5 años de Correa en gobierno
EE UU crucifica a Correa por la visita de Ahmadinejad
14/01/2012
- Opinión
El presidente iraní fue sin quererlo la perfecta excusa para que los enemigos de Rafael Correa lo maltrataran como si fuera el peor presidente latinoamericano. El ecuatoriano, plantado en medio del ring, resiste los embates.
Rafael Correa cumplía cinco años de su llegada al Palacio del Carondelet, en Quito. Había ocurrido el 15 de enero de 2007, cuando empezó un ciclo político muy diferente al de sus antecesores neoliberales, algunos disfrazados de populistas sin serlo. Ese fue un tiempo desgraciado, de vertiginosa crisis. Un dato lo certifica: siete presidentes en diez años. Saque la cuenta.
La época, -“época”, como le gusta definir a Correa- muestra una característica opuesta: el economista socialcristiano lleva las riendas del gobierno durante un quinquenio y ha ganado 8 elecciones, entre presidenciales, consultas populares, etc.
Como se escribió en LA ARENA (29/10/2011), el imperio y sus socios menores odian al presidente porque puso frenos a ese poder económico, financiero y político. Correa cambió las reglas de juego del negocio petrolero a favor del Estado, puso en caja al Banco Mundial, auditó la deuda externa para no pagar de más, se sumó al ALBA, propuso el Sucre como moneda interregional prescindente del dólar y cerró la base militar norteamericana de Manta.
Con eso ya bastaba para que Washington lo tuviera entre ceja y ceja. Pero además estableció excelentes relaciones con Cuba y Venezuela. Y como si eso fuera poco, también las cultivó con Irán.
A Mahmud Ahmadinejad lo invitó a su asunción, hace cinco años, y lo volvió a recibir en Carondelet este jueves. En la semana se desató una campaña norteamericana para demonizar al anfitrión, como si fuera el alter ego del iraní y ambos resultaran los peores gobiernos del planeta. Lo menos que se ha dicho de ellos es que son autoritarios, surgidos del fraude, de un accionar dictatorial y violatorio de los derechos humanos. Ahmadinejad sería un Hitler listo a fabricar y arrojar armas nucleares sobre “el pobre y desarmado” Israel.
Vamos por parte, dijo Gonzani (los pampeanos comprenderán la humorada).
Un informe de la CNN en español aseguró el jueves que el comercio de Ecuador con Irán era superior al que éste mantiene con Venezuela. La afirmación era ostensiblemente falsa y este cronista se tomó el leve trabajo de certificar las cifras, para poner de resalto la mentira.
La balanza comercial entre Caracas y Teherán alcanza los 5.000 millones de dólares anuales, según varios cables de la agencia Prensa Latina. En cambio, “luego de cinco años, las cifras oficiales evidencian que el comercio entre Ecuador e Irán no ha despegado. Según el Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Proecuador), hasta octubre del 2011, las exportaciones al país persa llegaron a 945.000 dólares (artículo del diario opositor ecuatoriano El Comercio, 9/1). Así miente la CNN: menos de un millón de dólares es más que 5.000 millones de la misma moneda…
Frente tercermundista
El arribo de Ahmadinejad a Quito fue una prueba de que el gobierno ecuatoriano usaba su propia cabeza. Había rechazado el injerencismo norteamericano, pues la vocera del Departamento de Estado, Victoria Nuland, había presionado a los gobiernos de la región para que no recibieran al persa.
Correa y su canciller Ricardo Patiño dejaron en claro que los amigos de Ecuador los definía el país. Y que el gobierno era soberano para mantener relaciones diplomáticas y comerciales con todos los países del mundo.
El anfitrión no le escabulló el bulto a una cuestión sensible como el programa nuclear iraní. Washington y sus socios en la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) aseguran que sirve a la fabricación de armas atómicas.
Ya a su paso por Cuba, Ahmadinejad había recibido del presidente Raúl Castro y su hermano Fidel un franco apoyo. Cuba dijo que Irán, signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear, merece seguir adelante con sus investigaciones nucleares pacíficas.
Correa tuvo una posición similar. En la conferencia de prensa con el visitante, el jueves a la noche en el Salón Amarillo de Carondelet, manifestó: “ese informe (de OIEA) concluía que Irán está desarrollando armas nucleares, algo que Irán siempre ha negado y nosotros creemos en el gobierno de Irán”.
Esa Agencia no esgrimió ninguna prueba para fundar semejante acusación. Solamente aludió a “informes de servicios de inteligencia”, que son enemigos de Irán, como la CIA y el Mossad.
Correa prosiguió: “Irán puede contar con nuestro total apoyo para que se sepa la verdad y no tan solo la propaganda de ciertos países que tienen un doble estándar vergonzoso”.
El ingeniero Ahmadinejad agradeció la hospitalidad de Ecuador y el coraje de su presidente al recibirlo sabiendo de las presiones en su contra. Luego redondeó un concepto políticamente muy correcto: “América Latina no será más el patio trasero de EE.UU.”. Esta frase tenía a Barack Obama como destinatario preciso.
Los latinoamericanos y de otras latitudes que creen en la necesidad de un frente tercermundista para oponerse al avance de guerras como las recientemente libradas contra Libia, podrán rescatar otro pasaje de la conferencia de prensa. El visitante afirmó que Ecuador e Irán acordaron formar un grupo para “defenderse de las agresiones externas”. “Hemos llegado a un acuerdo de formar un frente común, con el fin de defender a los derechos indispensables de los pueblos amenazados”, agregó. Excelente noticia.
¿Un tirano?
Para apreciar mejor las cualidades del jefe de Estado ecuatoriano hay que tomar nota de lo vilipendiado que fue en estos días por la SIP, incluidos los monopolios mediáticos de Argentina.
Por ejemplo, el 12/1, “La Nación” afirmó en un editorial: “El periplo de Ahmadinejad se completa con visitas a Rafael Correa, en Ecuador, uno de los principales líderes de los duros ataques contra la prensa independiente en la región”.
En la misma línea de agresión mediática, un editorial de los dueños de ese poder, como es The Washington Post, sostuvo el mismo día que “Gaceta Ganadera”: “El presidente de Ecuador, Rafael Correa, un autócrata acólito de Hugo Chávez quien se ha ganado ser usualmente ignorado fuera de país, recibirá un poco de atención el jueves cuando reciba al presidente Mahmud Ahmadinejad. Conforme se introduce en el grupo de los más notables parias internacionales, permítanos recordar los motivos por los que Correa más se merece ser conocido: por llevar adelante el más evidente y brutal asalto a la prensa libre en el hemisferio occidental”.
La mentira del Post es la misma que la de los monopolios de la comunicación de nuestro país, pero los hechos son muy diferentes. El diario El Universo de Guayaquil escribió una serie de notas sobre el intento de golpe de Estado en Ecuador en setiembre de 2010, cuando Correa fue detenido por los golpistas y casi es asesinado. El periódico, con la firma de Emilio Palacio, aseguró que el mandatario había dado órdenes de disparar a mansalva a las fuerzas de seguridad contra un hospital, contra gente indefensa. Y que por eso mismo iba a ser denunciado en el futuro por crímenes de lesa humanidad.
El presidente Correa inició acciones judiciales contra tres dueños del Universo y el columnista; les ofreció la posibilidad de retractarse, cosa que no hicieron. El juez falló a favor de prisión de los empresarios periodísticos y de un resarcimiento al presidente de 40 millones de dólares. El fallo fue apelado por los directivos, quienes aseguraron –para no pagar- que su empresa no es ecuatoriana sino de capitales estadounidenses radicados en Gran Caimán. Así se blindarían con el tratado de protección de inversiones extranjeras...
Queda claro que fue la empresa periodística la que calumnió al jefe de Estado, negándose a rectificarse. La nota de marras se publicó el 6 de febrero de 2011 y en agosto Palacio se exilió en Miami, el paraíso de la libertad de prensa donde tiene su sede la SIP. En el medio, el 7 de mayo, la oficialista Alianza País ganó la Consulta Popular donde votaban 11 millones de personas para resolver varias cuestiones importantes, como la necesidad de una nueva ley de comunicación (cualquier coincidencia con Argentina no es mera casualidad). La pregunta número 9 de la Consulta, referida al tema, tuvo mayoría suficiente, de allí la desesperación de los medios opositores.
El círculo vicioso se va cerrando: la vicepresidencia 1 de la SIP es de Jaime Mantilla Anderson, del opositor Diario Hoy, de Quito. Y el presidente de la entidad es Milton Coleman, de The Washington Post. El secretario es Bartolomé Mitre, de “La Nación”. Era obvio que este ejército mediático casi mercenario iba a acribillar por la espalda a Correa y Ahmadinejad, siguiendo órdenes de Obama.
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