Lucha estudiantil

Educación para pocos

21/08/2011
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
El modelo económico y social neoliberal chileno es interpelado por el grueso de la sociedad. Mientras el sistema ofrece uno de los mayores índices de crecimiento macroeconómico de la región, la pobreza y la desigualdad aumentan drásticamente.
 
En los últimos meses los estudiantes secundarios y universitarios, apoyados por movimientos sociales y gran parte de la sociedad, lograron imponer en la agenda la discusión sobre lo que en realidad representa el “modelo chileno”.
 
Si bien las marchas y tomas de colegios y universidades por parte del estudiantado comenzó como un reclamo por la educación pública y gratuita, rápidamente viró a un reclamo por un cambio de paradigma para poner fin al actual modelo neoliberal.
 
Pero lo que también produjo un cambio en Chile fue la reacción del presidente Sebastián Piñera ante la movilización estudiantil. Si en un primer momento optó por el desgaste de los estudiantes, luego, y al ver que el efecto desgaste no se producía, se inclinó por una feroz represión y la criminalización de la protesta.
 
Piñera presentó un proyecto que prohíbe taparse el rostro en las manifestaciones, mientras que Rodrigo Hinzpeter, ministro del Interior, lleva adelante un plan para aumentar las penas por desórdenes en la vía pública.
 
Sin embargo, y a pesar de la medida tomada desde la Casa de la Moneda, la lucha de los estudiantes no claudica. Y mucho menos después de las declaraciones del presidente chileno y sus respuestas políticas a los reclamos.
 
Mientras que, por un lado, Piñera intenta llegar a un acuerdo con los estudiantes, por otro presentó dos proyectos de ley al Congreso. Uno de ellos intenta rebajar los intereses que cobran los bancos privados del 5,3 al 4 por ciento; mientras que el otro busca refinanciar los créditos de 110 mil estudiantes morosos.
 
Además, las declaraciones del mandatario no hicieron más que enardecer los ánimos del estudiantado. Piñera, hace unos días, afirmó: “Todos quisiéramos que la educación, la salud y muchas cosas más fueran gratis, pero al fin y al cabo, nada es gratis en esta vida, alguien tiene que pagar”.
 
Por otra parte, Piñera intentó poner a la sociedad, que mayoritariamente apoya el reclamo de los estudiantes, contra ellos, al enfatizar que la gratuidad de la educación sólo es posible a través del aumento de los impuestos.
 
Para los estudiantes la solución está en el aumento de las contribuciones que pagan las mineras o, directamente proceder a renacionalizar el cobre. Muy lejos del pensamiento presidencial que sólo contempla el aumento de impositivo al grueso de la sociedad.
 
Desde el Congreso, tanto el presidente de Senado, Guido Girardi, como el de la Cámara de Diputados, Patricio Melero, pidieron conformar una mesa de diálogo que incluya a todos los actores con el fin de destrabar el conflicto.
 
Mientras que los estudiantes secundarios estudian la posibilidad de participar en la mesa de diálogo, la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) anunció que no participará, debido a que “el Ejecutivo no ha mostrado un respaldo ante las demandas que son más fundamentales de este movimiento”, advirtió Camila Vallejos, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH).
 
El modelo a seguir
 
El “modelo chileno”, tan alabado por la derecha rancia latinoamericana, se basa fundamentalmente en un gran crecimiento macroeconómico, y en uno de los ingresos per cápita más altos de la región, logros sustentados en los 44 mil millones de dólares provenientes de las exportaciones mineras.
 
Sin embargo, como consecuencia de la imposición del modelo neoliberal impulsada por la dictadura de Augusto Pinochet (1983-1990), el 70 por ciento de las minas de cobre quedaron en manos privadas, mayoritariamente extranjeras.
 
Pero la ola privatizadora desembarcó también en la educación. Mientras que antes de la dictadura pinochetista la educación era pública y gratuita, con el desembarco neoliberal de la mano del dictador la educación se convirtió en un gran negocio para el sector privado.
 
Así, el Estado ya no se encarga de subvencionar la educación, sino que se transformó en el aval de aquellos estudiantes -la gran mayoría- que deban acudir a prestamos otorgados por entidades privadas con el fin de pagar sus estudios.
 
Por lo tanto, con la implementación del sistema de becas con aval del Estado, los estudiantes al egresar obtienen un título -aquellos que logran terminar-, y arrastran una deuda promedio de 30 mil dólares; lo que convierte a la educación superior chilena en una de las más caras del mundo.
 
El “modelo chileno” se desploma como un castillo de naipes. Los estudiantes, en forma conjunta con movimientos sociales y trabajadores, están poniendo en jaque al modelo económico y social neoliberal impuesto por Pinochet.
 
Un modelo que se caracteriza por no privilegiar el reparto equitativo de las ganancias, como lo refleja un estudio de la Fundación Sol, encargada de estudiar la situación laboral, que arrojó como dato que el 5 por ciento más rico de la población chilena gana 830 veces más que el 5 por ciento más pobre.
 
Por esta razón, lo que se reclama en las calles de Chile no es solo la gratuidad y la excelencia educativa –aunque si así fuese sería ya mucho-, sino que se piensa ahora en un cambio estructural, en poner fin al modelo neoliberal.
 
Agencia Periodística de América del Sur (APAS)
https://www.alainet.org/es/active/48847
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS