Las amenazas a la democracia
03/10/2010
- Opinión
Dos eventos de enorme importancia política han evidenciando las limitaciones que le son impuestas a la democracia por los grupos de poder, en cuanto existe la posibilidad de que los resultados electorales no les favorezcan o no produzcan los resultados que desean.
En el caso de El Salvador, el primero fue la grave manipulación mediática que sufrió el proceso electoral presidencial, en el 2003, dirigido a evitar la derrota de ARENA que en las encuestas se empezó a producir. Cuando se percibió la posibilidad del triunfo del FMLN, la derecha montó una estrategia de miedo, dirigida a crear la sensación de que el triunfo de la izquierda, significaría la deportación masiva de salvadoreños en Estados Unidos.
El resultado fue el triunfo de Antonio Saca en la presidencia, y una ligera ventaja del FMLN en la Asamblea Legislativa. Casi tres años más tarde, el pasado marzo, el triunfo electoral de la candidata de izquierda en la alcaldía de San Salvador, a pesar los enormes esfuerzos de ARENA para evitarlo, parece haber motivado una estrategia de confrontación que podría llevar al caos al vecino país.
En medio de la grave crisis política que sufre la mayoría del pueblo salvadoreño, afectados por el encarecimiento de la canasta básica producto de la dolarización, hoy El Salvador está viviendo una crisis política que todavía es prematuro identificar qué rumbo final tomará, ni siquiera si será posible resolver de forma racional, o sea sin que se pierdan los espacios que la democracia ha ido construyendo y desarrollando, propiciando un juego electoral bastante abierto y equilibrado.
La crisis se ha originado en los lamentables hechos violentos, de confrontación entre manifestantes que originalmente fueron identificados como estudiantes universitarios, con fuerzas de la PNC local. El detonante fue la decisión del Gobierno de eliminar el subsidio al transporte urbano, que mantenía relativamente bajo su costo. Frente al alza decretado por los empresarios, las protestas populares no se hicieron esperar y la respuesta de las autoridades fue bastante fuerte; el clima de confrontación llevó a la violencia, con la que algunos parecen querer sobre ganar.
Los enfrentamientos culminaron con la muerte de dos agentes policíacos y once más que resultaron heridos, en el campus de la Universidad de El Salvador, por disparos realizados con un fusil M 16, por una persona que fue identificada como miembro del FMLN y ex concejal del municipio de Mejicanos, vecino a San Salvador.
Los hechos se produjeron en medio de un importantísimo despliegue de fuerzas policíacas, incluyendo el uso de helicópteros, fuerzas de tierra y francotiradores de la PNC, colocados en varios edificios vecinos a la Universidad; lo que las autoridades universitarias inicialmente identificaron como graves intimidaciones, lo que obligó a evacuar todos los edificios y resguardar a sus ocupantes en un sótano, y a presentar un protesta oficial.
Los disparos fueron realizados con notable precisión y grabados por la televisión y fotógrafos de prensa. El agresor participó abiertamente en la manifestación, con un estuche de guitarra en la mano (en el que supuestamente habría portado el fusil), y que para disparar se limitó a colocarse un pañuelo que le cubría parcialmente la cara, pero no hizo ningún esfuerzo para cambiar su vestimenta, a pesar de la notable y permanente presencia de las cámaras.
Para mayor desconcierto, al realizar los disparos fue apoyado por otro manifestante, que le sostuvo para limitar el retroceso del arma, el que no sólo no se cubrió la cara, sino parecía posar para la multitud fotógrafos presentes; y que se complacía en expresar su macabra alegría cada vez que un policía era abatido. Por supuesto, esta persona fue detenida por la PNC pocas horas después del atentado, y el que realizó los disparos fue identificado inmediatamente por el registro de fotos que periodistas y policías poseían. No fue sino hasta ayer que un juzgado ordenó su captura bajo el cargo de homicidio.
De mucha gente es compartido el criterio que la primera reacción de algunos dirigentes del FMLN no fue la más afortunada, cuando fueron cuestionados por la acción del ex concejal miembro del partido. Es decir no se produjo una clara declaración de condena, ni existió la posición de distanciar al partido de los condenables hechos, los que no parecen responder a ninguna racionalidad política, más que producir la crisis.
Lo que vino después, ha sido un conjunto de declaraciones de las más altas autoridades: el Presidente Saca y el Ministro de Gobernación, Figueroa, que acusaron directa e inmediatamente al FMLN de ser responsables directos y hablaron de solicitar la cancelación de su registro como partido político. El Ministro de Gobernación fue más lejos y se permitió declarar por cancelado el proceso de paz, justificando su declaración, en la supuesta responsabilidad del FMLN al ordenar el atentado.
Por su parte, el FMLN, de manera oficial se deslindó totalmente de los hechos, los condenó y acusó al partido gobernante, ARENA, de haber infiltrado las manifestaciones con personas a las que habría cooptado para realizar los desmanes, creando las condiciones para provocar la inestabilidad, al eliminar el subsidio al transporte público, para provocar el alza del precio del pasaje y las protestas populares.
El FMLN ha acusado a ARENA, de utilizar a un ex militante del FMLN para realizar el atentado, lo que justificaría la emisión de una Ley Antiterrorista que no ha podido aprobar en la Asamblea Legislativa y, de paso, eliminar al partido que le ha disputado claramente el poder, e incluso ya se ha colocado como primera fuerza en la Asamblea.
No hay que ser futurólogo para predecir que proscribir al FMLN y despojarlo de su registro como partido, produciría una gravísima inestabilidad y crearía las condiciones para revertir mucho de lo que se ha avanzado en el juego democrático e, incluso, se abriría la posibilidad de revertir el proceso de paz.
Ante estas tenebrosas posibilidades, el FMLN ha acusado al Presidente Saca y al Ministro Figueroa, de irresponsabilidad, por emitir declaraciones irreflexivas o mal intencionadas, sin elementos de investigación que permitan probar la responsabilidad institucional de FLMLN y por llevar a la situación de grave crisis política que está viviendo El Salvador.
Guatemala, 13 de julio de 2006
Fuente: Boletín Noticias y Análisis de Tendencias Nº 1007 / Incidencia Democrática
http://www.i-dem.org
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