Crisis ideológica y ruptura
17/08/2010
- Opinión
Las tareas de agitación y propaganda, y su relación con el desarrollo de la teoría revolucionaria
En la doble década ’60-‘70 la combinación de la agitación, con fuerte predicamento en sectores de pequeña burguesía, con el abandono de las tareas de propaganda por parte de los cuadros más combativos del movimiento, obstaculizó el desarrollo del proceso insurreccional de masas. La desproporción entre las tareas de agitación y propaganda, puso en evidencia el déficit de los cuadros revolucionarios en la construcción de la teoría revolucionaria.
Con motivo de cumplirse un nuevo aniversario del Cordobazo (1969-2010) y en homenaje a la directora de CICSO Beba C. Balvé, recientemente fallecida, fuimos invitados[1] como panelistas a la charla “Cordobazo e Intelectuales: un homenaje a Beba Balvé”. Nuestras exposiciones se focalizaron en la consistencia política, intelectual y moral de Beba C. Balvé en relación al proceso de masas, y en tanto autora, junto a equipos de investigadores, de los emblemáticos textos, Lucha de calles. Lucha de Clases.(Elementos para su análisis) Córdoba 1971-1969) y el El ’69. Huelga política de masas. Rosariazo-Cordobazo-Rosariazo, aprehendidos por una importante masa de investigadores más, capas de la intelectualidad y la militancia política argentina desde los años ‘70 a esta parte, en tanto estos hechos, y su concatenación, son un hito en el proceso de construcción de conocimiento en la historia contemporánea de la lucha de clases del proletariado argentino.
Beba Balvé tanto en sus trabajos, como en sus exposiciones políticas y académicas, siempre dejó en claro su pertenencia a la generación del ‘60, sosteniendo que ésta, poco y nada tenía que ver con la del ‘70, no sólo porque entre ambas se había producido un abismo, en términos de la construcción de conocimiento, sino porque la del ‘60 fue una generación de intelectuales que se había animado a realizar una ruptura ideológica, respecto a las formaciones ideológicas dominantes de un amplio espectro político e ideológico de la época.
Hacemos referencia a la crisis ideológica y de ruptura que hacen cuadros del Partido Socialista, los que devienen en Partido Socialista de Vanguardia-de la que Beba Balvé era cuadro de dirección-, por su alineamiento en contra de la Revolución Libertadora, golpe cívico-militar que derroca a Perón en 1955, llevando a que esta fracción socialista, sin ser peronista, establezca una alianza de clase con la clase obrera, mayoritariamente peronista, en su lucha por romper su proscripción política y social, colaborando activamente con la Resistencia Peronista.
La única manera de adquirir conciencia de la situación objetiva es a partir de una ruptura, es decir, de una crisis ideológica que involucra lo afectivo, familiar, psicológico, etc. Es profunda y dolorosa ya que pone en cuestión lo que uno creía que sabía acerca del proceso social en el que está inserto. O se resuelve por la positiva, lo que implica un avance en el conocimiento objetivo que deviene de una disposición subjetiva-puedo y debo- o, se cristaliza y se entra en descomposición. Pero debe distinguirse crisis ideológica de crisis política. (Beba C. Balvé)[2]
La relevancia de esta crisis y ruptura radica en que permite el pasaje de mediar la relación entre el bloque de poder dominante y el consentimiento espontáneo de las masas (consenso), a intelectual orgánico del movimiento de masas, siendo su tarea principal, en el campo de la lucha teórica, fortalecer la lucha de clase del proletariado en la conquista de la hegemonía proletaria.
Ahora bien. A partir de 1955 se abre el período proscriptivo político y social para la clase obrera. Los obreros en la lucha de clases económica y política contra la política de gobierno, libran sus batallas solos. Desde el campo de los intelectuales, la tarea consistía en fortalecer la lucha de clase del proletariado, tomando a su cargo las tareas de propaganda que le permitan a la clase obrera postularse como clase dirigente, dentro de la alianza que le da albergue, el peronismo, y en la sociedad. Eso por un lado. Por otro, aproximando a otras fracciones y clases sociales a la clase obrera.
En Argentina, la clase obrera es la única clase consistente con su condición y situación, para tomar en sus manos las luchas democráticas, habida cuenta que han demostrado ser los únicos capaces de llevar la democracia hasta sus últimas consecuencias, basta para ello recordar la insurrección llevada a cabo por los obreros el 17 de octubre de 1945, en defensa de las tres banderas que dieron origen al peronismo: soberanía política, independencia económica y justicia social. En este sentido, la clase obrera y los combates que libra bajo el programa de Liberación Nacional y Social, acaudillando al movimiento de masas en 1969, es la que crea las condiciones para tomar en sus manos las luchas democráticas, mediante la formación de una alianza eficiente con otras fracciones de clase, en función de democratizar la fuerza material del estado.
La situación era compleja, habida cuenta que había irrumpido en la escena un poderoso movimiento espontáneo de masas, bajo la conducción de la estrategia proletaria del movimiento obrero organizado sindicalmente, basado en la lucha económica y lucha política contra gobierno (agitación) y este, contrastaba con la débil influencia que ejercían los cuadros y direcciones políticas del incipiente campo revolucionario, en las tareas de propaganda, en medio de una lucha teórica (lucha por la conducción de las masas y por las masas con y sin partido), en función de fortalecer las tareas de la lucha de clase del proletariado.
A partir de 1969, la necesidad de producción de cuadros políticos que requería el período que se iniciaba, tanto desde el punto de vista del método como de la construcción de la teoría revolucionaria más, las urgencias teórico-prácticas eran muchas. No alcanzaba con el instrumental conceptual con el que se contaba. En ese contexto, CICSO era el que reunía las mejores condiciones para contribuir con su arsenal teórico metodológico, en las tareas del movimiento.
Lo que muchos intelectuales y cuadros políticos del campo del pueblo no advirtieron es que, 1969 con sus tres hechos, es un punto de inflexión en el pasaje de lucha obrera a lucha de masas en la lucha de clase del proletariado, con todas sus implicancias desde la perspectiva de la teoría y la práctica, señalando el inicio del proceso de la crisis del reformismo y su pasaje a la emergencia de una crisis revolucionaria para todas las clases sociales, en términos de las formaciones ideológicas y la lucha teórica.
Ahora bien. ¿Cuál es el hecho que obstaculizó la comprensión de ese momento y proceso de pasaje?
Desde nuestra perspectiva, el Vivorazo (Córdoba 1971) que hace de torsión entre el momento del ascenso de masas, con los combates de 1969, y la recuperación de la hegemonía burguesa,(1973) en el sentido que el movimiento obrero cordobés, como movimiento local transitaba por una crisis ideológica resultado de su divorcio con la programática planteada por el movimiento de masas conducido por el movimiento obrero de carácter nacional: la CGT lanza el programa Hacia el Cambio de Estructura.[3] Por otro lado, arrastra al movimiento a la lucha obrera en el momento en que ya había tomado forma una fuerza de masas (1969 y sus tres combates), con lo cual no sólo que no llegaba a resolver su propia crisis ideológica sino que, de la perspectiva de la estrategia proletaria, reforzaba la táctica del reformismo burgués en detrimento del reformismo obrero.
La Córdoba de “la lucha de calles y luchas de clases” (1971-1969) retrotrae al movimiento al momento de la agitación obrera, retroalimentando el economismo, como formación ideológica y su divorcio con el movimiento de masas y los combates sociales a escala nacional de 1969. Vale recordar que es la época donde masas de jóvenes universitarios, secundarios, investigadores, intelectuales, militantes de partidos de orientación marxista y/o socialista, fracciones de burguesía y pequeña burguesía, despiertan de golpe a la lucha política y bajo el influjo del auge espontáneo de masas , se enrolan en el movimiento popular liderado por el peronismo, en sus variantes más radicalizadas; Juventud Peronista, Tendencia Revolucionaria, Juventud Universitaria Peronista, Juventud Trabajadores Peronistas, Montoneros, FAR, etc.
Y aquí vale una digresión. Con la restauración democrática de 1983 y por lo menos durante la década del ‘80, en Congresos, Jornadas Académicas, etc., llevadas a cabo en las Universidades Nacionales y/o Provinciales en relación a las luchas del período anterior si bien, se convocaba al análisis del Cordobazo (1969) en realidad, las reseñas se centraban en el Vivorazo (Córdoba 1971) y el papel de los sindicatos de empresas SITRAC-SITRAM y donde,la organización y sus dirigentes eran presentados como los paradigmas de la lucha obrera, con su programa ideológico de raíz basista, clasista, democratista, autonomista, etc. A su vez, al Cordobazo se lo interpretaba bajo el prisma del Vivorazo, con lo cual se lo escindía de su articulación con la lucha de clases del proletariado;los hechos de masas de 1969;la huelga nacional y el programa de la CGT., Resultado de esta metamorfosis, el Cordobazo de ser un hecho de masas de carácter orgánico de la lucha de clase del proletariado nacional, quedaba reducido y desvirtuado como un hecho de carácter coyuntural, retroalimentando de esta forma el economismo, en tanto concepción ideológica en un momento en que el reformismo, en sus distintas modalidades que incluye al economismo, entró en crisis.[4]
¿Qué fue lo que no se percibió? Distinguir cuáles eran las tareas sociales necesarias al momento por el que transitaba la conquista de la democracia de masas, precondición al socialismo de obreros ya que, la lucha de masas subsumía a la lucha obrera, requiriendo de la lucha teórica para profundizar la contradicción reformismo-revolución.
El no percibir las tareas sociales del momento, en tanto la necesidad de desarrollar la teoría revolucionaria, derivó en un desfasaje entre, el exceso de agitación y la débil tarea de propaganda y sus consecuencias, habida cuenta que los partidos del campo del pueblo y sus intelectuales no realizaron crisis ideológica y ruptura de relaciones sociales.
¿ Cuál fue el impedimento, a partir de 1969, para realizar su crisis ideológica y ruptura que hubiera hecho posible encontrar el equilibrio en la relación entre las tareas de agitación y propaganda?. Desde nuestra perspectiva, el profundo desprecio por el movimiento obrero organizado sindicalmente, actuó como obstáculo para realizar la crisis, en el que quedaron involucrados vastos sectores de los cuadros políticos, capas de la intelectualidad, sectores de investigadores, la militancia política y la pequeña burguesía radicalizada, del cual tampoco se hicieron cargo los partidos marxistas o no marxistas de la época, con lo cual ésta es la demostración que el partido per sé en sentido estricto no es prueba de ningún triunfo, pero tampoco de ninguna derrota, salvo que asuma su tarea que es trabajar en la construcción de la teoría revolucionaria, o si se quiere, en la teoría de la transformación radical, de raíz.
Finalmente se deben distinguir dos estrategias, la estrategia proletaria y la estrategia revolucionaria[5] que por momentos se juntan, por momentos se separan o, una subordina a la otra.
La cristalización en términos ideológicos de los sectores mencionados, en relación al antiperonismo y en oposición al movimiento obrero organizado sindicalmente de filiación peronista (olvidando que primero son obreros y después peronistas), es la base sobre la que se asienta el divorcio entre la estrategia proletaria de la clase obrera y, una embrionaria estrategia revolucionaria que brota de las luchas de la doble década 60-70, sin olvidar que en las jornadas de junio-julio de 1975 ambas estrategias, sin conexión alguna, golpean contra el mismo objetivo-el gobierno- .
La reacción, tomando nota de la dirección que tomaba la crisis revolucionaria, combinada con una profunda crisis política, producto de la lucha por la hegemonía entre fracciones de la burguesía, procede a dar el golpe de estado y golpe de mano de 1976.
Quedó pendiente, en las actuales condiciones, desarrollar las tareas que permitan en el futuro lograr la confluencia de las dos estrategias, por medio del programa cuya meta es la liberación nacional y social.
Buenos Aires, julio de 2010
Articulo elaborado por Beatriz S.Balvé, Matías Feito, Claudia Guerrero, Esteban Pilili y
Héctor Santilla del CICSO. Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales.
[1] Beatriz S. Balvé y Matias Feito. En. Cátedra Historia Argentina III. Profesor Eduardo Sartelli. Facultad de Filosofía y Letras-UBA- Buenos Aires, 29 de mayo de 2010.
[2] “Esta crisis ideológica se manifiesta, por una parte, en el hecho de que la situación de la sociedad burguesa, sumamente precaria objetivamente, sigue reflejándose en la cabeza de los proletarios como si tuviera su vieja solidez y en el hecho de que el proletariado sigue intensamente preso en las formas intelectuales y emocionales del capitalismo (…) Estas organizaciones tienden conscientemente a mantener la mera espontaneidad de los movimientos del proletariado ( su dependencia respecto a la ocasión inmediata, su fragmentación en oficios, país,(…) y a impedir su mutación en sentido de la orientación al todo”(…) pag. 323. En: Historia y Consciencia de clase. George Lukács. Editorial Grijalbo, S.A. México. D.F. 1969.
[3] En las conclusiones del Programa (1965) sostiene “que el país se encuentra en el umbral de una nueva etapa de su proceso histórico. Una estructura social, política y económica toca a su fin(...) Para la Central Obrera ha finalizado la etapa de los cambios en el sistema. De ahora en adelante se ocupará fundamentalmente de las políticas que se orienten al cambio del sistema” En: Acerca de la distinción entre los movimientos de carácter orgánico y los fenómenos de coyuntura. El movimietno obreo organizado sindicalmente.Argentina 1955-1976. Beatriz S. Balvé. Cuadernos de CICSO, Serie Estudio Nº72, Buenos Aires, 1994.
[4] Crisis del reformismo como formación ideológica. La función y posición de los intelectuales. Beba C. Balvé y Beatriz S.Balvé. Cuadernos de CICSO. Serie Análisis/Teoría Nº 15. Buenos Aires, julio 2003.
[5] El contenido de la “estrategia proletaria” durante el período (30 años) es fundamentalmente democrático en el sentido burgués (ciudadanización y legitimación de los intereses corporativos de la clase) de la dominación. Fueron y son los únicos consecuentemente democráticos, a lo largo de todo el período; y para el logro de esta estrategia se aliaron con diferentes fracciones de la burguesía argentina.(...) La estrategia revolucionaria (...) en el país, cuyo punto de partida es por supuesto muy anterior al 1945(...) es tremendamente discontinua por diferentes razones, entre las cuales hay dos fundamentales.a) La capacidad represiva del régimen y b) La inconsecuencia, la debilidad y la traición de las corrientes oportunistas, aventureras, reformistas, etc. etc. (la debilidad ideológica, el no desarrollo de la lucha teórica, etc.) Cfr. Los hechos armados. Un ejercicio posible. Juan C.Marín, CICSO,Bs.As. 1984.
https://www.alainet.org/es/active/40203
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