Balance y atención
Veinte años de democracia, seis meses de Kirchner a dos años de la rebelión popular
26/12/2003
- Opinión
"A pesar de todo, no creo que ellos (los guerrilleros. AJL) fueran
el motivo central del golpe militar que se planeaba en La Argentina.
Ya en 1971 me había impresionado un diálogo que mantuve si mal no
recuerdo con Elvio Coelho, entonces presidente de la Unión
Industrial Argentina (UIA). Yo le preguntaba porque no se lanzaban a
la industrialización como en Brasil. -Porque los sindicatos son
demasiado fuertes y eso nos llevaría a una guerra civil- contestó -
Pero,¿ por qué no lo intentan? -Porque podemos perder - dijo.(1)
Un nuevo escenario político
Montado sobre la nueva situación histórica abierta por la rebelión
popular del 19 y 20 de diciembre de 2001, Kirchner está intentando
destruir en lo político la democracia gangsteril y cleptócratica que
Alfonsín, Carlos Saúl I y Eduardo Chicho chico Duhalde construyeran
con ahínco y devoción. La remoción de la Corte de los milagros, el
descabezamiento de la cúpula militar procesista, la depuración de
las bandas armadas de la federal y la bonaerense, el
encarcelamiento de los genocidas, la derogación de las leyes de
Obediencia Debida y Punto Final, la política de derechos humanos, la
no concesión -por ahora- de la inmunidad a las tropas yanquis, la no
realización del Águila III, el respeto a las protestas piqueteras,
los titubeos frente al ALCA, la democratización de la SIDE y la
metida de mano en la increíble caja negra bonaerense -que saca de
quicio a Duhalde, Solá, Moreau, Ruckauf y demás socios- el
enfrentamiento al régimen corrupto y criminal de Santiago del
Estero, así como algunas otras cosas hablan de un deseo por
construir un sistema democrático más sólido y genuino, en sintonía
con el reclamo popular que recorre las calles argentinas desde
diciembre de 2001. Todo esto es muy bueno y no debe ser despreciado
por el campo popular.
Sorprendiendo a todos y mostrando una vez más que el peronismo tiene
todavía muchos rostros, Néstor Kirchner abrió una nueva etapa,
retrotrayendo la situación política -el escenario democrático por
lo menos- al momento de la capitulación alfonsinista de 1985 en
Semana Santa. Antesala del pasaje de Carlos Saúl I que nos robara
las empresas del Estado, las jubilaciones, el pleno empleo, la
industrialización del país, la educación masiva, las ocho horas de
trabajo, el no hambre, la soberanía nacional, la justicia social, la
independencia económica, la soberanía política, la integración
nacional y las demás riquezas que los argentinos habíamos acumulado
desde 1945 -tal vez sin darnos cuenta. Lo peor es que aun
recuperando los varios miles de millones que Carlitos cobró de
comisión (Joseph Stiglitz, dixit) y aun antes que la Bollocco y su
clon los hereden, es posible que no nos alcancen para recomprar lo
que el traidor regaló, aunque claro, siempre queda el viejo recurso
-también peronista, quien lo diría- de renacionalizar lo regalado y
robado.
Kirchner aparece dispuesto a pasar a retiro la democracia
gangsteril, mentirosa y prebendaria abierta por Alfonsín, aquel día
aciago en que nos mandara a casa a disfrutar de las Pascuas
asegurando impunemente que la casa estaba en orden. Fue Don Alfonso
-un gran prestidigitador de la política- quien inauguró la
democracia de los grandes bufones en la Argentina: Carlos Saúl el
más grande, Chacho y Graciela apenas intervistos y Don Fernando un
arlequín mendaz, pleno de estupidez.
El problema es lo económico
Pero claro en el momento en que se levanta la vista del panorama
político, aparecen las otras cuestiones donde el gobierno de
Kirchner derrapa sin contemplaciones. Pese a los gritos y escenas
fuertemente histriónicas frente al FMI, las empresas privatizadas,
las Naciones Unidas y otros foros, la política económica sigue los
mismos lineamientos abiertos en octubre de 1974 -luego de la
renuncia de José Ber Geldbard- desindustrialización, respeto y
estímulo del endeudamiento externo, transferencia de ingresos de la
base a la cúspide social, cese de los derechos de los trabajadores,
anulación de los derechos sociales, privatización de las
jubilaciones, la salud, la educación y todo lo demás.
No de otra manera puede entenderse que, pese a los gritos de
Kirchner, la negociación con el FMI -innecesaria pues el que estaba
débil era el FMI y no la Argentina que venía demostrando que podía
vivir sin él- haya concluido con la legitimación de 110.000 millones
de deuda externa, la exigencia de 3% de superávit fiscal, el regalo
de 16.000 millones a los bancos y la supresión de las cuasi monedas
que habían ayudado a ampliar la base monetaria restringida por el
FMI desde 1976.
Pese a los gritos y amenazas las rutas fueron reentregadas a los
mismos empresarios que las regentearon desde 1990, aumentando el
sufrimiento para el pueblo, que ve encarecer toda su economía por
peajes absurdos y caros para transitar por rutas construidas por la
nación y las provincias, entregadas a delincuentes vestidos de
empresarios como Macri, Roggio, Fortabat, Eunekián y demás. Pese a
los alaridos y amenazas, Eunekián seguirá explotando los aeropuertos
argentinos construidos por el Estado nacional. Los Ferrocarriles,
tal vez junto al petróleo, los mayores ejemplos del odio al pueblo
argentino y a su independencia, que nuestra clase dominante posee,
ya que la Argentina fue el único país del mundo que entregó su
petróleo a un país extranjero sin haber sido invadido y que destruyó
la mayor red ferroviaria de Latinoamérica simplemente para favorecer
a los concesionarios de rutas y ómnibus.
Pese a todo, el monocultivo de soja transgénica se sigue
expandiendo arrasando a los pequeños productores, concentrando la
tierra, deteriorando los suelos y produciendo commodities para pagar
deuda externa mientras se hambrea al pueblo argentino. La
distribución del ingreso es más escalofriante aun: el 20% más rico
recibe el 51% del IN, el 20% más pobre recibe sólo el 5%. 20
millones de argentinos están debajo del nivel de pobreza, 6 millones
son indigentes, alrededor de 100 niños argentinos se siguen muriendo
por día por causas vinculadas al hambre, más de 6 millones están sin
empleo y la participación de los trabajadores en el IN disminuyó del
48% en 1976 a menos del 18% en la actualidad. Sólo 2.2 millones de
argentinos cobran el plan jefes y jefas por miserables 150 pesos,
arrancados al poder genocida al costo de 35 muertos en diciembre de
2001. Todos los economistas saben que cumpliendo la ley de 8 horas
se crearían 1 millón de puestos de trabajo, sin embargo el Ministro
de Economía dice 'que no sabe como acabar con el trabajo en negro'.
(4)
Así las cosas, como viene ocurriendo desde 1983 -y en particular
desde 1974- la cuestión económica es el punto contra el que se
estrellan todos los proyectos reformistas y progresistas en la
Argentina. ¿Cómo quebrar la cadena que nos sujeta?, ¿cómo quebrar el
sometimiento al FMI y al poder de la burguesía fascista y
gangsteril argentina al que se sometieron todos los gobiernos desde
Isabel Perón hasta hoy? Por el momento el gobierno de Kirchner no
sólo no lo ha intentado, sino que puede decirse que prefiere
cogobernar con ese poder económico nacido al calor de la picana y
los vuelos de la muerte. Es él quien ha reiterado que no se
renacionalizará ninguna empresa y que pese a los escándalos en
contrario las AFJP seguirán robando el dinero de los trabajadores.
Piqueteros, clase obrera y campo popular
Está claro, pese a todo, que Kirchner gobierna porque hubo una
rebelión popular que volteó al gobierno plutocrático de De La Rúa y
al ministro de colonias Domingo Felipe, rebelión que abrió una nueva
etapa histórica, cerrando el camino a los agentes coloniales:
Reutemann, De la Sota, Carlitos y López Murphy. También está claro
que Kirchner es gobierno y no un frente popular nacionalista y
revolucionario por la estupidez congénita y la impotencia histórica
de la izquierda argentina y su incapacidad una vez más para
articular la unidad del campo popular antiimperialista. El pueblo
debió optar solo por Kirchner para impedir lo peor, ya que las
'fuerzas de vanguardia' no fueron capaces siquiera de ampliar
Izquierda Unida.
Todo estaba servido -luego que el pueblo pusiera una vez más los
muertos- para que un nuevo movimiento popular alumbrara sobre los
restos malolientes de la UCR y el PJ; una izquierda increíblemente
antipopular, no nacional y narcisista hasta el suicidio lo impidió.
De todo lo que alumbrara el 19 y 20, es el movimiento piquetero
quien concentra con orgullo, el odio del poder dominante. El
capitalismo genocida instalado en la Argentina, necesita de la
domesticación y la desaparición física de la clase obrera que
realizara la etapa histórica 1936-1945-1975. Los más preclaros
murieron en los campos de concentración: 55% de los desaparecidos
fueron dirigentes sindicales de base.
Otros murieron en el genocidio social planificado desde 1976. Los
más están sumergidos en la marginalidad del desempleo: en 1976
teníamos 6 millones de obreros industriales, hoy restan menos de 1
millón. De allí que la insignia principal de esta clase dominante
surgida del grupo Perriaux, sea la misma del Almirante Rojas. 'para
que desaparezca el peronismo deben desaparecer las chimeneas'. De
allí que Macri, Fortabat, Roggio, Eunekián, Techint, Bulgheroni y
demás empresarios nacionales, no desean ni propician de ninguna
manera, la reindustrialización del país. A tal punto que las únicas
empresas que se reabren son empresas recuperadas por los
trabajadores, previamente vaciadas y liquidadas por la burguesía
nacional con la que Kirchner intenta reconstruir el capitalismo
argentino.
En ese contexto la aparición del potente movimiento piquetero
argentino, herencia directa de la vieja tradición de lucha sindical
que nos caraterizara como nación moderna, eriza la piel del poder
colonial dominante y descoloca a los domesticados dirigentes
sindicales de los restos de la clase obrera. En la Argentina hay una
acuerdo maldito del poder y los políticos que lo gerencian: no se
puede volver de ninguna manera a 1973 y mucho menos a 1945. ¿Se
atreverá Kirchner a ser Cámpora, pese a que sus compañeros ex-
montoneros de Michelángelo sostengan 'que se puede discutir todo
menos la economía'. En una clara muestra que no sólo la dirigencia
sindical está domesticada.
Piqueteros: la dignidad de la nación
El movimiento piquetero es la dignidad de la nación, es la parte
desocupada de su vieja clase obrera industrial que reclama su
derecho a no morirse de hambre, ni ver morir a sus hijos de
inanición o bajo las balas de la policía de Duhalde, Ruckauf,
Sobisch o Romero. Los desempleados -la mayoría del pueblo
argentino- reclaman su reinserción en la nación, reclaman otro 17 de
octubre. Eso es intolerable para la burguesía hija de Martínez de
Hoz, Cavallo y Videla.
El movimiento piquetero es el mayor objetivo de la reacción como
quedó demostrado en los hechos del Puente Pueyrredón de junio de
2002, y a lo largo de todo el año 2002. Hasta que entregara el poder
el matrimonio Duhalde, intentó golpear y amedrentar al movimiento
piquetero, pero no pudo, peor aun por un error de cálculo debió irse
antes, entregar el poder a Kirchner y preparar su jubilación,
cuestión que no termina de digerir.
El puente Pueyrredón sin embargo mostró también la potencia y la
impotencia del movimiento popular argentino. Potencia para reclamar
la llaga más ardiente de la nación: el desempleo masivo e inducido,
de su vieja clase obrera e impotencia para construir un nuevo
movimiento popular. El poder dominante transita también tal
ecuación: potencia para mantenerse en el poder, impotencia -por
ahora- para destruir al movimiento piquetero y al pueblo. Y en esta
puja -por ahora- Kirchner es una salida intermedia a la crisis
teniendo claro que los ministros duhaldistas quieren 'que
desaparezcan los piqueteros' (Aníbal Fernández, dixit)
De allí que no sea fortuito qué ocurra con el movimiento piquetero
ni como éste se mueva, luche y obtenga el respaldo del resto del
movimiento popular. Hay que rescatar la legitimidad de la lucha del
movimiento piquetero: todos los desocupados tienen derecho a un
subsidio de desempleo, lo contrario es el hambre o el exterminio.
Pero en esta lucha los piqueteros deben recuperar su alianza con las
capas medias urbanas y no enfrentarse a ellas ni permitir que los
medios de difusión -la otra pata del poder colonial- los enfrenten.
Una gran debilidad es la división del movimiento piquetero en dos
sectores: como herencia de la dictadura todo en la Argentina es
divisble por dos o por tres y no se puede tolerar la diversidad
compleja de articular un campo popular con distintas caras y
lecturas. Ese es un punto muy débil sobre el que cabalga la
reacción.
No se trata de ignorar u ocultar las debilidades y pequeñeces que
afloran en el movimiento piquetero, pero mientras el gobierno no
desarrolle políticas activas y agresivas de reactivación del
mercado interno -aumento masivo e importante de salarios, pensiones,
jubilaciones, créditos a largo plazo o sin retorno, subsidios de
toda índole a la pequeña producción agrícola e industrial, ley de
ocho o siete horas de trabajo, protección a la producción nacional,
política agresiva de sustitución de importaciones, segunda moneda,
plan de reindustrialización estatal, renacionalización de empresas,
etc.- no hay posibilidad de pensar seriamente en que el desempleo
desaparezca y mientras eso no ocurra el movimiento piquetero estará
allí y crecerá. Lo contrario sería el genocidio y el pueblo no salió
a la calle el 19 y 20 para permitir el retorno de Cavallo, de
Carlitos o de Videla. Pero se hace imprescindible reconstruir la
alianza que se expresó en las calles en ese tiempo entre las clases
medias urbanas y los desocupados y hay que ganar al movimiento
obrero y al resto del movimiento político y social a la defensa
incondicional del movimiento piquetero. Movimiento que lucha por una
palabra que nos definiera como pueblo después de 1945 y que ha sido
sepultada por el régimen neocolonial: dignidad.
Fascismo empresarial
Es tal el carácter fascista de los empresarios argentinos que la UIA
-así como La Nación, Ámbito Financiero, Infobae, Grondona, Sofovich,
etc.- reclama la expulsión de los piqueteros de la calle y el cese
de los planes jefes y jefas. Claro, los industriales no dicen que
van a crear uno o dos millones de puestos de trabajo no simplemente
dicen bala a los piqueteros como reclamaron en 1976 a la dictadura
contra el movimiento obrero que hiciera el Cordobazo y les retrasara
el tiempo del capitalismo colonial. También ocultan que su pedido
represivo esconde la inteción de articular otra flexibilización
laboral para acabar con los pocos derechos que los trabajadores aun
poseen, montados en el chantaje del desempleo.
Esta clase no puede escapar al mandato de origen de la vieja
burguesía comercial porteña rivadaviana y sarmientina, es una clase
'parásita e infecunda'(5) antinacional y antipopular por esencia de
origen y destino, clase que siempre pensó que el país es sólo para
ellos para sus countries, sus barrios privados, sus gatos de alto
nivel y sus viajes por el mundo y no para los negros ni para los
pobres, es decir para el 80% de los argentinos restantes. Siempre
pensó así: 'la clase decente forma la democracia, ella gobierna y
ella legisla(..)Cuando decimos pueblo entendemos los notables,
activos, inteligentes: clase gobernante. Somos gentes decentes.
Patricios a cuya clase pertenecemos nosotros, pues, no ha de verse
en nuestra Cámara, ni gauchos, ni negros, ni pobres. Somos la gente
decente, es decir patriota.(..) Pudimos, en tres años introducir
300.000 pobladores y ahogar en los pliegues de la industria a la
chusma criolla, inepta, incivil y ruda que nos sale al paso a cada
instante (..) Ud., (Mitre) ha de tener la gloria de establecer en
toda la república el predominio de la clase culta, anulando el
levantamiento de las masas(..)..puede declarar el plan definitivo:
asegurar los principales puntos de la República con batallones de
línea, o lo que es lo mismo, apoyar a las clases cultas con soldados
contra el levantamiento del paisanaje.' (Domingo Faustino
Sarmiento)(2)
'Con esta política (los 30.000 desaparecidos. AJL) buscamos
debilitar el enorme poder sindical que era uno de los grandes
problemas del país. La Argentina tenía un poder sindical demasiado
fuerte, frente al cual era imposible el florecimiento de cualquier
partido político, porque todo el poder lo tenían ellos. Ahora con un
mercado laboral en movimiento, (es decir que el empleador pueda
despedir al trabajador, cuando se le plazca, sin las molestas leyes
del peronismo. AJL) el trabajador no acude más al dirigente sindical
por su problema, porque sino le gusta el empleo se va a otro y
listo... Hemos debilitado el poder sindical y esta es la base para
cualquier salida política en la Argentina..' (3) El campo popular ya
sabe que cuando el poder dominante comienza a clamar en nuestro país
por la masacre, tarde o temprano lo intentará. Es tarea de las
fuerzas que componen el campo popular -aun no articulado- impedirlo,
por sobre toda otra cuestión. Ese es el mandato principal que aflora
de las heroicas jornadas de diciembre de 2001 y de diciembre de
1983, por cierto.
(1) James Petras a María Seoane en Todo o Nada. Planeta- 1997
(2)Citado por Carlos Paz, en Poder, negocios y corrupción en la
época de Rivadavia. De Alejandría 2000
(3) Juan Alemann, Clarín, 1980
(4) Roberto Lavagna, Clarín 5-12-03
(5) Juan José Hernández Arregui. La Formación de la Conciencia
Nacional. Plus Ultra-1983
https://www.alainet.org/es/active/5220?language=es
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