1. Los sucesivos y diversos hechos políticos acontecidos en los últimos días en Nicaragua, evidencian el dominio y control de las cúpulas del FSLN y PLC sobre la ya deteriorada institucionalidad que rige al país. 2. De esta crisis y sus consecuencias, también es responsable el Presidente Enrique Bolaños, que por su inoperancia y falta de independencia ante las presiones externas, ha contribuido a la polarización política y a distorsionar la lucha contra la corrupción, en perjuicio de la ansiada gobernabilidad democrática. 3. Los recientes fallos judiciales, son ejemplos fehacientes de la supeditación del Poder Judicial a favor de quienes en la práctica nombran a sus principales autoridades, violentando la proclamada independencia e imparcialidad establecida en la Constitución para administrar justicia. 4. El CENIDH rechaza las pretensiones de la clase política que nuevamente se dispone a reformar la Constitución. El voto popular no transfiere representación ni poder absoluto, por lo que unificar las elecciones y postergar el período de los gobiernos locales, constituye un atentado al régimen constitucional de Nicaragua y a la voluntad soberana de los nicaragüenses expresada en las pasadas elecciones. 5. Independientemente de la tensión institucional, el CENIDH hace un llamado a la comunidad internacional a no suspender la cooperación para con el pueblo nicaragüense, puesto que en estos momentos es cuando más oportuna resulta la solidaridad en el marco de relaciones respetuosas donde no cabe el injerencismo. 6. El gran perdedor de los desmanes de la clase política dominante es el pueblo nicaragüense, ignorado en sus problemas económicos y sociales y cuyas voces no pueden estar silenciadas ni mucho menos sustituidas por peligrosos estados de emergencia que abren las puertas al autoritarismo y a la violación de derechos humanos. Managua, 1 de diciembre del 2003. CENTRO NICARAGÜENSE DE DERECHOS HUMANOS CENIDH