2010, Annus Horribilis

28/12/2010
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« Si nunca pensamos en el futuro, nunca lo tendremos. » J. Galsworthy
 
La historia de las sociedades humanas es una historia compleja, hecha de una mezcla de grandes perversiones y de grandes logros. Por eso, la vida de los países suele verse sacudida por convulsiones que pueden, muchas veces fortalecer el país y otras, provocar su disgregación. La Nación haitiana, creada a partir de una de las mayores perversiones de la historia humana, la “Trata Negrera” y la subsecuente esclavitud del “individuo negroide”, se asentó sin embargo sobre uno de los mayores logros de la historia : el éxito de una revuelta de esclavos que conduce al establecimiento de una Nación Libre y Soberana, Haití. Sin embargo, este país que hizo realidad la gran utopía de “libres e iguales en la fraternidad universal”, se ha convertido actualmente en una de las mayores pesadillas del continente americano y su historia reciente discurre por unas sendas tan enrevesadamente convulsas, que predecir su futuro puede ser harto difícil. A pesar de todo ello, esperamos, con toda la fuerza del optimismo, que este país saldrá fortalecido de esta etapa convulsa que empezó el pasado 12 de enero, con una tragedia que ha sepultado más de 300.000 vidas de forma directa y, de forma indirecta la de un número indeterminado de Haitianos. Ahora, casi un año después, más de 1,5 millones de los afectados por el terremoto del 12 de enero siguen viviendo de forma precaria : sin empleo, sin ningún sostén económico, viviendo en tiendas de campaña o en viviendas sin los servicios adecuados, etc. De hecho, el tiempo que media entre el sismo de enero y este último mes de este “annus horribilis” para Haití, el país ha vivido momentos tan dramáticos que mucha gente ha llegado a pensar seriamente en su ruptura. El terremoto del 12 de enero ha “reventado” los cimientos de la sociedad haitiana, haciendo “inevitable” la permanencia de la Comunidad Internacional en Haití e imprevisible el futuro del país.
 
Varios hechos muestran la precariedad de la que hablábamos e ilustran la gravedad de la situación del país :
 
1- Las inundaciones habidas recientemente por causa de las lluvias han provocado no solo daños en el campo sino también pérdidas de vida humana, demostrando la “fragilidad social y medioambiental” del país. Lo que en Cuba o en la vecina República Dominicana provoca algunos daños, en Haití roza el drama.
 
Además, el drama de las inundaciones en Haití pone al descubierto una serie de puntos débiles en el país :
 
- Inexistencia de unas infraestructuras adecuadas que puedan facilitar la captación y el drenaje de las aguas pluviales.
 
- Serios problemas de retención de agua por la ausencia de cobertura vegetal suficiente en el país. La desertización del suelo haitiano es un hecho grave que la búsqueda agresiva de combustible de leña está agravando aún más.
 
- Viviendas de poca calidad o de estructura ineficiente.
 
- Construcción anárquica y ocupación de zonas frágiles tales como las cuencas de los ríos y las laderas de las montañas, aumentando la fragilidad del territorio y la vulnerabilidad de las poblaciones.
 
2- La epidemia de cólera cuyo inicio se sitúa entorno al 20 de octubre y sobre cuyo origen, las diferentes investigaciones apuntan hacia las tropas de la ONU, ha matado ya a más de 2.000 personas y afectado a más de 100.000, muestra la crudeza de la Debilidad de las infraestructuras del país. La virulencia y agresividad de esta “cepa del cólera” en un marco de “debilidad infraestructural severa” hace temer lo peor. Esta epidemia de cólera, a su vez, muestra otras deficiencias del país :
 
- La gravedad del problema del acceso a recursos hídricos de calidad.
 
- El problema de la generalización del acceso al agua potable.
 
- El problema de la calidad del agua.
 
- La ausencia de planificación en la construcción de las infraestructuras hidrológicas necesarias.
 
- La presión sobre el agua de los ríos cada vez más contaminados por materias fecales y otros residuos (limpieza de vehículos en los ríos por ejemplo o uso de los ríos como vertedero).
 
- El hacinamiento provocado por el sismo del 12 de enero, impide la puesta en marcha de planes sanitarios eficientes.
 
- La falta de recursos económicos.
 
3- Las elecciones del pasado 28 de noviembre, con las “disfunciones” habidas, muestra que la “pobreza tecnológica” es un importante freno a la consolidación de la vida democrática en el país. Muchas de las disfunciones habidas en estas elecciones se pueden achacar a la pobreza tecnológica y al analfabetismo que conduce a :
 
-  Un aumento injustificado en el número de papeletas mal llenadas lo que resta “validez democrática” al proceso electoral.
 
-  El alargamiento del tiempo del escrutinio, lo que facilita la “manipulación” del voto.
 
(Hemos de hacer notar, no por cinismo sino por puro realismo social, que la corrupción (real, percibida, incitada) en Haití no puede desaparecer si no aprendemos a establecer buenas estructuras de control, ético, financiero, fiscal. La corrupción ha de poder ser “sancionada” para que desaparezca. Esto es verdad en Haití pero también en Estados Unidos, en España, en Chile, en Brasil y en Afganistán)
 
La “fragilidad social y medioambiental”, la “debilidad infraestructural severa”, la “pobreza tecnológica” son diferentes aspectos de la “vulnerabilidad crónica” de Haití. Demuestran que este país no puede ni podrá superar sus dificultades si no hay una apuesta seria por parte de la Comunidad Internacional, exenta de paternalismo y con la voluntad de que su presencia en el país tenga una duración limitada en el tiempo (prefijando su duración para ser más explícito). Su finalización debería marcar el despegue definitivo del país hacia la modernidad. Hay que combatir el “asistencialismo” y luchar por una “apuesta seria de la Comunidad Internacional” por Haití, si queremos que dejen de producirse estas situaciones de emergencia que acabaran provocando la indiferencia de la “opinión pública mundial” por Haití.
 
4- La Ayuda Internacional, personalizada en este “Grupo de Países Amigos de Haití” que utiliza las estrategias de cooperación para “instrumentalizar” su “dominio” sobre Haití, está haciendo un daño irreparable a la nación haitiana. La última muestra ha sido la “bochornosa propuesta” del Senado americano pidiendo que se cancelen los “visados” y se “bloqueen” los fondos de los “oficiales haitianos y sus familiares”, si no “se modificaba” los resultados electorales, disfuncionales, manipulados, atípicos. Creo que es el momento de pedir la desaparición del “asistencialismo humillante”, del “paternalismo ultrajante”, de la “conducta arbitraria”, en la gestión de los fondos de la cooperación internacional en Haití y abogar por una verdadera cooperación que tenga en cuenta los intereses reales del país. Hemos de pensar en una cooperación eficaz ya que la cooperación, en su esencia, debería ser definida como este conjunto de acciones, limitadas en el tiempo (predefiniendo la duración) y bien definidas en sus objetivos, que tiende a cambiar la situación económica, social, ambiental, de un país de forma que alcance la plena autonomía de funcionamiento y la satisfacción de sus diferentes poblaciones.
 
Algo falla en Haití. Algo falta en nuestras relaciones con Haití. Algo distinto hay que hacer con Haití. Un país que lleva más de 40 años recibiendo “Ayuda Internacional” no puede estar ahora (ya antes del terremoto) peor que hace 40 años. Hay que pensar que sólo una buena gestión de las interacciones entre los actores de la cooperación con Haití, puede permitir reducir la fragilidad estructural de este país. Haití no puede salir de donde está sin la “Ayuda” de la Comunidad Internacional, pero, su presencia en Haití ha de regirse por otros parámetros, diferentes a los existentes hasta ahora. Los Haitianos, a su vez, hemos de ser también más honestos con nosotros mismos y más valientes en nuestras propuestas para poder encarar el futuro con mayor ilusión.
 
Entre todos, hemos de buscar y encontrar este camino, esta vía de transformación de Haití con las aportaciones de todos. Finaliza el año 2010 dejando a Haití sumido en el caos estructural y desnudo frente a las epidemias. Esperemos no solamente que el 2011 sea para Haití lo que los Haitianos quieran hacer de su país pero, sobretodo, deseamos que nadie se olvide de que Haití necesita que no le olvide el resto del mundo. Queremos incitarles a que le acompañen durante cada uno de los días del 2011 en la construcción de un nuevo futuro. Si nunca pensamos en el futuro de Haití, nunca tendrá la oportunidad de poder construirlo.
 
Haití lo necesita y nosotros necesitamos que Haití deje de ser una preocupación para el mundo.
 
A pesar de todo,
 
¡ Feliz Navidad 2010 !
 
¡ FELIZ AÑO 2011 !
 
Barcelona, 12 de diciembre de 2010  
 
Marc Antoine Archer  es físico
 
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