Entrevista a Oscar Chalá

Camino a la autodefinición

21/08/2011
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“Para nosotros, el año de la afrodescendencia tiene que y debe convocar e interpelar absolutamente al conjunto de la sociedad ecuatoriana, porque a propósito de esta proclamación no vamos a ir estableciendo ghettos que nos hagan perder la perspectiva de unos derechos, de unas obligaciones y de algunas oportunidades que tenemos como ciudadanos. El año de la afrodescendencia, así como el plan contra el racismo o esta utopía de sociedad intercultural, no son temas de afroecuatorianos, de indígenas o de montubios solamente, tienen que involucrar al conjunto”. Así habla el antropólogo Oscar Chalá Cruz, militante afroecuatoriano de largo recorrido y actual Gerente del Plan Contra el Racismo impulsado desde el Ministerio Coordinador de Patrimonio, quien sostuvo con ALAI el diálogo que sigue a continuación.
 
- Estamos en el año dedicado por Naciones Unidas a la afrodescendencia. ¿Cómo ha repercutido esta proclama en Ecuador, cuya Constitución habla de un Estado plurinacional e intercultural?
 
En Ecuador planteamos que no es un tema de celebrar un año a propósito de hacer un monumento de la esclavitud. Nosotros decimos que los afrodescendientes somos el resultado de un sistema de esclavización y en tanto eso, la esclavitud no es una cuestión consustancial o natural a los afrodescendientes. Entender ese proceso de traslado masivo y coercitivo de millones de africanos esclavizados es que nos permite dar el contexto del cómo se dan las articulaciones en los distintos países de lo que hoy son las Américas, de la población afrodescendiente, en este caso los afroecuatorianos. En esta perspectiva, la esclavización de millones de africanos sirvió de caldo de cultivo para la “integración” de esta población en condiciones de absoluta desigualdad y exclusión desde la constitución de los Estados nacionales.
 
Nosotros vemos el año internacional de la afrodescendencia como una importante ventana, una oportunidad, para que en cada uno de los países, a través de sus correspondientes gobiernos, se impulse una serie de acciones que van hacia la reparación, la visibilización y la inclusión real a través de políticas públicas focalizadas. En nuestro caso hacia los afroecuatorianos. Esto es, para que en el marco de lo que dice la Constitución de la República, en el marco de lo que señala el Plan Nacional de Desarrollo para el Buen Vivir, en el marco de los objetivos de desarrollo del milenio, en el marco de una política pública que en Ecuador se ejecuta desde el 28 de septiembre de 2009, que es el Plan Plurinacional para Eliminar la Discriminación Racial y la Exclusión Étnica y Cultural, podamos efectivamente abrir esta ventana para que el gobierno, con la participación protagónica de las organizaciones afroecuatorianas, implementemos a cabalidad este plan contra el racismo, para que le dé sostenibilidad. Infelizmente, las cifras oficiales señalan grandes brechas de desigualdad, de inequidad y de exclusión del pueblo afroecuatoriano, y que se expresa en insuficiente acceso a educación, a salud, a empleo digno y bien remunerado, entre otras expresiones de racismo, discriminación y exclusión que caracterizan a la sociedad ecuatoriana.
 
Entonces, dentro del marco de la Constitución, los afroecuatorianos señalamos que no es posible la construcción del Estado plurinacional de derechos y de justicia e intercultural sin que se combatan de manera radical estas grandes brechas que se expresan a nivel socioeconómico, cultural… Mientras haya racismo, mientras el conjunto de la sociedad ecuatoriana siga viviendo de espaldas y con miedos a las diversidades y sus culturas, entonces no va a ser posible la construcción del Estado plurinacional y una sociedad intercultural como proyecto político y proyecto de vida para el buen vivir, lo que para nosotros en la filosofía afrodescendiente sería el Ubuntu: es decir, aquello que tú haces me afecta a mí y lo que me afecta a mi nos afecta a todos.
 
- ¿Está posicionado este tema en el seno del pueblo afroecuatoriano?
 
Infelizmente esa proclama no es suficientemente conocida por el conjunto del pueblo afroecuatoriano. Hay un sector que la conocemos y es en esa medida que estamos buscando un relacionamiento primero para hacer acciones conjuntas, comunes, desde la sociedad afroecuatoriana, y desde la sociedad afroecuatoriana se está impulsando y apoyando una propuesta que viene desde la CODAE (Corporación de Desarrollo AfroEcuatoriano), que viene desde el Ministerio Coordinador del Patrimonio, que coordina el Plan contra el racismo, para que, primero, el gobierno del Ecuador asuma como propia esta declaratoria para los afroecuatorianos. Que haya un compromiso del gobierno y del Estado para con este año.
 
Estamos buscando que haya una declaratoria no solamente de tipo político sino de carácter práctico, a través del cual el gobierno del Ecuador proponga el diseño del decenio del pueblo afroecuatoriano, como gobierno ecuatoriano. Y que eso, a la vez, con otros gobiernos se proponga a nivel internacional el decenio de los afrodescendientes, pero superando las deficiencias registradas respecto a lo que se hizo con los pueblos indígenas. Solamente en esa medida es que tendrá relevancia esta proclama de Naciones Unidas.
 
Lo otro es que nosotros decimos que no tenemos por qué festejar, ni hacer otro tipo de festejo alrededor de eso, en tanto no haya reparaciones para los pueblos afrodescendientes, tomando en consideración que el acto jurídico de la abolición de la esclavitud no significó para nosotros sino el quedarnos con una mano delante y otra mano detrás, desprovistos absolutamente de los medios de producción, en tanto la abolición dijo son “libres”, pero a quienes hicieron las reparaciones, a quienes hicieron las indemnizaciones, fueron a los esclavizadores. Y allí deviene en que a los afrodescendientes, el resto de la población nos exige que seamos organizados, que nos superemos, cuando desde el inicio no tuvimos las herramientas, los medios y las oportunidades en pie de igualdad para estar a la par con el resto de poblaciones diversas. 
 
Es por eso que, atado a la declaratoria del decenio o con recursos para el decenio en el Ecuador para afroecuatorianos, nosotros decimos que se deben implementar de manera sostenida acciones afirmativas: en el empleo, en el acceso a salud y educación, pero también hasta en unas acciones simbólicas, afirmativas, pero efectivas, por ejemplo el establecimiento de cupos –a mi me parece gravísimo que estemos hablando de cupos y no de igualdad de oportunidades- por ejemplo para la carrera diplomática en Cancillería, pues en la historia de ésta es cierto que han existido nombramientos políticos para el servicio exterior, pero no hay afroecuatorianos de carrera; entonces estamos buscando esos “cupos”, como una exigibilidad de cumplimento de derechos.
 
Asimismo, que se establezcan cupos para estudios de postgrado; cupos para estudios de tercer nivel; que se haga la entrega de tierras y territorios ancestrales afroecuatorianos de manera perentoria, porque estamos viviendo, como en el pasado, desplazamientos en territorios propios ancestrales como el caso del norte de Esmeraldas. Y desplazamientos por temas de violencia, por temas de grandes intereses económicos de carácter nacional e internacional, como las mineras, las palmicultoras, las camaroneras, etc. O en instituciones del Estado como FFAA y Policía Nacional, en las cuales es cierto que existe gran número de hombres y mujeres afrodescendientes en la tropa, pero queremos que haya también oficiales. Es un tema de oportunidad y ejercicio de derechos.
 
Los afroecuatorianos somos ecuatorianos como cualquier otro y defendemos, reivindicamos y exigimos el respeto a las diversidades. En sociedades racializadas, en sociedades colonizadas aún, como la ecuatoriana, debemos hacer grandísimos esfuerzos por desechar todas estas prácticas coloniales que persisten y que se expresan a través de las cifras de condiciones de vida, de expresiones económicas, sociales, que se mantienen como brechas en nuestra sociedad diversa.
 
- Decías que es importante que haya un protagonismo de las organizaciones afroecuatorianas. ¿Qué nos puedes señalar respecto a su proceso organizativo?
 
Los afroecuatorianos por auto-identificación, o los negros como nos llaman los otros -con lo que no estamos de acuerdo-, estamos en un proceso de definición y autodeterminación de lo que queremos ser; y queremos que el resto, tanto desde la sociedad civil, como de la sociedad política, nos respeten. Para que nos respeten estamos impulsando el conocimiento de lo que somos y de lo que hemos aportado en el pasado y en el presente. En ese imaginario social ecuatoriano siempre han dicho que, más o menos, nosotros somos un amasijo de personas desarticuladas y desorganizadas. A veces decimos que eso ha sido una ventaja hasta para que no nos agarren como una moda, pues hemos tenido unos procesos autónomos de ir generando conciencia crítica, pensamiento y propuestas. Esas propuestas, desde la sociedad organizada afroecuatoriana sobre todo, han sido de alguna manera congeniadas con propuestas desde la CODAE, por ejemplo, que es la encargada desde la institucionalidad pública para generar y hacer seguimiento de política pública.
 
En esa medida existen problemas, lo reconocemos. Existen debilidades, lo reconocemos. Pero eso es parte del proceso de ir caminando, y en esa perspectiva hay importantes avances sobre todo de procesos organizativos de mujeres afroecuatorianas, hay procesos organizativos desde el sector rural. En la Constitución del '98, para que aparezcan por primera vez los derechos colectivos de nacionalidades y pueblos, entre esos el afroecuatoriano o los negros como nos decían en esa época, se plantearon los derechos colectivos como una propuesta que venía sobre todo del sector rural.
 
En la actual Constitución vigente, no habría sido posible incluir los derechos colectivos y el reconocimiento como pueblos, si no hubiese existido la movilización para presionar a la Asamblea Nacional Constituyente; no habría sido posible que se avance hacia la propuesta de los consejos de la igualdad -nosotros decimos los consejos para la equidad-, sin la participación social del pueblo afroecuatoriano. No sería posible la existencia de este Plan Plurinacional contra el Racismo sin esa participación protagónica de la sociedad civil organizada. Y aquello siempre en el reconocimiento de que el conjunto de la sociedad organizada afroecuatoriana no está enterada de estas propuestas. Estos son procesos de construcción y eso es lo rico, el valor agregado.
 
Para nosotros el proceso constituyente no ha terminado, ahora es lo más duro, cuando por ejemplo tenemos presentado como pueblo, a través de la CODAE, la ley de derechos colectivos del pueblo afroecuatoriano, en donde justamente estamos proponiendo el modelo de gestión para caminar entre los diversos, hacia la construcción de la sociedad plurinacional e intercultural. En esa medida es que estamos trabajando y eso no se hace solos. Hay avances importantes, hay diálogos importantes, hay procesos organizativos importantes, reconociendo la dificultad de esos procesos.
 
No existe la unidad al interior del pueblo afroecuatoriano y ese no es el objeto. Lo rico de la construcción de sociedades plurales es que haya diversidad de pensamiento, de acción y de todo, y dentro de eso ver cuáles son los elementos y las acciones que nos juntan, que nos unen. Vale decir que uno de los efectos no siempre perniciosos de ese proceso de esclavización, fue que desde el inicio procedíamos de distintas naciones y la reconstrucción que hicimos en estas nuevas identidades y culturas, acá en las Américas, fueron unos procesos de dar y tomar, de tamizarlos y de construir identidades propias, la identidad como pueblo. En esa medida estamos trabajando, que no les llame la atención que no haya unidad. No estamos, desde mi punto de vista, buscando la unidad absoluta del pueblo afroecuatoriano, eso no es posible en ningún pueblo, porque eso estaría minando y escondiendo que en el fondo también existen contradicciones y existen otras propuestas que hay que conocerlas, hay que respetarlas, porque así se construyen espacios democráticos.
 
Dentro de los conflictos y complejidades en los que estamos inmersos, es imaginable otro mundo, otra sociedad, un nuevo país; uno donde los pueblos reconozcan el pasado y tengan una visión del futuro, pero vivan plenamente el presente. Un mundo de heterogeneidad múltiple, donde los actores sociales están en activa interacción con su ambiente social y natural y puedan satisfacer sus necesidades simbólicas, creativas y productivas a partir de la recreación de sus conocimientos, en fin, la gran utopía de un mundo justo.
 
Efectivamente, estamos hablando de una utopía, pero de una utopía sensata, posible. Lo absurdo es pensar que podamos disolver nuestras identidades, nuestras raíces, para "llegar a ser" lo otro. Por el momento, estos esfuerzos son muy pequeños, casi siempre aislados, a contracorriente. Son, quizás, minúsculos focos de infección de utopías. Pero la infección podría propagarse, y ¿quién sabe?, terminar matando a la modernidad tecnocrática.
 
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