El gobierno de la UNE y la protesta colectiva: silencios y paradojas
13/10/2010
- Opinión
Camilo Salvadó
Eugenio Incer
Juan Pablo Gómez
Este artículo se enmarca en una reflexión que los autores realizan a partir de la siguiente inquietud: ¿Cómo entender el aparente silencio de los movimientos sociales durante el gobierno de la UNE? Cuando decimos silencio, no nos referimos a la ausencia de protestas y movilizaciones en el período 2008–2010 sino, más bien, aludimos a la paradoja de que mientras el modelo neoliberal avanza en los territorios, las protestas colectivas han resultado poco efectivas, principalmente porque no cambian los escenarios que motivan las movilizaciones.
Llama la atención que, pese a la crisis económica, agroalimentaria y ecológica, el gobierno de la UNE continúa impulsando actividades que vulneran directamente el derecho a la alimentación y otros derechos colectivos. Mientras en las cuencas altas y zonas costeras se afianza la explotación minera y las hidroeléctricas, en las cuencas bajas se expande la producción de combustibles de origen agrícola y la extracción de petróleo.
La intensificación del modelo neoliberal con rostro “socialdemócrata” avanza mediante la criminalización de la protesta por medio de la represión directa (AVANCSO ha documentado cerca de 70 desalojos en los dos primeros años de gobierno, reafirmando en sus lógicas y geografía al del gobierno de la GANA), la suscripción de acuerdos con organizaciones por separado, que luego se incumplen, y aplicando un abanico de programas asistencialistas (fertilizantes, bolsas solidarias, microcréditos, transferencias monetarias condicionadas) con un fuerte contenido de manipulación política, corrupción y centralismo en su ejecución. Se consolida entonces una política de Estado que extrae el valor del trabajo, destruye la naturaleza y los beneficios se quedan en pocas manos (baja tributación, regalías insignificantes y exoneraciones fiscales aberrantes).
La paradoja podría enunciarse como sigue: incluso en un contexto crítico de tres años sucesivos de crisis agroalimentaria (2008, 2009, 2010) la movilización social no ha logrado salirse de las vías demarcadas por los grupos de poder y sus estrategias. ¿Por qué los movimientos sociales inevitablemente enmarcan sus protestas en el esquema movilización/diálogo/negociación?
A pesar de la inconformidad y el espíritu de indignación (AVANCSO ha documentado más de 20 movilizaciones sólo entre enero de 2008 y julio de 2010), la protesta social se ha caracterizado por su fragmentariedad y por reducir sus estrategias de lucha al marco de la movilización y el consecuente diálogo/negociación; procesos que, en la mayoría de los casos han culminado-como afirmaba hace poco un líder campesino de San Marcos-, en que “el de abajo continúa bailando al son que toca el de arriba”. En los casos en que la protesta colectiva sobrepasa este marco, se entra en el ciclo de represión y criminalización.
A pesar de que la coyuntura nos demuestra que el modelo de desarrollo dominante atenta contra múltiples dimensiones de la vida humana, esto no logra convertirse en un asunto crucial que rompa con la lógica sectarista que prevalece en todo el movimiento social. Por el contrario, observamos una tendencia de afianzamiento de la fragmentación y la sectorialidad. En ese sentido, otra paradoja es que pese a la indignación de grandes grupos de la población frente a las diversas manifestaciones de este perverso modelo de desarrollo, ninguna protesta ha logrado convertirse en un eje aglutinador de las luchas colectivas, que permita a las organizaciones pensar y actuar más allá del sectarismo, de la defensa de intereses parciales y del marco delimitado por las estrategias del poder.
Parece evidente que el modelo neoliberal y de posguerra de movilización/diálogo/ negociación está agotado. Además, es indudable que dicho modelo es en gran medida nefasto para las organizaciones, ya que promueve la cooptación y despolitización del liderazgo. Sin embargo, ¿Se cuenta con alianzas, estrategias de organización, toma de decisiones y luchas capaces de enfrentar estas lógicas y amenazas? ¿Se están construyendo nuevas estrategias, fortaleciendo las existentes y recuperando otras más antiguas?
Esta situación recuerda otras palabras expresadas por el mismo líder campesino: “es necesario hacerle ver a la gente que debe de luchar de una forma diferente a la que se ha venido haciendo.” Nos preguntamos: ¿Qué nuevas estrategias de lucha se están pensando para construir una acción política transformadora?
De no hacerse estas preguntas, las organizaciones sociales del país podrían estar condenadas a repetir el mito griego de Sísifo: empujar una y otra vez una enorme piedra cuesta arriba, sólo para encontrarse al final del día con que están en el mismo punto de partida. Queda entonces la tarea de romper la siguiente paradoja: cuanto más luchamos contra el sistema, más crece su poder sobre nosotros, produciendo la fragmentación, el desgarramiento de clase, étnico, género y naturaleza.
Guatemala, 12 de octubre del 2010
Fuente: Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala (AVANCSO)
https://www.alainet.org/es/active/41581
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