El gorro y el jueguito de domingo
07/07/2003
- Opinión
El "Brasil de la esperanza" es un caso raro y serio. Primero
Lula, el Presidente de la República, recibe con euforia a los
líderes del Movimiento de los Sin Tierra (MST) -hasta parecían
los tiempos de Lula candidato- y después manda a sus ministros
y líderes al Congreso Nacional a dar explicaciones sobre el
hecho de que él (Presidente de la República) se haya puesto en
la cabeza, durante la audiencia, el gorro del MST. ¿Cuál es
la razón para tamaña repercusión? ¿Por qué un gobierno
democrático y popular tiene que justificar, a través de los
medios de comunicación, la realización de la audiencia con los
líderes del mayor movimiento organizado de Brasil? ¿Por qué
Lula y su gobierno necesitan someterse a tamaño apremio?
Existen razones para eso y ellas son de orden político,
económico y de naturaleza obscura, o sea, el gobierno de Lula
es rehén de la Confederación Nacional de Agricultura (CNA), de
los partidos de extrema derecha y del latifundio, por eso la
tropa de choque de Planalto salió a los medios de comunicación
a explicar la audiencia y su folklorización.
Las razones de naturaleza política son bien explícitas, o sea,
la bancada de apoyo a Lula es, en su mayoría, dominada por las
oligarquías regionales que detestan la idea de que se realice
la reforma agraria en Brasil y por tanto, chantajean al
gobierno sometiendo su apoyo o voto, a las llamadas reformas,
en tanto el Presidente de la República diga siempre amén a sus
intereses regionales. Las razones de naturaleza económica son
explicitadas con el alegato de que las tierras son bienes
particulares y productivos, que generan riqueza al país, que
fortalecen las exportaciones y para que todos se convenzan de
eso, la Red Globo de Televisión hace programas especiales
diciendo que la producción agrícola, durante el último año,
alcanzó un record en nuestro país. ¿Para qué hacer reforma
agraria si el latifundio produce excedente, y si Brasil es el
mayor exportador de granos del mundo? Es más, existe la tesis
del derecho de propiedad y que éste puede ser defendido,
incluso con milicias armadas, principalmente contra invasores
del MST que, de acuerdo con los medios de comunicación que
apoyan a Lula, "no quieren tierra y muchos nunca fueron
agricultores, son convocados, por los líderes del Movimiento
en las periferias de las ciudades, con promesas de obtener
tierra y empleo y a cambio deben montar campamentos en los
bordes de los caminos para armar desorden. Por lo tanto, el
objetivo no es la reforma agraria, sino político y de
intereses oscuros". Las razones de la naturaleza obscura
serán develadas cuando el gobierno federal deje de ser sumiso
a los grandes propietarios, cuando revoque la Medida
Provisoria 2183/56 del 24-08-2002, cuando mande arrestar a
hacendados y sus pistoleros que portan ilegalmente armas,
inclusive de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, amenazando
a los trabajadores rurales sin tierra e instigando a la
violencia, y cuando, en un programa de gobierno, ponga en
práctica la idea de la reforma agraria.
Los medios de comunicación y la élite al folklorizar o
enfatizar, de forma impropia, el uso del gorro rojo en el
encuentro del MST con Lula, hizo un mero sofisma, creando una
aparente división entre el gobierno y la élite, cuando en
verdad el acto sirvió para que el MST iniciase un diálogo
tardío sobre la necesidad de que este gobierno implemente una
política de reforma agraria, y de parte del gobierno, para
decir al Movimiento, "yo soy amigo de ustedes, tengan
paciencia! El Brasil no puede ser cambiado de la noche a la
mañana, no podemos hacer fanfarronadas" O sea, el gobierno
quiere el fin de las "invasiones" y el MST no puede
comprometer las relaciones del gobierno de Lula con las
oligarquías. Por su parte, el MST dijo que cree en el
Gobierno, y por lo tanto, éste debe poner en práctica lo que
prometió cuando eran amigos. La élite, solidificada por los
medios de comunicación, quiere que el gobierno continúe
ignorando el tema de la reforma agraria.
Por lo tanto, el gorro rojo es apenas una cortina de humo o
pura jugada de marketing y que por debajo de eso, son
delineadas las negociaciones para las acciones del gobierno en
conjunto con la élite del poder. O sea, el gorro no es el
pueblo dentro del palacio, ni el pueblo siendo gobierno; el
gorro, para Lula, puede hasta ser nostalgia, pero no
referencia ideológica como muchos estiman. Basta seguir las
relaciones establecidas, por este gobierno, en el Congreso
Nacional con los partidos y en la economía, con los banqueros
internacionales y el Fondo Monetario Internacional, FMI.
Pero para relajarse, siempre tiene el fútbol de domingo en la
Granja del Torto. Por lo demás, es ahí que los medios de
comunicación muestran al Presidente de la República
satisfecho, pareciendo pueblo, pareciendo obrero jubilado.
Desgraciadamente, así como "la pelota es víctima en las
peladas" de los ejecutivos de Planalto, el pueblo es victima
de los juegos de poder, con una gran diferencia, éstos
acontecen todos los días.
* Roberto Antonio Liebgott es integrante del Cimi Sul.
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