Perú

El parteaguas del 2011

Javier Diez Canseco

08/11/2010

Opinión

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Las elecciones municipales de Lima Metropolitana giraron alrededor de un parteaguas: corrupción versus decencia. Lo colocó Lourdes Flores frente a Kouri. Se creían dueños de la cancha, “un lío de familia”. El ataque mutuo sacó tanta truculencia a luz que la gente buscó la decencia en otra parte. El azar ayudó: la tacha a Kouri y la milagrosa rendija –ya desaparecida– de Bayly en el monopolio derechista de la TV. Apareció una oportunidad para el cambio, Susana Villarán, y ganó pese a la fragilidad política. El parteaguas dejó a Lourdes en la ribera en que estaba Kouri y a Susana al otro lado. Cuando el PPC, Alan, las derechas y sus medios quisieron cambiar el parteaguas a democracia y progreso versus totalitarismo y regresión, fue tarde.

¿Cuál será el parteaguas del 2011? ¿Decencia vs corrupción? Entonces el fujimorismo, el alanismo y probablemente Castañeda estén a un lado de la ribera. Toledo buscará ponerse al frente, en una ribera en la que estarán –aunque no revueltos– el nacionalismo, las izquierdas, sectores progresistas y liderazgos regionales y de movimientos sociales. Pero si el tema pasa a ser el del crecimiento económico sin progreso para las mayorías ni redistribución del ingreso, es decir, el continuismo neoliberal versus las expectativas de amplias mayorías, capas medias y núcleos empresariales nacionales de un crecimiento con progreso, inclusión, redistribución de la riqueza e impulso y fortalecimiento del mercado interno y del mercado regional sudamericano, el escenario es otro. Toledo pasa a la otra ribera, junto a los que hoy critica.

Varios quieren poner el parche antes de que salga el chupo. Mercedes Aráoz habla de la redistribución como “tarea pendiente” aunque fue ministra de Economía y se le conoce como la doblemente coronada “miss Baguazo” y “miss TLC”. Toledo dice ahora que “maneja la economía con la derecha y redistribuye con la izquierda”, cuando su gobierno hizo poco o nada por enfrentar los privilegios de los mas ricos y redistribuir entre las mayorías.

Es evidente que en la definición de las alianzas políticas de cara a las elecciones del 2011, así como en los temas que coloquen como ejes de su campaña, estarán los factores que definirán el parteaguas y los campos fundamentales entre los que habrán de optar los electores.

Las derechas proneoliberales irán con varios candidatos a primera vuelta, pero todas están sujetas al gran capital extractivista exportador de materias primas, especialmente minero, y a preservar el manejo neoliberal de la economía. Mientras que la esperanza de una amplia y fuerte unidad de las fuerzas del cambio para encarar las elecciones del 2011 encontró aliento en la inesperada victoria municipal de Lima Metropolitana y en los triunfos de izquierdistas, nacionalistas, descentralistas y progresistas en varias regiones importantes del país.

Solo esa unidad puede dar la batalla por colocar como parteaguas la lucha entre continuismo o cambio y, más allá de ganar el gobierno como objetivo máximo, puede consolidar una fuerza política y social comprometida con el cambio que genere un nuevo escenario político nacional. Pero ello requiere visión de gobierno y compromiso de ser poder, lo que algunos pueden perder en la idea de satisfacer apetitos personales o de grupo vía pretextos “ideológicos”, “programáticos”, de “estilos de liderazgo” o por hegemonismos que pretenden imponer a otros una suerte de carta de sujeción y sometimiento que hacen inviable la unidad y reiteran la diáspora.

Hacen mal quienes creen proyectarse por tratar de ganar un espacio en el Estado a costa de girar la centroderecha o quienes piensan que su registro les da un control de admisión a los esfuerzos unitarios, o quienes creen que los liderazgos no se construyen ni son colectivos sino que son “naturales” e individuales. Este es un momento en que la unidad le puede abrir a los sectores que están por el cambio la oportunidad de fijar el parteaguas del 2011. Será su responsabilidad trazar la cancha o regalarla a las derechas.

La República, 08 de noviembre de 2010

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