El Tabal de Izalco

23/01/2012
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Este año se cumplen en Izalco 80 años de la masacre ordenada por Maximiliano Hernández Martínez. En aquel fatídico enero de 1932 fueron asesinados con alevosía más de 30 mil campesinos e indígenas por las tropas de Tomás Calderón, abuelo del ex presidente Armando Calderón Sol.
 
La represión desatada entonces ahogó muchas de las tradiciones y manera de ser de los izalqueños. La gente sintió miedo y dejó de hablar en nahuat y de usar refajo, pues esto era signo de estar en contra del orden establecido. Sin embargo, ahora que se han abierto nuevos espacios políticos y culturales con el nuevo gobierno nacional y municipal, otra vez afloran los encantos de la identidad izalqueña, que se creían ya perdidos. Los días de Navidad y de año nuevo liberan ese deseo reprimido desde 1932, y los tabales van por la calle y en las cofradías cantando sus tradiciones.
 
Desde esas tradiciones populares,  El Independiente lleva a todos salvadoreños los versos del tabal izalqueño, recogidos en calles y cofradías del pueblo. A cada copla del tabal que los participantes van improvisando o repitiendo de los ya conocidos, los presentes intercalan el grito: ¡JEU!
 
El Tabal
 
Yo soy un patillo tierno
que ahora empieza a volar
dame tus pechitos mi alma
para acabarme de criar.
 
¡JEU¡  ¡JEU¡
 
Adiós mi chiltotilla hermosa
alas de papel dorado,
ahí me estás entreteniendo
y a otro tenés a tu lado.
 
Cada vez que llego a mi casa
me siento a pensar y digo,
para que quiero la cama
si no hay quien duerma conmigo.
 
Yo no me acuesto con viudas
nada más por un asunto,
por no poner la mano
donde la puso el difunto.
 
Todos venimos contentos
y venimos de corazón,
aquí venimos celebrando
al Niño Dios de Asunción.
 
Virgen de Santa Lucía
por los milagros que hacés,
mi mujer se me está muriendo
llevátela de una vez.
 
Toda la noche pasé
sentado en la cabecera,
con un rosario en la mano
pidiéndole a Dios que se muera.
 
Voy a traer un doctor
que la venga a examinar,
si su mal tiene remedio
que la acabe de matar.
 
Que tristes cantan las aves
cuando empieza a amanecer,
así cantaba mi negrita
cuando me empezó a querer.
 
Ayer tarde perdí un pañuelo
bordado de seda negra,
tenía un letrero que decía
tu mamá va a ser mi suegra.
 
Del cielo cayó un pañuelo
bordado de mil colores,
y en el letrero decía
negrito de mis amores.
 
Señor don Santiago Ruíz
policía de Turín,
en el día era hombre honrado
y en la noche tacuacín.
 
Los agentes de la policía municipal
esos si son hombres sin calma,
porque a mí me flagelaron
donde aquella Maga Palma.
 
Por aquí pasó un conejo
con un sombrero en la mano,
iba muerto de la risa
por la muerte de tu hermano.
 
San Juan tenía una novia
y San Pedro se la quitó,
si los santos hacen eso
nosotros por qué no.
 
Ayer pasé por tu casa
me tiraste un limón,
el limón cayó en el suelo
y el zumo en mi corazón.
 
La fruta que me tiraste
todita me la comí,
el zumito lo he guardado
para acordarme de ti.
 
Por aquí pasó una pava
pintada de mil colores,
en el pico lleva flores
y en el culo mil amores.
 
Aquí te quedas hermosa ruda
sentadita en la ventana,
viendo derramar las flores
con el hielo de la mañana.
 
Adiós mi alma adiós mi vida
yo les vengo a decir,
si no me conocieron ahora
yo ya no vuelvo a venir.
 
Ya me voy para mi casa
ya me voy a recoger,
porque soy hijo de dominio
y no puedo amanecer.
 
Ya con esta me despido
verde cogollo de yuca,
sólo mi negrita tiene
colochitos en la nuca.
 
Tomado de “El Independiente”
 
https://www.alainet.org/es/active/52268?language=es
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