subido la importación?
Parece hora de reestatizar esos recursos naturales y finalizar la privatización. Si Moyano dijera que en esto sigue el menemismo, no mentiría…
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