CELAC: Faltó una vainita

04/12/2011
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Hace 200 años se firmaron sendas actas de independencias del imperio español, culminando con la creación de Repúblicas “excluyentes” de los sectores no considerados ciudadanos: afro e indígenas y mestizos pobres
 
Acaba de terminar la Cumbre Presidencial para la creación de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC), con la participación de los distintos presidentes, trenes ministeriales y equipos técnicos todos los países del área, sin la presencia de Estados Unidos ni Canadá. Una declaración y un plan de acción quedaron plasmados para cumplir con otro intento de la utopía bolivariana: la soñada unidad de esta región, caracterizada como una de las más estratégicas en el cuadro de la geopolítica planetaria. ¿Será posible la integración?

Del desprecio a la resignificación

 
Se están cumpliendo dos siglos cuando la mayoría de los países de este espacio territorial e insular, firmaron sus respectivas actas de independencia, como resultado de la participación efectiva y decisiva a costa de sudor y sangre de millones de descamisados, indígenas, africanos y sus descendientes, pardos, mestizos y los llamados blancos criollos y de orillas. La Europa y su proyección anglosajona en Estados Unidos y Canadá, marcaría conceptualmente su diferencia con nuestros países, inventando un nombre para las naciones al Sur del río grande de México. Fue el economista francés, Michael Chevalier, en 1836, quien la define como América Latina para diferenciarla de la sajona. Después la concreción definitiva, la impulsa el intelectual colombiano José María Torres, y por último Estados Unidos, después de la segunda Guerra Mundial, asocia el concepto de America Latina como “patio trasero”, con derecho a imponernos gobiernos, e intervenciones ya ampliamente conocidas. Con respecto a la homogenización del espacio insular como “Caribe” o “Antillanos”, también fue una invención de occidente, pues somos tan diversos que no nos pueden encasillar arbitrariamente en ambos conceptos utilizados como expresiones despreciativas. Estas conceptualizaciones comenzaron a ser resignificadas políticamente en el siglo XX con los movimientos sociales e intelectuales al margen de la imposición eurosajona proyectadas en los gobiernos y las dictaduras académicas.

 ¿Qué es la CELAC?


La primera década del siglo XXI estuvo embarazada de sueños y resultados concretos con el ensayo de nuevos intentos de integración regional, como el ALBA, la Comunidad Andina, CARICOM, Mercosur, SICA, UNASUR y PETROCARIBE, en proceso de consolidación sobre todos los más recientes, pese al saboteo permanente de Estados Unidos, la Unión Europea y un sector de las burguesías nacionales y financieras.“La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) no es una organización regional más, sino un bloque político en el que fortaleceremos los vínculos históricos que hacen de los latinoamericanos y caribeños un solo y mismo pueblo, expresión simultánea de nuestra unidad y de nuestra diversidad”.Esa es la aspiración, si no hay “piedra en el camino”, como dijo el sonero afropuertorriqueño, Ismael Rivera. Cuatro áreas estratégicas fueron abordadas, bajo previa discusión en equipos de trabajos gubernamentales que se venían realizando desde el año pasado, las cuales fueron: social, económica, ambiental y energética. De ellas se desprendió un plan de acción en lo concreto para articular programas y proyectos realmente viables. El camino recorrido, la madurez, la sinceridad y la responsabilidad histórica de los líderes de nuestros países estarán a prueba en un contexto regional marcado por la diversidad ideológica, el pragmatismo político y las amenazas externas.

Faltó una vainita: la Cumbre Social de los Pueblos

Hace 200 años se firmaron sendas actas de independencias del imperio español, culminando con la creación de Repúblicas “excluyentes” de los sectores no considerados ciudadanos: afro e indígenas y mestizos pobres. Hace más de un siglo se realizó el Congreso de Panamá, donde no solo se excluyeron a los indígenas y afro, sino también a Haití. En esta conmemoración e impulso de la utopía de la unidad “Latinoamérica y del Caribe”, faltó una vainita: La Cumbre Social de los pueblos como se venía realizando en cumbres anteriores, para darle calor de pueblo a estas iniciativas y no conformarnos con un conciertico de Calle de 13 y el divismo de Dudamel… faltaron los truenos de Chango… ¡lo dejo para la reflexión!
 
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